Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

sábado, 7 de diciembre de 2013

El sonambulista, de José Miguel Urbano Andrés (Reseña nº 583)


 
José Miguel Urbano Andrés
El sonambulista
Celesta.

«El sonambulista» supone el primer poemario de José Miguel Urbano Andrés (Madrid, 1974) pero no su primera publicación, puesto que parte de su obra ya había sido incluida en las dos entregas de la antología Manos a la obra y Libertad tras las rejas; además de la plaquette «Presagios» y la revista DePaso. De la mano de editorial Celesta nos encontramos ahora con este libro, de título tan evocador como certero en relación al contenido, que supone un salto cualitativo para su autor.

Vamos a descubrir una poética de la imagen, primordialmente expresionista, profunda y figurativa, donde el lenguaje va suponer un elemento de ruptura con la realidad y el referente explícito para comprender la existencia, pero también el vehículo de  un lirismo profundo que navega relacionándose con un entorno repleto de referencias culturales personales y contemporáneas que transitan desde las citas eruditas, la literatura, el cine, la música de jazz y, sobre todo, el viaje.

Precisamente el autor, viajero incansable, nos invita a un periplo por el alma (la suya, y con ella, un reflejo de todas) porque cualquier peregrinación a tierra extraña también supone un examen de interior. Retorna el caminante transformado, distinto y nunca el mismo, ya que implica y refleja la metáfora definitiva de la vida y la epistemología de  la misma.

En «El sonambulista» oscilaremos por un tránsito onírico que parte de la reflexión incómoda, de un momento en el que «cansado de acumular afectos cobardes en el bisturí», el poeta se irá probando en su lírica e incluso contra ella, demostrando capacidad técnica, soltura y autoexigencia humilde en composiciones como un centón, ese poema cuyos versos están formados por otros versos de poetas ajenos, que el autor reordena y recompone con un espíritu propio. Un verdadero salto al vacío (que también de título a una de las composiciones más lúcidas) que, con una heterogeneidad en las piezas en búsqueda de la voz definitiva, consigue en todo su libro un canto a un tema común: la desubicación en todos los aspectos.

Resulta, no obstante, un planteamiento alejado de miradas desgarradoras o lastimeras, sino impregnado de ironía y sed de conocimiento, de «obsesiones que engrosan el muro». También de autocrítica. El autor termina enfundándose el traje de un hombre inquieto, que no quiere «ser inquilino en la propia vida», que desea irse para poder volver y desembocar en una lírica del yo diferente, quizá más sencilla pero no simple ni menos intimista; una paz interior tras la puerta que siempre inquieta abrir pero, una vez decididos a tirar del pomo, nos otorga cierta serenidad en cada paso humilde, un regreso consciente de este «paseo de trágico somambulista» que «viaja para echar de menos Madrid» y, en ocasiones, afirma no estar «ni para sí mismo».

Como objeto, el libro está cuidado, bien editado, papel grueso, cubierta con solapas, satinada, sobria, gris azulón con cenefa minimalista. Letra clara, sin erratas apreciables. Un buen trabajo de Celesta. Prologa el escritor Jesús Urceloy en una declaración cariñosa y emotiva no exenta de rigor.

Un buen libro de una voz emergente a tener en cuenta.

................................................Fernando López Guisado

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