José
Manuel Pedrós García
Kefá el Romano
Ediciones
Cardeñoso. Junio 2009
En
estos días en los que la atención mundial está puesta en la Plaza
de San Pedro de Roma, me ha parecido oportuno prescindir de la poesía
y ceder mi espacio, en esta sección de Acantilados de Papel dedicada
a los libros, a una de las obras que forman parte de mi biblioteca:
Kefá el Romano de J.
Manuel Pedrós García.
Es
una obra que leí hace un par de años, y que el propio autor me
firmó en la calle, sobre el capó de su coche. Fue en una mañana
que la que ambos habíamos estado realizando una entrevista para la
revista Amaranto Cultural.
He
de reconocer que en un principio me costó seguir el hilo de la
historia, quizá debido a una excesiva descripción de los detalles
—característica que marca el estilo de Pedrós—; no obstante, y
siguiendo mi particular costumbre de no dejar ninguna lectura a
medias, seguí adelante con ella. Cuando llegué a su final, comprobé
lo acertado de mi decisión.
¿Sería
el último Papa, tal y como dice la profecía de San Malaquías,
quien trajera consigo de la mano al verdadero espíritu de Dios?
¿Sería
quizá ese mismo Papa quien desvinculara por completo a la figura
Cristiana, del catolicismo que durante siglos se nutriera de ella?
¿Sería
la jerarquía eclesiástica, capaz de reconocer al nuevo Mesías si
lo tuviera delante?
Muchas
son las obras divulgadas en las que el punto de reflexión ha girado
en torno a la figura de Jesús de Nazaret, y a la posibilidad de una
diferente trayectoria de su vida en cuanto a lo que la iglesia ha
venido enseñando mediante su cometido de adoctrinamiento.
En
Kefá el Romano, el autor no se adentra en la vida de tan excepcional
personaje, sino que nos lleva de la mano por el camino de la ficción
alternando situaciones y personajes reales con otros puramente
gestados y alumbrados por su pluma. En sus páginas, y tomando como
base la profecía de San Malaquías, José Manuel Pedrós nos sitúa
ante una plaza de San Pedro que, abarrotada de curiosos y periodistas
de los lugares más diversos del planeta, esperan con la mirada
puesta sobre el techo Vaticano, la señal que marcará una nueva era
y un desenlace inesperado que acabará con el catolicismo tal y como
lo hemos conocido a lo largo de los siglos y que deja abierta la
puerta a la Esperanza.
L.
Estal
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