Pero qué equivocado está el lector que pueda pensar lo que hemos escrito más arriba, pues una vez que comienzas a caminar junto a Ciro Bayo, en ese extraño viaje desde Madrid a Barcelona, pasando por Granada, Sevilla, Málaga, Almería, Murcia, la costa levantina, ya no puedes dejar el camino.
Esa ha sido mi sorprendente experiencia en la lectura de esta obra, considerada como la obra cumbre del autor que Drácena Ediciones ha tenido el acierto de ponernos al alcance de los lectores que, en su momento, no tuvimos la suerte de leer el origial El lazarillo español. Guía de vagos en tierras de España por un peregrino idustrioso.
Las descripciones de los paisajes como eran en aquellos años, de las calles, de las ciudades, de las costumbres y de sus gentes debe constituir toda una experiencia para el lector.
Yo me quedo con su descripción de los murcianos: Cabe añadir que estos murcianos son más moros que los andaluces, en cuerpo y alma... El murciano es un moro arraigado en España: es moreno de tez, serio, casi taciturno, de pasiones reconcentradas, que estallan tardías, pero fulminantes. El vengador de su honra, verbigracia, es tipo tan castellano como andaluz, pero trasplantado a Murcia, es Otero.
A los hechos políticos recientes de esta Región de Murcia nos debemos remitir y, si acaso, mirádnoslo. O que se lo miren.
Francisco Javier Illán Vivas
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