Al otro lado de la raya
M.A.R. Editor, febrero 2019
Me decía el editor de esta novela, que fue accésit del I premio Liliput, que estaba deseando conocer qué opinaba yo al respecto. Tal vez sea por esa frase de casi el final del libro: "creo que nunca podré olvidar la casa grande. Las hermanas, don Tomás, don Pelayo y los chicos, sobre todo... a Matías...", no lo sé, pero lo cierto es que, desde la introducción, la trama me ha sorprendido por inesperada.
Piensas que vas a leer una novela de un premio que lleva por nombre Liliput e, inevitable al menos para mí, la idea es de un libro infantil, pero nada de nada. El personaje principal, quien nos va contando todo cuanto le sucede, es Elías Bandrés, un niño de siete años, que es internado en un orfanato, tras la Guerra Civil española.
Y él será para nosotros los ojos de todo cuanto ve, de lo que encuentra, de con quien se encuentra, de aquellos difíciles y extraños años donde todo era diferente y que hoy queremos juzgarlo con los ojos y la mente de ochenta años después. No es tan fácil, como no le fue fácil al niño abrirse camino en un lugar tan hostil y donde prevalecía la ley del más fuerte. Sí, incluso entre los niños.
Hay algo de magia, claro, algo de fantasía, también, pero es un relato que finalmente nos recuerda la importancia de la amistad, de los amigos que conocemos en los primeros años de nuestra vida y cuyo recuerdo jamás se pierde. Eso le ocurrió a Elías cuando encontró a Felipe, el tartamudo del orfanato, el marginado, pero que llega a ser su mejor amigo.
Tal vez el final nos sorprenda, con los ojos húmedos, pero para ello deberemos haber disfrutado de las páginas anteriores.
Francisco Javier Illán Vivas
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