La tremenda levedad del ser
Amamos lo dual.
Abrimos los sentidos
entre llantos y caricias.
Crecemos:
con amor y odio,
peleas y abrazos,
encuentros y despedidas.
Creamos un nexo
en ocasiones, indestructible;
a veces, quebradizo
entre la agonía de vivir
y la religiosa eternitud.
Amamos hasta doler.
Odiamos con extenuante pasión.
Creemos en murallas sempiternas
y agonizamos ante lo inexorable.
Así somos:
un tropel decadente
huyendo
con presurosa ignorancia
hacia el abismo diario,
donde el futuro se torna
en las pretéritas cenizas
de nuestros sueños...
todavía hoy presentes.
Camina
Cuando te envuelvan los
vestigios
de tus glorias ya pasadas
y la aciaga suerte-
truncada con espasmódico
declive-
altere tus hitos ancestrales
¡amárrate a la vida!
Irrumpe con vulnerable
pasión.
Traspasa los límites.
Choca contra el espejo-
tu vil reflejo destronado-.
No sucumbas ante el pórtico
mortuorio.
¡Arráncate el dolor!
Que se escape entre tus
dedos.
Borra los signos de la
derrota.
Expulsa cualquier atisbo de
contradicción
de tu mísero ser.
Y…
sin rumbo ya fijo…
CAMINA.
Marta Núñez Delegido
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