La antigua luz de la poesía
Los libros de la frontera, octubre 2017
Santiago Montobbio escribe como si nos hablase, y eso lo va a comprobar el lector en cuanto abra el libro que nos ocupa, que comienza narrándonos —permitidme esta palabra— su viaje por unos días a Holanda:
«Ayer operaron a mamá, y ha
ido bien. Días de hospital. Y
meses antes de cansancio y médicos...»
Esta proximidad, cercanía casi personal, de la poesía de Santiago siempre me ha sorprendido, y conforme avanzo en el conocimiento de su obra, aumenta mi sorpresa, mi admiración en algunos fragmentos, en algunos versos, por su forma de explicarnos cada instante de su vida, en esa capacidad sorprendente que tiene para crear en cualquier lugar, en cualquier momento, en cualquier espacio:
«Para ti por esos versos hoy
y mi poesía toda, siempre. Pienso,
he pensado en estas dedicatorias con que grandes poetas
abren y dedican en su misma abertura...»
Firmado, lo anterior, como «Barcelona. En el avión», u otro anterior «Barcelona. En el aeropuerto, justo antes de embarcar para Ámsterdam», por poner únicamente dos ejemplos.
No desaprovecha el poeta para escribir, ni para indicarnos dónde lo hace, o cuando lo hace, en este poemario en 6 partes, si no he entendido mal. Poesía muy reciente, entre los años 2015 y 2016:
«... Un poema núcleo
o semilla, que resume
una poesía y una vida. Y pienso
de pronto que puede servir de puerta
para hablar de la mía en Oviedo,...»
Un refugio, una vez más, la obra de Santiago Montobbio para conocer que esa antigua luz de la poesía se ha actualizado hasta hablarnos al lector desde una cercanía sorprendente.
Francisco Javier Illán Vivas
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