Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

miércoles, 30 de octubre de 2013

A las 4 en punto

Finalmente está todo listo. Hora de preparar la mesa.

Mis tazas Fanaloza Penco están puestas y el pastel recién horneado. Ya pronto serán las 4… ¡Sí! Ya pronto serán las cuatro.

¡Manuel! ¡mmm! ¿Estás preparado ya? En breve serán las cuatro.

Manuel nunca deja de fumar. Sé que algún día, no muy lejano, extraerán sus pulmones y serán motivo de análisis… probablemente por ese aspecto marchito que presentan. Aun no comprendo cómo las personas descubriendo lo pernicioso que es algo para nosotros... lo continuamos haciendo o lo seguimos dejando dominar… nos. Bueno, realmente eso poco importa, es el momento de disponer la mesa. Todo detalle debe ser meticulosamente afinado. Ya el té está listo. Son las cuatro. Empezarán a venir mis amigos…

¡Tic-Tac! ¡Tic-Tac! ¡Pero vaya! ¡Las 4:05!... Impuntualidad ¡me carcome! Detesto la gente que llega tarde, odio la gente que llega tarde, la aborrezco, es de muy mala educación. Y el té se enfría… Son indecentes, inconscientes además. ¿No comprenden? ¡Cuando se les invita a las 4 es a las cuatro! La hora del té no puede ser demorada.

El pastel pierde el fino gusto de recién horneado. ¡Qué terrible! ¿Me veré en el penoso caso de calentar el pastel, de ir a calentar el té? ¡Qué vergüenza con mis invitados! Se hace cada vez más tarde… Son.las.4.y.20.

¡Sí, los sigo esperando! ¡¿Y qué?! ¡Bah! Conténtate con tus cigarrillos que yo por mi parte seguiré esperando. ¡Es la hora del té! ¿Te dice algo?

Me parece una gran falta de respeto que no estén aquí. Pero igual continuaré esperando porque yo sí soy educada y cortés a diferencia de ellos. Son unos maleducados. Y como todo cortés debo esperar.

¡Sí! ¡Vendrán! ¡Yo sé que vendrán!… ¡Déjame en paz! y quédate en silencio si no quieres… que rompa esta estúpida tetera en tu cabeza... ¡Cállate! No deben saber que mis tazas y Fanaloza no tienen relación. ¡Nadie te ha preguntado! li.ligeramente al.go más baratas, pero símiles a fin de cuentas. ¡No te entrometas!, y termínate tu cigarro que ese humo me provoca vomitar…

Manuel, ¿no lo notas extraño? 32 años esperando ¿Tú te has preguntado por qué mis amigos nunca vienen a la hora del té?

¿Sí? ¡Qué chistoso! Ya sé, ya sé que estamos en Managua y no en Londres ni en el Fuji, que aquí no se acostumbra a tomar el té… no se acostumbra la hora del té. ¡Ya sé! ¡Muchas gracias por el dato!...

Pero a fin de cuentas, en verdad, ¿tú sabes por qué mis amigos no me complacen, por qué no vienen a tomar té conmigo?

¿Tú lo sabes?

¡¿Manuel?!

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¡Manuel responde!...

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¡MANUEL!... ¡iih! ¡Ya se te volvió a caer la cabeza!...

¡ENSUCIASTE!









Managua, Nicaragua, septiembre de 1987. Licenciado en Economía. Ganador del 1er lugar en cuentos del V Encuentro Nacional de Jóvenes Creativos por el Arte (Managua, 2004). En 2010 “En pena” y “Hoguera” quedan en la Lista de Ganadores del VII Concurso Anual de Cuento breve y Poesía de la Librería Mediática (Venezuela). Ha publicado en diversas revistas.


martes, 29 de octubre de 2013

Maneras de vivir y maneras de morir

Las intenciones no bastan.
Y los buenos deseos tampoco.
Empieza por ser sincero,
sincero como sólo pueden serlo
los hombres heridos de muerte,
los hombres reventados por la metralla
que llaman a su madre en mitad de las trincheras.
Si el obús cayera ahora
Qué querrías dejar, por qué querrías ser recordado.
Empieza por ser sincero.
Y después hablaremos…

Hablaremos de los trabajos que dejaste.
Hablaremos de las mujeres a las que no quisiste amar.
Y de las mujeres que despreciaste
porque te ofrecían algo más limpio y peligroso que el amor:
su cuerpo, su cuerpo como un mapa vacío
que tú podrías llenar a tu antojo,
su cuerpo arrebatado al mar,
que tú tendrías que devolver al mar algún día.
Esa era tu misión y renegaste de ella.
¿Por qué? ¿Por piedad? ¿Por orgullo?
Explícamelo. Y, lo más importante, explícatelo a ti.
Respóndete de una vez por todas…
¿Acaso no es el destino de todos llegar al mar?
¿Entonces, qué te detuvo?
Mejor pronto y de golpe”, decías, pero eran palabras negras,
palabras para el fuego, heno y estiércol de la poesía.

Así que… empieza por reconocer la verdad,
y entonces hablaremos.
Hablaremos de los amigos que perdiste.
Hablaremos de los libros que no quisiste leer.
(Y de los que leíste, pero como quien se pone guantes
para dar la mano, temiendo que sus palabras vivas
pudieran arrancarte de tu sueño.)

Hablaremos del tiempo que malgastaste y del dolor
que quisiste acomodar en tu cuerpo
como se acomoda un huésped de lujo
en un hotel barato.
(Y cuando luego se fue sin pagar, como un fugitivo,
tú aún saliste en su defensa,
y lamentaste no haber podido despedirle
como se merecía…)
¿Qué tenía, dime, qué tenía el dolor que no tenía
el placer? ¿Por qué te era
tan querido?, ¿por qué siempre estabas dispuesto
a dejarte llevar de su mano, aunque esa mano te condujera siempre
a una ciénaga de rencor y dudas?
Un rencor dulce”, pensabas, dulce como el beso del verdugo.
Pero te equivocabas.
Y lo que es peor: lo sabías.

Así que empieza ya. Empieza a soltarlo todo.
Sé sincero como sólo saben serlo los hombres
que oyen silbar la bala y no intentan esconderse,
que mueren gritando el nombre de la madre,
y ya no temen ni al ridículo ni al error.
Sé sincero. La guerra ha empezado ya.
El cañón se acerca.

Alfonso Vila

Acantilados de papel nº 2 supera los 3.000 lectores en red

Hay imágenes que valen más que 3.000 palabras. Y, para los incrédulos, más aún.

Muchas gracias a todos nuestros colaboradores, lectores y quienes han compartido el presente número de Acantilados de papel.

Deberíamos añadir las revistas que han ido adjuntas a los correos electrónicos, pero de la repercusión de esas, no tenemos control. No podemos saber cuántas veces se han compartido.

Gracias nuevamente.

SUSPENDIDO Los martes de Luna Llena, con Mariángeles Ibernón Valero y Loli Pérez de la Hoyica

Regresan Los Martes de Luna Llena, el espacio literario-musical organizado por Acantilados de papel, vegamediapress.com y Guanábana Jam.

En esta ocasión dos autoras compartirán su poesía y sus vivencias con los asistentes.

Presentan Francisco Javier Illán Vivas e Irelfaustina Bermejo.

La parte musical correrá a cargo de Pretoriano Ramos Serón.

Toda la información del evento, AQUÍ.

lunes, 28 de octubre de 2013

Reportaje fotográfico de la presentación de La isla y otros relatos en la Facultad de Letras, Universidad de Murcia










El pasado viernes, 25 de octubre, en el Aula Jorge Guillén de la Facultad de Letras, de la Universidad de Murcia, Campus de La Merced.

Isabelle G. Molina hizo de maestra de ceremonias y dio paso al director de Acantilados de papel en la presentación de su obra más reciente, La isla y otros relatos, Ediciones Irreverentes, Madrid, 2013.

Reportaje fotográfico de Toñy Riquelme, Francisco Martínez Gómez y Federico San Nicolás.

domingo, 27 de octubre de 2013

Constructos y constricciones, de Luis Miguel Rubio Domingo (Reseña nº 567)

Luis Miguel Rubio Domingo
Constructos y constricciones
Ediciones Cardeñoso, septiembre de 2013

Los habituales lectores de estos no tan abruptos Acantilados de papel conocen a Luis Miguel Rubio Domingo, colaborador de nuestro sitio y de nuestra revista digital. Y conocen su empeño en hacernos normal la lectura de sextinas, que según nos cuenta en el presente libro, dejaron de escribirse en España en el siglo XVII.

Doce sextinas contiene Constructos y constricciones, pero para los desconocedores de las reglas de esta composición poética serán muy interesantes e ilustrativas las once primera páginas, donde el miembro del Liceo Poético de Benidorm nos descubre, en un estudio preliminar, esa composición de "seis estrofas o estancias de seis versos cada una y una estrofa final, llamada remate o contera, de tres versos".

Ilustrativos también son los esquemas y tablas que acompañan al artículo, que nos falicitará después entrar en las doce sextinas de este librito publicado por Ediciones Cardeñoso, por haber sido, Luis Miguel Rubio, finalista del V Certamen de poesía Poeta Juan Calderón Matador, este mismo año de 2013.

El poeta nacido en 1961 en Valencia, autor de más de un centenar de sextinas, algunas de ellas ya las habéis leído en nuestro sitio, nos ofrece doce de ellas que, seguro, tras el estudio preliminar, hacen más fácil y amena su lectura.

Francisco Javier Illán Vivas


Julio sigue muerto a pesar de tus pupilas, de Marian Raméntol Serratosa (Reseña nº 566)

Marian Raméntol Serratosa
Julio sigue muerto a poesar de tus pupilas
La Náusea Ediciones, mayo de 2012

Once páginas para conocer los múltiples rostros de un mes, julio, que Marian Raméntol lo ve como un mes "naúfrago sin posibilidad de supervivencia en ninguno de sus azules", y hay mucho mar y muchos azules en estos doce poemas de Julio sigue muerto a pesar de tus pupilas, editado por La Náusea Ediciones, una edición para coleccionistas, y que tengo el honor de ser uno de los veinte elegidos por la autora para leer, aquí, su poesía.

Luna de julio, mar prisionero, arterias marinas, mareas corpóreas en el horizonte... sí, hay mucho mar y mucho azul en sus páginas, en sus versos, que versan sobre el mar, ese mar que insulta a la poeta cuando él se desnuda y, posiblemente, lo haga con su sonrisa hueca que ella nos descubre.

Pero es julio el protagonista, al menos en el título, un nuevo julio cada vez que avanzará hacia el próximo silencio, asaltando a la poeta, pues este particular mes ha empapado su nombre... el que nunca descubriremos, en ninguno de sus carismas, en ninguna de sus facetas.

Mucho mar, y mucho julio, y en estas páginas, escuchas su eco. Ella, la poeta, nos presenta "páginas mediterráneas/ donde la vida decidió abortarme, bajo el eco/ de la espuma".

¿Seguirá julio muerto al final de la lectura? Si morir no es llegar/ es haber llegado... julio y su mar se abren infinitos. 

Francisco Javier Illán Vivas

sábado, 26 de octubre de 2013

Divisa de Anatolio, de José Rivero Vivas (Reseña 565)

José Rivero Vivas
Divisa de Anatolio
Ediciones de Baile del Sol, 2008

Estoy aprendiendo a estar muerto, así nos recibe Anatolio, quien nos desvela que no tiene ningún proyecto por delante, no abriga perspectiva con sentido alguno, sino que pasa el tiempo echado en la cama y quiere que escuchemos su monólogo, roto alguna que otra vez con sus conversaciones con Wenceslao -las menos- y con Aquilino, las más.

Y no teniendo perspectiva lógica alguna su decisión, nos mantendrá atendos a sus monólogos durante 362 páginas, pues no conoceremos hasta el final el trágico acontecimiento que le llevó a esa decisión de aprender a estar muerto... o ese aprendizaje fue el motivo de la tragedia. Será el lector quien sentencie.

Podemos leer en la contraportada que esta es la historia de un hombre cualquiera (Anatolio), en una ciudad cualquiera de cualquier país. Pero las pistas que nos da el autor van acercando cada vez más el personaje a geografías conocidas: "se le dio sepultura al cadáver, pero sin introducirlo en la fosa, siguiendo la costumbre ancestral. Creo que por eso me impresionó tanto el entierro de Wenceslado..." (pág 9).

Anatolio, como hemos apuntado, nos irá contando sus recuerdos alrededor de sus dos amigos ya citados, de Adelaida su ex pareja y de otros personajes secundarios en la decisión de quien confiesa que estar encerrado no es mero capricho de una mente ida, sino es una actividad que necesita realizar para hallar el fin de su existencia, "que no es otro que acabarla de una vez" (pág. 19).

Es el trágico fin de Aquilino lo que convierte a Anatolio en lo que ahora es, tan diferente -según él mismo- al hombre que era, reconociendo que las cosas "ocurren sin que uno sea capaz de dar una explicación a cuenta" (pág. 34).

Anatolio convierte a Gumersinda, la viuda de Aquilino, en el ogro que le culpa de la muerte de su marido. Por eso se esconde, por "miedo a ese ogro que se nos echa encima..."

¿Es por ello que Anatolio se encierra en una diminuta habitación -parecida a un nicho-, para realizar una serie de ejercicios que le capacitarán para vivir sin necesidad de alimento? Confía nuestro personaje que ello le salvará de la obligación de ir al excusado... busca alcanzar el "estado supino perfecto".

En esos días, durante esos ejercicios, enlaza realidad, sueño, fantasía, recuerdos, presente, pasado, casi futuro, de tal forma que al lector se le plantea la duda de qué está ocurriendo en ese momento, qué ocurrió o qué ocurrirá, debiendo permanecer atento a las tretas de nuestro personaje, hasta alcanzar el momento supremo donde descubriremos qué ocurrió aquel día que devino en mortal tragedia.

Y queriendo olvidar, sin embargo, Anatolio huye "del frío del olvido", necesita recordar, necesita sufrir, necesida recorrer toda la eternidad, recorrer "las ciudades del mundo buscando" los nombres de Wenceslao y de Aquilino.

Y tú, lector, decides si le acompañas o no en esta búsqueda.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 25 de octubre de 2013

El horror según Lovecraft, de VV.AA. (Reseña nº 564)

VV.AA.
El horror según Lovecraft
SIRUELA, 2013


Imagine el lector que H.P. Lovecraft, el gran escritor americano de terror cósmico que falleció en 1937, se levantase de su húmeda tumba una noche lluviosa de invierno para seleccionar sus lecturas favoritas más terroríficas, organizar un volumen con estos cuentos de horror que tanto le impresionaron en vida y así editar una antología. Exactamente eso es lo que ha hecho Siruela, ponerse en la piel del grandísimo narrador de terror de Providence para, seleccionando cuentos que le gustaron y añadiendo uno suyo propio, El testimonio de Radolph Carter, lanzar esta antología en la que podemos desgustar a Ambrose Bierce, Lord Dunsay, Machen, M.R. James, Le Fanu o Maupassant, entre otros. Algunos como su amado Poe, Shelley o Hoffmann prestan su ausencia. No obstante, una recopilación total que incluya todos los autores lovecraftianos es una tarea demasiado vasta para un solo volumen, y en compensación otros autores menos conocidos podrán ser descubiertos. Hallará aquí el ávido lector impagables joyas literarias que por sí solas ya merecen un lugar en la historia de la literatura de terror. En orden cronológico primero leeremos ¿Qué fue eso? de Fitz-James O`Brien, un antecedente de Maupassant, en el que una presencia invisible pero tangible aterrorizará al narrador. Un cuento sigue del conocido genio irlandés Sheridan Le Fanu titulado El pacto de sir Dominick, aderezado con las acostumbradas atmósferas desasosegantes del autor y mimbres fáusticos. Un escritor poco conocido en los circuitos ‘terroliterarios’ es Francis Marion Crawford de cuya historia La litera de arriba Lovecraft afirmó haber recibido ‘un tremendo y auténtico mazazo’ al leerla. De Maupassant se incluye uno de los relatos más representativos de su producción fantástica, ¿Quién sabe?, que incide en la locura y las obsesiones a través de una trama envolvente y muy sugestiva. Le sigue todo un clásico, El papel amarillo de Charlotte Perkins Gilman, pieza que encaja una ácida crítica a la sumisión de la mujer, alucinaciones y locura demencial y un retrato psicológico de acertada y dolorosa agudeza. De Ambrose Bierce, un escritor que no es estrictamente de género pero sí que pergeñó algunas historias de fantasmas y terrores, podemos leer La muerte de Halpin Frayser, una variación moderna y libre del tema edípico. Arthur Machen, célebre autor de obras cargadas de misticismo y presencias sobrenaturales, firma El gran dios Pan una pieza extensa, casi una nouvelle, en la que se desatan unas poderosas fuerzas extrañas a través de un experimento. Otros escritores consagrados completan la nómina lovecraftiana de este volumen: M.R. James, Walter de la Mare o Hanns Heinz Ewers. Otros menos conocidos, como son los casos de M.P. Shield o Clark Ashton Smith, nos deleitará con extraordinarias historias del género de terror y misterio. El primero de estos ignotos cuentistas nos acerca a una estética muy en la línea de Poe con el relato La mansión de los ruidos. De Ashton Smith sólo resta decir que fue uno de los más alabados y queridos escritores de Lovecraft. Como colofón de esta terrorífica y fantástica antología de cuentos macabros se incorpora El testimonio de Randolph Carter, obra paradigmática, de connotaciones góticas y cósmicas, basada en un sueño que tuvo el propio Lovecraft.

Sería interesante, para acompañar estas lecturas, tener cerca el ensayo El horror en la literatura, en el que el escritor de Providence analiza los pormenores del género y comenta sus libros y autores favoritos, en un estudio histórico pero muy personal, que es ya, junto a este volumen que comentamos, todo un clásico. 
 
Pedro Pujante

jueves, 24 de octubre de 2013

Presentación de La isla y otros relatos, de Francisco Javier Illán Vivas, en Murcia

Aula Jorge Guillén, Facultad de Letras, Campus de la Merced, Universidad de Murcia. Viernes 25 de octubre de 2013, a partir de las 19,30 horas.

Sinopsis
La isla es una brillante recopilación de relatos en los que el terror y la fantasía son los ingredientes principales, con claras influencias de Lovecraft, Howard y Poe. Encontramos paisajes brumosos, construcciones de civilizaciones ya perdidas y halladas tras desaparecer en el mar, personajes que parten de nuestras vida cotidiana para encontrarse con mundos cercanos que parecen imposibles, el terror que nace de los actos diarios, vidas que toman un giro repentino para romper la monotonía diaria y encontrarnos de frente con aquello que más terror nos puede producir. Illán Vivas explora la categoría de lo irracional, la muerte como algo deseable aparece en este libro y la locura; la locura que nos permite comprender que lo cotidiano no es nada, sólo una ficción, y que la realidad es otra, muy distinta, tanto que ni podemos figurarnos qué terrores nos ocultan las tranquilas paredes de nuestras casas.
Al acabar la lectura de este libro convenimos con Tomas Tyron que el mundo no es sino un Bedlam en el que los que están más locos encierran a los que lo están menos.



Francisco Javier Illán Vivas
(Molina de Segura, 1958). Escritor y crítico literario. Ha publicado las novelas La maldición y El Rey de las Esfinges, de la serie La cólera de Nébulos y los poemarios Con paso lento, Dulce amargor, Crepusculario, Témporas y A mi manera. Su poesía ha sido traducida al árabe. Aparece en antologías como París y Los mejores terrores en relatos, de M.A.R. Editor, en 2099, de Ediciones Irreverentes y en II Jornadas de poesía en el Segura, Tertuliemos I, Doce escritores desde La Rioja, Los Martes de Luna Llena, República poética y Arde en tus manos. Sus textos han sido publicados en España, México, EEUU, Argentina y Perú.



Más información y descarga de algunas páginas del libro: AQUÍ.
Reseñas y comentarios de la obra: AQUÍ.



Toda la información al día: AQUÍ.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Alenarte revista nº 98 ya en red















Podéis acceder a ella pinchando AQUÍ.

El aprendriz de poeta

Disculpen, quisiera hacer un poema
y me falta el argumento
para definir el tema.
No es leve el atrevimiento,
pues no domino la letra
ni adquirí el conocimiento
de escribir una cuarteta
o componer un quinteto,
ni tengo ¿qué más quisiera?
Nociones sobre un evento
que requiere su destreza
para conjugar el verbo,
y declamar la belleza
en el espacio de un verso
adecuando la cadencia
y el ritmo en su justo término.

Es verdad, lo digo en serio,
yo no tengo todo eso.
Ni lírica, ni misterio,
ni se acomodar los tiempos.

Pero aprendí de pequeño
la sinfonía del viento,
la utopía de los sueños,
el cántico del jilguero,
la grandeza de los buenos,
las penurias del obrero,
la angustia del que está enfermo,
la corrupción del dinero,
la altanería del necio,
el amor y el sentimiento.
De los cobardes, el miedo
y de la valentía, el precio.

También sé de la violencia
que engendra el reparto artero.
De continuo las carencias
originan llanto y celos
y se desatan tormentas
que tiñen de oscuro el cielo
porque hay muchas diferencias
en un mundo tan estrecho.
En el valle y en la sierra,
se lamenta el universo,
rumores de muerte alertan
por barrancas y senderos,
no dan sombra las moreras
ni frutos los limoneros
y no se trilla en las eras
trigo, cebada o centeno
La madre naturaleza.
nos manda un aviso serio
y nos emplaza severa
a que reconsideremos,
puesto que de mil maneras
la estamos siempre agrediendo
talando todas sus selvas
y cargándonos el medio,
que, o este local se adecenta
y limpiamos el trastero
o nos borra del planeta
en menos que ladra un perro.

Por lo que se dice arriba
y aunque a menudo lo intento,
ando un poco a la deriva
y a poeta nunca llego.

Pedro Ortuño Ibáñez

lunes, 21 de octubre de 2013

Presentación del XIV Anuario de la revista literaria Baquiana, en Miami




Conferencia de Santiago Montobbio en Amics de la UNESCO, Barcelona

Nuestro amigo Santiago Montobbio nos invita a su conferencia:

Con mucho gusto os comento que daré una conferencia en Amics de la UNESCO de Barcelona el 24 de octubre a las 19.15 horas. Será en su sede, que está en la calle Mallorca, 207, principal (entre Enrique Granados y Aribau).

Daré la conferencia dentro del ciclo Altaveu de les cultures/Altavoz de las culturas, en que participé ya el año pasado. Al anunciarla en “El poema es todo” se han publicado unas líneas de presentación de la misma y que explicitan su contenido, que os transcribo y podéis ver también allí:

Poesía de amor y muerte: Los soles por las noches esparcidos

En esta conferencia y a través de un particular recorrido y lectura de los poemas de su último libro, Los soles por las noches esparcidos, publicado en la colección El Bardo, Santiago Montobbio referirá cómo aparecen en ellos algunos aspectos afirmativos –como el amor o la infancia o el carácter santo del arte-, pero también cómo están presentes y se entrelazan como constantes el final, el tiempo, la espera, la nada y muy especialmente la muerte. Esta conferencia será un modo de constatar y acercarnos a la presencia y maneras en que puede aparecer la muerte en la poesía. Terminará con una referencia y una reflexión sobre Salvador Espriu, quien afirmaba que su poesía era una meditación obsesiva sobre la muerte, con motivo del año de su centenario.


Podéis ver también el anuncio de esta conferencia en la Agenda de actividades de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña y en la web de Amics de la UNESCO de Barcelona:



Espero que esta conferencia sea de vuestro interés. Me alegraría que pudierais asistir.

Conferencia de Manuel Roberto Leonis en Orihuela

Manuel Roberto Leonis nos informa de que su conferencia sobre la etopeya de MH, la nº 9, en el Auditorio de la Lonja-miércoles 23 de Octubre Orihuela(20h.)


POESÍA Y HUMANIDAD DEL POETA UNIVERSAL, apoyado por 2 rapsodas compañeras del Foro Social-Orihuela, macerada con especias interesantes y emocionantes.

Evento que es parte de la III EDICIÓN DEL OCTUBRE HERNANDIANO 2013.

En la fotografía de archivo, Leonís (Izda), junto a nuestro director, en Cieza.

domingo, 20 de octubre de 2013

A mi manera, de Francisco Javier Illán Vivas (Reseña 443 bis)

Francisco Javier Illán Vivas
A mi manera
Ediciones Vitruvio, 2012


Su último poema alumbra y da título a la nueva entrega poética de Francisco Javier Illán. A mi manera, constituye un balance desde la madurez de lo que ha sido toda una vida. El poeta se confiesa, y esta confesión toma forma de fado: Ahora que cae el tiempo/ Otoño al que miro en los espejos del recuerdo/ te narraré sin titubeos mi vivencia... Francisco Javier (para quien lo conoce, un hombre venido de un pasado remoto, quizá de Hiperbórea, donde el valor y el honor se daban la mano) afirma su hombría: Hice lo que tenía que hacer, No me tragué las palabras, pero también reconoce que quiso abarcar más de lo que pudo, por lo que admite, en definitiva, que como todo hombre es polvo, y, como todo hombre, quizá desperdició el amor en el breve roce: Ya ves, he amado, he reído, he llorado/ me tocó ganar, también perder. Aun así, no rechaza su vida, hizo lo que hizo a su manera. Hemos de entender, por tanto, que actuó de forma honesta, con valentía, sin ambages o pactos con la mentira, y, por supuesto, sin rehuir el compromiso. La intencionalidad que infirió a sus acciones fue la correcta; estas se podrán haber torcido debido a factores externos, a esas circunstancias no del todo previsibles que a veces las dan al traste, pero aquellas intenciones que las animaron, aun tamizadas de subjetividad y de la ignorancia añadida, en la confesión del poeta, fueron sin doblez o hipocresía.

Sin embargo, afirmada esta ortopraxis, al fin y al cabo, ¿qué? Un toque personal de actuación ante la vida, en sí mismo, no resuelve nada, por lo que se disparan las preguntas que buscan sentido:



¿Qué es un hombre sino el tiempo que ha vivido?

¿Qué tiene si no a sí mismo?

Y, si no es así,

nada tiene.



 Con estas preguntas, y la respuesta implícita que les confiere, se declara el poeta y muestra la estructura de su carácter, el eje desde el cual comprender su subjetividad, a la par que su visión del mundo y de la vida. Ya lo sabemos, pero ahora se nos ofrece de forma nítida: estamos ante un hombre de acción, ante un guerrero llegado de otro tiempo que lucha en un nuevo tiempo anacrónico, no el suyo, y se siente, quizá, extraño o perdido, y aun así se afirma en esa lucha y la toma como paradigma de su estar en el mundo. Sé que nada se acaba hasta que se acaba, terminará diciéndonos; sí, la muerte será también a su manera

Esta visión existencialista, radicalmente sometida a la temporalidad, no prescribe en la pasión inútil sartriana; más bien remonta como una petición hacia las alturas para no dejar sin respuesta el problema de la trascendencia. Creo en Él. Aparece entre las dos medias lunas que abren y cierran un paréntesis: Creo en Él. Los que tenemos los ojos cansados de lectura, sabemos de la importancia de los paréntesis; no es un azar el que cierra una frase tal vez caída como al vuelo, sino la importancia con que se subraya una idea. Se conforma el hombre en el tiempo según la medida de su propia actuación, pero el tiempo, el mismo tiempo que lo conforma según ha sido su actuar, también lo conduce a la disolución; así es si sopesamos tan solo una horizontalidad en la que Saturno esgrime su guadaña. Tras la lectura de A mi manera, no se infiere esa conclusión; por el contrario, hay una apuesta por la verticalización del tiempo y la esperanza, por lo eterno, eso ignoto y radicalmente otro en que desemboca la temporalidad y donde se encuentra Él cuando ya no hay más tiempo, subrayada aun de manera tímida:



Y cuando vuelva

(Creo en Él),

quisiera recordar su rostro,

el rostro de todas ellas…



Vengamos ahora a una hipótesis: Supongamos por un momento que muere el padre del poeta. Ocurre de repente, y en un geriátrico. El poeta, tras el luctuoso hecho, comienza a generar sentimientos de amor y culpa; un sueño le visita: una escalera que baja, por la cual desciende. El sueño se repite, una vez y otra: el poeta siempre baja a un fondo de oscuridad, a sótanos tenebrosos de una casa insospechada. Agazapados en las tinieblas, le acometen los monstruos; son monstruos de soledad y angustia que terminan, en definitiva, por desencadenar mecanismos no controlados. En su vida de vigilia el poeta se hunde; ideas cargadas de una insana emoción vienen a poblar los días de luz cada vez más escasa, así como las tinieblas pueblan la noche. Piensa en la muerte, se destruyen los colores del día, cesa su relación directa con las personas y las cosas y se descoyunta el débil hilo que todavía lo ata a la cordura… En ese estado de crecida postración estará durante dos años, y el retorno será difícil.

Toñy, la mujer del poeta, intenta animarlo. La pareja decide, luego de sopesar su conveniencia, realizar un viaje a Galicia; de Galicia, se desplazan a Portugal, ese país hermano de sol y brumas donde los poetas sienten, intensa, la saudade. Contempla el poeta los verdes paisajes del largo balcón al Atlántico —esa mar siempre de fondo—; como compañeros de viaje lleva a sus líricos —Ferreira Gullar, Fernando Pessoa—; su sensibilidad espoleada, percibe cómo le penetra por los poros, a grandes tragos, la melancolía del fado, tan dulce cuando golpea, grande su hondura cuando se enraíza y permanece. Durante este viaje surgirán los poemas que componen A mi manera, porque no hay ficción en lo que acabo de contar. En una conversación privada con Francisco Javier Illán, este me lo confirma: Todo tiene su origen en un viaje desde Galicia a Lisboa, en un momento un poco triste para mí, tras la muerte de mi padre. Tuvo como final una sesión de fado en Lisboa. Por eso tal vez los poemas lo recuerden. Además, tres de esos poemas han sido cantados y grabados, en música de fado.

No es de extrañar, por lo dicho, que antes de llegar a su conclusión, el poemario nos haya propuesto un recorrido en el que se entremezcla la música de raíces populares con la música culta. Las diferentes secciones del libro introducen de esta manera un contenido que quizá haya que mecerlo previamente con una escucha atenta de la pieza que le da título, o, a la par de ella, adentrarse en su lectura, para saborear debidamente lo que el autor nos quiere transmitir; de esta forma cada sección nos prepara para esa confesión final y la introduce desde una determinada perspectiva según el ánimo al que nos induce la música. 

 A mi manera comienza con un oficio de difuntos, con un tintiliábulo minimalista, Canto en memoria de Benjamin Britten de Arvo Pärt. Una vaga melodía se repite insistente con fondo de violines y fuerte toque de la tristeza: Mi huidiza vida rechaza mi vida/ como la carretera separa los mundos que une… Estos primeros poemas son breves, como el baldón que anuncian los toques de campanas, en ellos, a su vez, se intercalan textos de los poetas lusos para acunar debidamente la sensación de la soledad y son generalmente asintáxicos, porque la asintáxis expresa el mismo desquiciamiento perverso en que se halla sumido el poeta. Ensimismado, este se confiesa: Levantarte cada mañana/ hastiado de soledad... 

Los poemas se engrosan en la segunda sección del poemario, Comarca lúgubre, comarca brumosa (Adagio de Sueño de invierno de Tchaikovsky). Se ensanchan los ojos cerrados para percibir los campos baldíos, casi con lluvia o nieve, donde la tristeza avanza con pasos lentos y la melancolía, dulce y sensible, invade el alma: Soy un campo de polvo/ que se funde en su baldío,/ ardo en la sed de la tierra/ de nadie. Pulsan los violines y mecen un lamento continuo antes de que el oboe levante los ateridos pájaros del invierno; entonces el poeta siente que el tiempo gotea lágrimas frías y palpa la soledad, tal y como lo expresa en el inquietante poema que lleva por título Venas:



Alcanzada le edad de la penumbra

cuando los ojos se te inundan de humo

          y todo se hace extraño,

cuando llega el dolor

          como una galería de recuerdos

                                                           colgados



La preferencia de Francisco Javier por la música boreal, tan chocante a nuestras latitudes de sol y espumas, es curiosa. Parece que con ello nos quisiera decir, consciente o inconscientemente, que él, no solo está en otro mundo, sino que, de alguna manera, también pertenece a ese otro mundo. Así nos llega la tercera sección del libro introducida con el precioso poema sinfónico Las ninfas del mar de Sibelius. El dolor atenazado se contrasta con la mar, amplia, y con la belleza de sus ondinas que cabalgan sobre las espumas de las olas; risueñas juegan, retozan, coquetean e incitan al poeta, y este se asombra de que haya vida y luz allende las tinieblas que lo sumen: esto sólo ocurre junto al mar/ donde la luz de la vida es más poderosa/ que el silencio. Retazos de esperanza se elevarán a partir de unos ágiles toques de flautas (ese mar que viene/ ese mar que va/ trae nostalgias de mi primavera.); se granan los poemas, adquieren densidad nueva, viveza; las trompas se superponen a las violas y violines, el vibrar de las cuerdas del arpa señorea sobre la mar que se agita. Mas si arrecia la tormenta, tras esta, se llegará a la calma.

Frente al recurrente sueño de la escalera que desciende a sótanos sin luz, el poeta opondrá su insistencia en la esperanza, tal y como refleja Una y otra vez, un poema especialmente idóneo para ser cantado: Llama una y otra vez/ a una puerta que no se abre,/ polvo cabalgando en el aire… Con la reflexión sobre el propio dolor —tabla a la que asirse—, se emprende así el camino de vuelta hacia la luz, esto es, el camino de vuelta hacia la pacificación. Este acontecimiento último se refleja en el momento en que el poeta contempla, al igual que Nuñez de Balboa tras un tenebroso periplo, las aguas mansas del Pacífico (anhelo perderme/ en el Pacífico,/ sobre sus olas o bajo ellas); la visión del Atlántico la ha convertido en contemplación del océano Pacífico. Pero antes de que eso suceda ha hecho suya, junto a la meditación que concita, la pregunta que el animal más bello del mundo por teléfono le dedicó desde Italia a Frank Sinatra: ¿Dónde ha ido a parar el tiempo?, o cantado con Shakira: …y que se muera hoy/ hasta el último poeta

Para ir acabando con estas breves notas sobre A mi manera, señalaré dos particularidades. Una remite al detonante de su escritura; otra al amor. Es curioso que en el poemario no se aluda explícitamente al padre muerto. Es como si el hueco que dejara su muerte fuera demasiado inmenso como para nombrarlo; a la fisicidad de la muerte se le añade la del arquetipo. Cesa el padre, y, consiguientemente, cesa la fuerza del arquetipo; se abre entonces el hueco, el inmenso vacío en la psique del poeta, el cual opta por ensimismarse y perderse en sí mismo. La única referencia al padre y al tremendo acontecimiento de su muerte es velada; aun así, casi tocando a su fin, en la obra surgirá una pregunta desgarradora a modo de grito catártico, expresión del profundo desconsuelo del poeta, a la par que de su soledad y desvalimiento: ¿Dónde estás cuando más te necesito? ¿A quién llama el poeta, al padre o a una forma idealizada de amor que, por idealizada, es imposible? Preguntado al respecto, Francisco Javier me responde: En todo ser humano hay un amor imposible, yo lo tengo, yo lo conocí, mi padre también, mi madre… aunque ese mismo amor idealizado sea el que tienes a tu lado todos los días, y quieres mantener el sueño de que jamás decaerá. Fueron muchas, pero solo hay una.  

 Un niño se ha perdido en los vastos desiertos, sean estos los de una ciudad sin nombre o los de las gentes anónimas; el caso es que no hay cielo protector, ni mano que tienda una mano. Existió el amor, sí; pero este se tambalea y extingue cuando la depresión extiende el manto de su negrura. No estamos ante un poemario de amor, sino ante un poemario de recuento y reencuentro, de soledad y superación; no habrá en él celebración de la vida, canto de plenitud, carnalidad o espiritualización del amor, aunque sí un viaje a los fondos de la memoria y de la psique: descenso, desconcierto, emoción perturbada, y, finalmente, reconciliación del poeta consigo mismo. 
A mi manera (My way), la conocida canción de Paul Anka popularizada por La Voz, versionada magníficamente por Elvis Presley, Julio Iglesias, Plácido Domingo, Pavarotti y tantos y tantos otros, encuentra con Francisco Javier Illán un modo muy personalizado de expresión. 

Jesús Cánovas Martínez