Adicción.
Dejo
muerte, destrucción y lágrimas,
sucesos
aleatorios flotan en el mar del desencanto.
Voces,
la calle grita y yo callo.
Reviento
sus vidas, perdidas por la decepción.
Droga,
placebo de un ocio vacío,
Jeringuilla
en boca, quemo mis venas,
destruyo
mi cuerpo, como destruí mi casa.
Llora:
madre, hermana, hija.
Muerte
es mi vida, mi vida es tu muerte.
Versos perdidos.
Tengo
mi boca seca, ahogada en palabras ya muertas,
perdidas en el instante de su creación,
surgen,
emergen y mueren.
Han
sido fruto de un instante en mi memoria,
se hicieron poema, verso o prosa,
pensamientos inertes en el fruto de mi
creación.
Versos
perfectos, rimas impensables,
quedaron
paralizadas en un rincón de la memoria.
Inútil búsqueda, fueron ambrosia en ese instante,
pero hiel en el presente.
Así
es la vida,
instantes
de placer, deseos de vivir perdidos,
no vividos pero recreados mentalmente.
Ilusos navegantes, marionetas de pensamientos,
que no serán realidad.
Pero
nos queda la poesía, la prosa y las palabras perdidas,
que
nos llevarán allí, dónde nuestra imaginación nos guie.