Santiago Montobbio
Hasta el final camina el canto
El Bardo, febrero 2015
Los poemas y los días, podría ser una definición breve de este poemario. Y el propio autor, en el prólogo, escribe sobre ello: para que exista diario, la única condición es que se trate de una escritura fechada. En el presente libro los poemas van fechados, desde el 31 de julio al 17 de agosto de 2009. Del número 439 al 696.
Ya os he hablado de los anteriores dos volúmenes de Santiago Montobbio, quien regresó un tormentoso 2009 (entiéndase por tormenta creativa) a escribir poesía, sin posibilidad de descanso, como un volcán, -también os lo definí así- y escribió 942 poemas, encontrándose muchos de ellos en los libros La poesía es un fondo de agua marina y Los soles por las noches esparcidos, y ahora, con la publicación de esta serie, nos anuncia que, probablemente, en el próximo, se incluyan los que faltan hasta alcanzar los 942 de tan brillante cosecha poética".
Poemas y días, días de poesía, poesía profecía (recomiendo leer el prólogo escrito por el propio autor, que nos situará en el lugar que este libro ocupa en su obra y en la particular cosecha del año 2009).
Supongo que yo fui uno de los lectores donde germinó la semilla que con el primer volumen, aquel La poesía es un fondo de agua marina, se sembró en los ojos y en el alma de quienes lo leímos, y hemos tenido la suerte de continuar leyendo y ya vislumbramos el final.
Cuando llegue, será el momento de releer los tres primeros para continuar con el que se nos anuncia, y adentrarnos, definitivamente, en lo que aconteció en 2009 en la mente -y en el alma- de Santiago Montobbio.
Me quedo con dos momentos de este libro que, para mi sorpresa, cuando he repasado las notas que tomaba mientras leía los poemas, son parte del primero y del último del libro:
"...ni nunca quise hacer
vida literaria, prefigurándola, aun antes
de probarla, como esclavitud y como espanto,
ritual absurdo de sobervia, navajazos,
burlas, desprecios, falsedades y heridas
sin sentido. ..."
Cuando leí ese fragmento estuve a punto de llamar al autor y decirle, como se lo habrán ya manifestado otros, no te has equivocado en absoluto, tal vez, te has quedado corto.
Y termino, pues el contenido de este poema me es muy grato en este momento de mi vida, cuando ayer, 26 de junio, participé en una fiesta de despedida literaria, con el que cierra el libro:
No vuelven las sombras. Con los días y los poemas
se van, y vienen otras. Son también sombras,
pero otras. La música de las palabras
las retrata, y se suceden como un río
cuya agua es una soledad en la que canta.
Nosotros, Santiago, aguardamos el libro que cerrará un ciclo y que, seguro, ya ha abierto muchas puertas, muchas ventanas, por donde circula tu poesía.
Francisco Javier Illán Vivas