Claudia Souza
Versos de invierno y veredas nocturnas
Editorial ADIH, noviembre de 2013
La palabra que aún no ha nacido y ya viene toda plena de amor, esa fue la impresión que tuve al leer el manuscrito de Versos de invierno y veredas nocturnas que Claudia Souza tuvo la gentileza de hacerme llegar.
Pero, además, la contundencia de la palabra, la presecia permanente en todo el poemario, que se acrecenta conforme avanza en su lectura y concluía con unos poemas donde ella, la palabra, era mucho más que incisos en la inspiración.
Nos encontramos también breves atisbos de sentimientos, pues la poeta quiere mostrarse como es, como ha sido, manteniendo parte de su intimidad alejada de la mirada del lector, en esos momentos, sus versos son como esa breve luz que dejan los agujeros de la persiana.
Casi al comenzar a caminar por sus nocturnas veredas nos dirá que nada ya la sorprende y nos da paso a un escape con equipaje ligero, engañoso, sí, no es cierto que no se supo más de ella, al contrario, la poeta nos recuerda que no debemos olvidar que estaba viva antes de que apareciésemos, palabras dirigidas a él, a ella, a un hombre, a un hijo, pero también a su primer poemario, este que tenemos entre las manos, y a nosotros, lectores, figuras y fugas de una cotidianeidad donde ella nos da para que le demos, hagamos, leamos, en ella.
Versos de invierno y veredas nocturas, el poemario, el poema de la página 49, es toda una declaración de principios de Claudia Souza, una tarjeta de presentación de quien confiesa que practica el terrorismo íntimo, que no se perdona una... y el lector, este lector, se ha quedado con la palabra, sabiendo que los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos a la ligera.
Claudia Souza avanza desde aquel a este estadio... tú, desconocido lector, tienes la última palabra.
Francisco Javier Illán Vivas
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