Cien años de perdón
off Versatil, octubre de 2013
¿Hasta dónde es capaz de llegar el ser humano por dinero?, se nos pregunta, en letras mayúsculas, en la contraportada de esta novela, la cuarta del yeclano Claudio Cerdán, nacido en 1981 y que, hace un par de años, sentados frente a un par de cervezas, me manifestaba estar contento con el ritmo que llevaba su carrera literaria.
Después de aquello el ritmo ha devenido en vertiginoso, casi como su novela actual, que se ha anticipado a la decisión del gobierno en permitir correr a 130 kilómetros por hora. Claudio Cerdán nos lleva, como os digo, a velocidad de vértigo, en una novela desgarradora, irreverente, y cuya estructura me parece un enorme acierto, pues casi te hace difícil -por no decir imposible- abandonar la lectura entre tramo horario y tramo horario de diez días locos en la vida del inspector Antonio Ramos y de su compañero Marcos Fons, cansados de "ver fiambres con las retinas carcomidas por las lientres" (pág 19).
Alicante es, nuevamente, la ciudad elegida por Cerdán para situar la acción de su novela. Una ciudad que nos demuestra conocer al dedillo y que, como en su anterior thriller, El país de los ciegos, comienza a convertirse, en la memoria de sus lectores, en algo diferente a como nos la describen las guías turísticas: "eligió como destino Alicante, una ciudad que esperaba tranquila y soleada pero que encontró artificial y corrupta" (pág. 24).
Contada en primera persona por el inspector Ramos, un policía que es capaz de gritar que "necesitamos un culpable y por mis cojones que si no lo encuentro me lo invento" (pág. 32), la acción, como apuntaba más arriba, se desarrolla entre las 6:49 horas del lunes 20 de octubre a las 17:32 del jueves 30 de octubre. Comienza con una paliza a un soplón de la policía, termina con lo que se nos vislumbra como un asesinato... y, en medio, 350 páginas de locura, con "palabras como balazos y los sentimientos rasgan el papel como un sarpullido", nos avisa Vicente Garrido, director de la colección thriller de la Editorial Versatil, para evitar que imprudentes se adentren por sus páginas, pues "Cien años de perdón nos impacta como un puñetazo en el estómago".
No soy un experto en novela denominada thriller -ojala los editores utilizasen más términos en español, o en catalán si quieren, o en vasco, o en gallego, y menos en inglés- pero sé cuando estoy ante una buena narrativa, y en esta novela la hay, aunque nos duela cada página.
Farlopero López, Nelson Chávez, Luz/Genaro, el Tuerto, incluso las esporádicas apariciones de un famoso actor español que ha triunfado en USA, apodado el Zorro, forman una fauna entre la que Claudio se mueve muy a gusto. Pero va a ser entre la caza mayor, representada por Igor e Iván Organov, Chernogovsky y Sukol donde el yeclano demuestra que su pluma es la más rápida de los bajos fondos alicantinos.
¿El hilo conductor? Como leéis no he querido desvelarlo, pero tiene que ver con: el refrán Quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón; con un anciano con el Síndrome de Diógenes, con una clínica abortista y con el hastío que empaña el alma.
¿Quieres emociones fuertes? Entra.
Francisco Javier Illán Vivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario