Eran las ruinas mejor conservadas de todo Camboya. Los
bajorrelieves más maravillosos y mejor logrados se encontraban ocultos
en la profunda selva. Pero lo verdaderamente extraordinario e
inexplicable fue cuando los descubrieron. El templo Bayon, donde los
rostros con la sonrisa más enigmática eran idénticos al de mi esposa, Li
Wang. Ella quedó petrificada ante la magnitud de mi hallazgo.
Lo
que nunca me contó es que ella pertenecía a la casa real de Jayavarnam
II, que reinó a comienzos del año 802 d. C. El rostro tenía una
enigmática sonrisa que representaba el rostro de Indra Avalokiteshvara
mirando hacia los cuatro puntos cardinales.
Cuentan
que la sonrisa de las cuatro faces transmitía una paz increíble e
insondable. Las 54 torres con cuatro rostros en cada torre le daban a la
ciudad un aspecto inquietante.
Las
ceibas habían tomado la ciudad, engulléndola casi por completo, dejando
a simple vista uno de los enigmáticos rostros que daban paso a los más
intrincados misterios.
En
sus muros se hallaban los bajorrelieves más largos y mejor conservados
del mundo, donde se cuentan las historias de grandes batallas
entrelazadas con diosas bailarinas.
Todo
el conjunto de bajorrelieves se puede comparar con la Ilíada, aunque de
mucha mayor magnitud. Podría tratarse de una de las mayores
representaciones del Mahabharata. Y mi mujer era descendiente de los
grandes reyes de aquel imperio de guerreros y dioses.
M. D. Álvarez
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