Francisco Javier Illán Vivas
Versos envenenados
M.A.R. Editor, 2018
Que el género policíaco está en auge no es
ninguna novedad. Lo que sí es novedoso es el esfuerzo que están realizando
muchos escritores por dotar de rasgos nuevos a dicho género.
En este sentido, no dejan de sorprender
libros como el que hoy recomendamos que dan una nueva vuelta de tuerca a ese
<más difícil todavía> que supone salir al mercado literario a aportar
algo nuevo.
Mucho sospechamos que la clave diferenciadora
definitiva para que la novela que hoy presentamos quedara finalista de VII
Premio Wilkie Collins de Novela Negra fuera la erudición.
Es decir, que leyendo estos versos
envenenados estamos leyendo a los principales poetas de Murcia, estamos leyendo
a Luis Alberto de Cuenca, estamos leyendo a Rubén Darío, a José Zorrilla;
estamos escuchando boleros o Rock; estamos viendo y leyendo Conan el bárbaro…
Hay un esfuerzo en poner una banda sonora y
hasta imagen, a una historia que, ya sea con la música, con el cine o con otros
libros, nos hace mucho más familiar el universo de Isco Vivas. Sin duda,
trasunto del propio autor, aunque –como él mismo reconoce- tenga rasgos de
otros familiares muy queridos, en este caso, su abuelo.
Por supuesto, estamos leyendo una novela con
entidad y personalidad propias que nos acerca a otras obras. Y ahí, encontramos
un trío en el que hay dos serpientes venenosas y una ofrenda propiciatoria. En
realidad, varias víctimas propiciatorias pero dos o tres, especialmente
relevantes.
Así, Marta y Carmen pueden ser dos amigas
inseparables o dos rivales que luchan a muerte –muerte literal, en este caso-
por esos hombres de usar y tirar.
Auténticos esclavos que se rinden a la
belleza y juventud de las dos amigas. Ni siquiera el más trabajador e
independiente es capaz de resistirse a la visión de un seno que le va a costar
la vida. Parece que se diera una imagen del varón demasiado vulnerable pero,
nos guste o no, somos así de vulnerables. Si no todos, casi todos. Yo el
primero.
Por lo tanto, Francisco Javier Illán Vivas,
si se ha captado bien el mensaje, reconoce -al igual que quien esto escribe-
que la inteligencia femenina y las armas de mujer son mucho más poderosas que
las masculinas. Que en esa disputa feminista que se ha recrudecido con gritos
de guerra que todos conocemos, los varones tenemos la batalla perdida desde el
minuto cero.
Todo lo escrito nos pone ante una novela de
rabiosa actualidad. Una novela que también tiene datos históricos que nos trasladan
al escenario del 11M y a la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero, saltos
que también nos pueden llevar al fin-de-siglo que viviera en su día Rubén Darío
o a una biblioteca que sirve de punto de encuentro para algo más que la
Literatura.
Así lo ha querido el autor, su voluntad
expresa es la de que muchos lectores reconozcan a personajes con nombre y
apellidos, lugares que existen en los que nos atenderán los propios personajes
de la novela. Es decir, una nueva ruta del Quijote que en este caso nos lleva a
Murcia. Y aquí creo que sí encontramos algo muy propio del género. Esos
santuarios visitables por los lectores que crean una complicidad exquisita
entre el autor, el lector y el escenario. Algo que, dada la idoneidad del lugar
para veranear, podría crear la curiosidad por visitar y disfrutar de lo que
hemos bautizado como Universo Vivas.
En definitiva, una Literatura muy ágil,
ligera en sus trepidantes 185 páginas, con una intriga que se mantiene hasta
los últimos compases en la que ya se sacia esa sed de quedarse con ganas de
más. De alguna manera parece leerse entre líneas un <Continuará> que
tranquiliza la curiosidad de ese final abierto y magistral. En la cubierta, dos
sierpes que quedan enlazadas en un infinito del mal, un ocho tumbado que tiene
fondo negro y el naranja de los condenados a muerte. Que la disfruten.
Adolfo Caparrós