Herder
Pocos libros me han dejado tan profunda huella como éste que acabo de terminar de leer. Apenas he querido dejar pasar unas horas para escribir estas letras, quería tener reciente la primera parte del libro, pero también la segunda, y contarlo.
Tengo que agradecer a Francisco Javier Abellán que me hablase de este libro... bueno, que nos hablase a todos aquellos que aquella tarde noche estábamos en el Casino de Molina de Segura (dicen que le quedan unas fechas para que desaparezca tal y como nosotros lo hemos conocido durante cien años...) Hablamos, incluso, de preparar una tertulia alrededor del libro, como ya habíamos hecho con otros, pero la desaparición de tan cultural espacio semanal dejó la lectura de este libro para más adelante, hasta que, finalmente, me decidí a tomarlo y leerlo. Y desde la primera página no he podido abandonarlo.
Viktor Frankl era un profesional de la psiquiatría, y fundador de la logoterapia, y sobrevivió a los campos de exterminio nazis desde 1942 hasta su liberación en 1945, pasando por tan trágicos y horribles lugares como Dachau y Auschwitz.
En la primera parte del libro nos cuenta su tremenda experiencia con el sufrimiento, con el dolor, con las fábricas de muerte que eran los campos de exterminio, y su voluntad de seguir adelante, de encontrar un sentido a todo aquel horror y muerte programada.
En la segunda parte del libro nos hablará de los principios fundamentales de la Logoterapia. He ido anotando al margen de las páginas ideas, subrayando frases, cogiendo ideas de esta terapia y me quedo con dos ideas. Una, la máxima de la logoterapia: vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar.
Y, la segunda, podría poner cientos, pero me quedo con esta reflexión del propio autor: en los últimos tiempos el hombre ha sufrido otra pérdida: las tradiciones que habían servido de contrafuerte a su condiucta se están diluyendo a pasos agugantados. Carece, pues, de un instinto que le diga lo que ha de hacer, y no tiene ya tradiciones que le indiquen lo que debe hacer, ello es motivo de vacío existencial.
Leedlo, y agradecedle a Viktor Frankl que escribiese este libro.
Francisco Javier Illán Vivas
PD: "Algunas de las personas que en la actualidad visitan al psiquiatra hubieran acudido en tiempos pasados a un pastor, a un sacerdote, a un rabino, pero hoy, por lo general, se resisten a ponerse en manos de un eclesiástico, de forma que el médico tiene que hacer frente a cuestiones filosóficas más que a conflictos emocionales". (Viktor Frankl).
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