Federico Esteban Vidotto,Ariel Martínez Malpica, Jesús María García Albi, Inés Martínez Salgado, Maite Albarrán Feal, José Luis Chaparro González, Alfonso Rebollo, Maica Bermejo Mirnda, Carlos López Pérez, Vicente Lloret López, Mª Teresa Fandiño Pérez, Fernando Arranz Platón, Juan Fran Núñez Parreño, Norma García Coirolo y María Jesús Benedicte Arnáiz.
III Certamen Ángeles Palazón de cuentos de Navidad
Editorial TRIRREMIS, octubre 2016
Este tercer certamen Ángeles Palazón ha tenido como hilo conductor La
Navidad. En concreto, esa Navidad de 1914 vivida en las trincheras en
la que los ejércitos en liza iniciaron una huelga sin precedentes en la
que se olvidaron de las armas y se pusieron a cantar villancicos,
enterrar a los caídos y jugar al fútbol.
Decimos sin precedentes y podríamos decir
también sin descendencia. Fue algo tan insólito que no se había dado
nunca y que tampoco ha vuelto a ocurrir que uno sepa.
Cada voz, se recrea en cuentos que hacen hincapié en alguna cuestión relevante.
Ariel Martínez Malpica, por ejemplo, en
“El hombre de la barba blanca” se centra en los aspectos más fantásticos
del relato, con la irrupción de un Papá Noël vestido de verde que es
quien hace ver a los soldados que La Navidad merece un respeto y ser
celebrada con dignidad, aunque sea en un campo de batalla.
Federico Esteban Vidotto, en “Milagros de
guerra” nos hace ver el lado más deshumanizador de la guerra. Cómo los
soldados van perdiendo de vista la memoria de sus familias, de sus
mujeres, de sus hijos. No porque no los quieran o porque no se acuerden
de ellos, sino porque la exigencia de concentración es tan alta que no
se puede desviar la atención ni un segundo.
Hay en este cuento una reflexión
demoledora en la que se plantea una lucha sin cuartel por algo que no se
sabe muy bien qué es, para sacar adelante a unos mandatarios que
celebran las fiestas rodeados de confort mientras el soldado en la
trinchera no es capaz de recordar con precisión los rasgos del rostro de
su esposa.
En “Navidad en el frente bélico”, de
Alfonso Rebollo García, encontramos una narración muy bien documentada
de los hechos, de cómo fueron los alemanes quienes salieron de sus
trincheras a pecho descubierto y con banderas blancas para ofrecer la
posibilidad de una tregua incondicional que permitiera celebrar la
Nochebuena.
Todos los relatos son tremendamente
emocionantes y estremecedores si el lector es capaz de adentrarse en
cada relato y aproximar su corazón a las circunstancias que se están
narrando.
El último cuento, “Los árboles azules”,
de María Jesús Benedicte Arnáiz nos traslada a la actualidad. A un
terrorismo incomprensible que lleva a una buena persona, a un chico
entrañable y amigo de sus amigos a cometer un acto terrorista a sangre
fría que deja tan helados a las víctimas como a esos amigos que siempre
habían tomado al extraño chico que pintaba árboles azules como una
excelente persona. ¿Cuál es la realidad? ¿La del chico entrañable que
pintaba árboles azules o la del monstruo que dispara su pistola contra
una mujer y su hija?
Formalmente, estamos ante un libro
ligero, de relatos amenos y breves que nos llevan una y otra vez al
mismo escenario, a los mismos acontecimientos, pero vistos desde
diferentes perspectivas, desde distintos ojos y formas de pensar. Una
idea que sin duda va a enriquecer a quien lo lea en el sentido de poder
ver la misma realidad desde distintos ángulos. Preside la cubierta una
foto de época en blanco y negro que enlaza de lleno con los relatos del
interior. Que los disfruten.
Adolfo Caparrós
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