Escribe
poeta escribe, sacúdete la indolencia.
Tiende
el paso sobre el folio, graba en el papel tu huella,
busca
el fondo del aspecto y explícalo a tu manera
y
sin adornos ni apaños dile al mundo lo que piensas.
Unos
pasarán de largo, otros pasarán de cerca,
y
es posible que, hasta alguno te mire con aspereza
y
murmure por lo bajo maldiciendo tus poemas
porque
estará oyendo algo que no cabe en su cabeza.
Dirán
que eres un iluso, que cambiaste de planeta,
te
acusaran de evadirte, de declamar
incoherencias,
creerán
que vives en Babia y que no tienes ni idea
de
cómo funciona el mundo que nos tocó en la ruleta.
Lo
que no sabe esa gente, es que hay veces que el poeta
alza
la vista más lejos de lo que la suya llega
y
con verbo limpio y claro aporta opciones e ideas
para
evitar ciertas cosas que es mejor que no sucedan.
Siempre
será la poesía una fuente de agua fresca
donde
mitiguen la sed los que caminan por sendas
de
incomprensión, de injusticias, de desanimo y tristeza,
los
que sufren en sus carnes el olvido y la violencia.
Alza
la voz entre todos, que se escuchen bien tus quejas.
Son
tus armas la palabra y el valor de defenderla.
Que
no te compren jamás con promesas de riqueza.
Rasga
el velo con tus versos, grítale al viento, poeta.
Corren
tiempos de penuria para todos estos temas.
Ya
no trinan los jilgueros, la paloma ya no vuela,
el
trovador está mudo, la poesía sin audiencia,
la
paz en busca y captura, la razón en cuarentena,
y
los chalados de siempre que ensucian y pisotean
los
valores y el sentido, el pundonor, la vergüenza,
arramblan
a saco lleno, medran exportando penas.
Denunciar
estos abusos es propio de los poetas.
El
viento lleva tus versos de voz templada y serena
para
que crezca el viñedo y cuaje la sementera,
abre
surcos en las almas y los traslada a la tierra
y
así florece el naranjo y son buenas las cosechas.
Si
descorres la cortina que tiende la noche negra
habrá
gozo en el plantío y mucha mies en las eras,
el
buen juicio triunfará, pues remorderá conciencias.
Para
que esto sea posible… Sigue escribiendo poeta.
Pedro
Ortuño Ibáñez
Escribe poeta, escribe, hasta que sangre tu lengua, desoye a los maldicientes, no les des ninguna tregua.
ResponderEliminarPRECIOSO POEMA, GRACIAS