Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo
Mostrando entradas con la etiqueta La luna de Ítaca. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La luna de Ítaca. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de junio de 2025

La edad no importa, de Guillermina Sánchez Oró

 La vida hay que vivirla intensamente,
cada segundo, cada instante,
disfrutar los momentos que llegan inesperados,
las sorpresas, los amigos, las fiestas,
los instantes que te ofrece
no posponerlos, no dejarlos pasar.
A veces, suele ser tarde para retomarlos,
porque la vida es dura y su camino
está lleno de espinas, como las rosas
de un rosal.
Ellas son preciosas, pero tienen su peligro;
por eso, cuando te arriesgas a cortar una rosa,
puedes pincharte, pero esa acción la puedes evitar.
A veces, se reciben visitas no queridas
que para nada deseamos recibir,
les podemos poner mala cara,
no mirarlas de frente, rehuirlas,
pero esas visitas forzadas, muchas veces,
no desean irse solas.
Da igual la edad que tengas,
puedes tener 20,30... o, incluso,
acabar de nacer, esa visita no mira la edad.
Por ese motivo, ¡vive la vida!
y no dejes de hacer las cosas buenas
que se te presentan. La muerte puede visitarnos
en cualquier momento y a cualquier edad.
 

jueves, 5 de junio de 2025

Selección poética de Desirée Dorado






 
Désirée Dorado nació en el Puerto de la Cruz (Tenerife), noviembre de 1979. Tras años recorriendo varias ciudades de España, sobretodo por el norte, en 1998 aterrizó en Murcia, tierra de la que se enamoró y por fin consiguió echar raíces.
Policía Local de profesión, pintora, actriz, escritora y creadora del grupo cultural murciano “Culturetas Murcia” y de la página de instagram @ahablardemislibros, entre otras facetas artísticas.
Autora de:
- El poemario “Alma al desnudo”, publicado en 2009
- La obra teatral “Muertos de la risa”, dirigida y representada por ella misma, junto con otros actores en el grupo teatral Proyectan-2 en 2010 y 2011
- La obra teatral “Inseguridad social”, dirigida y representada por ella misma, junto con otros actores en el grupo teatral Proyectan-2 en 2012 y 2013.
- La obra teatral “Presagio Mortal” (2015)
- El poemario “Anagramas del silencio”, publicado en 2020
- La novela de fantasía “El tictac del reloj de arena”, junto a Eduardo Martínez, en 2022
- El conjunto de relatos de terror “En tiempos líquidos y otros relatos psicopáticos” publicada en 2024
- La novela negra “A 4 patas”, junto con Daniel Gómez, publicada en 2024
- La antología poética “Soy un Animal”, publicada en marzo de 2015
- Alguna otra obra bajo seudónimo, cuyos títulos aún no quiere revelar.
- En la actualidad se encuentra escribiendo la secuela de “A 4 patas”: “A 4 patas X-treme"

jueves, 29 de mayo de 2025

Poema de Guillermo Molina



Como dos barcos a la deriva
que la tormenta deja
a voluntad del mar,
restos de vidas rotas
sin mástil ni timón
esperando naufragar.

Barlovento,
capricho del destino
que junta dos caminos
en una misma dirección.

Perdidos, sin ancla,
puerto, ni vela que izar,
vacíos de lastre del pasado
que por la borda
tiraron al mar.

Livianos de equipaje
pero llenos de aroma de mar,
arrastrados por la marea
a donde ella los quiera llevar.

Sin rumbo, pero de la mano.

jueves, 22 de mayo de 2025

Selección poética de Claudia Albaladejo

Cicatriz permanente
El verdadero amor termina y empieza con la muerte.

Cuando esa persona lo ha significado todo y, de pronto,

lo único sólido que permanece es la nada,

ese abismo donde antes habitaban los abrazos, las miradas.

Los recuerdos, que al principio son tan vivos,

se convierten en agua evaporada con el paso de los años,

suben al cielo, mojan las estrellas, y por eso brillan,

porque se componen de recuerdos olvidados.

Ya no hay piel, ni olor a bosque, ni el eco de una risa.

Las canciones que un día bailaron juntos se vuelven tabú,

ritmos prohibidos que temes tocar por miedo a quebrarte.

Piensas que esa persona fue lo mejor que te pasó en la vida,

tanto que, un día, decides tatuarte su nombre o su cara en las

costillas,

como un recordatorio grabado en tu carne,

una certeza de que ahora, en la distancia,

jamás podrá decepcionarte.

Sabes que lo querrás el resto de tu vida,

con todo lo que eres, con cada fibra de tu ser,

y cada noche te sientes morir un poco,

aunque resulte contradictorio,

pues el corazón sigue latiendo.

Y ahora lo comprendo: el verdadero amor es la muerte,

que se lo lleva todo,

los problemas, el dolor, las lágrimas.

Pero también se lleva la justicia,

pues nadie merece partir,
nadie debería irse cuando aún queda tanto por decir.
Y aun así, se va.

Se va y solo deja el recuerdo,

un destello que algún día brillará más suave,

cuando la pena persista, pero se vuelva menos aguda,

como una herida que el tiempo suaviza,

aunque nunca sana por completo.

Porque, sí, con el tiempo, todo suele doler menos,

pero esto no.

El dolor de su partida sigue supurando como el primer día,

un latido mudo que quema y no cede,

una ausencia que, aunque se acostumbre,

no deja de desgarrar.

Por favor, vuelve,

aunque sea en un sueño, en un susurro,

vuelve, porque aquí seguimos esperando,

ciegos, anhelando, como el primer día,

el eco de lo que fuiste.


Sábado noche

Estoy anclada en este lunes eterno y

Desilusión hace años que se apoderó

de mi cuerpo.

Estoy cansada de esperar mi momento.

De pensar; estas nubes pasaran y

la calma llegará.

Vivo en la oportunidad ideal que nunca
llega a ser real.
Es casi una utopía. Asusta. ¿Verdad?

Tiempo y Destino acordaron asfixiarme

con la almohada de suspiros.

Tristeza inunda mi alma y marchita

las caléndulas que florecen en el jardín.

Me hice amiga del monstruo que

vive debajo de mi cama.

Ahora compartimos miedos y sueños,

aunque de esto último menos.

Algunas noches me pregunta

si habrá vida antes de la muerte.

Y yo, que siempre tengo respuestas

para todo, no sé que decir.

Me encuentro perdida en un océano

de dudas.

Ignoro cual es mi camino en esta vida,

tan siquiera se si existe un camino,

si todo es un jodido mar asfixiante

con islas de respiro.

Miedo disparó dos balas a mis

preciosas alas negras y ya hace

siglos que no vuelan.

Cupido me ofreció sus flechas

pero mi corazón era entonces

una armadura de navajas.

Me ofreció después veneno y bebí.

Hoy fue peor que ayer y esta

noche estoy mirando las estrellas,

porque hasta el más ateo mira

el cielo cuando le duele algo.

Por si acaso.

Y entonces yo, una vez más,

suplico de rodillas,

llegar a ser algún día,

un sábado noche fugaz.



Gracias por la herida

Mis amigos no sabían de ti
pero mi hermano sí.

Y a veces siento que es la única parte de mí

que nunca me juzgaría.

Hablaba sobre ti con quien yo más

amaba en el mundo.

Quiero dejar de pensar que fuiste

alguien que me quiso de verdad.

Porque si así fuera, nunca

te habrías ido.

Quiero dejar de alimentar la idea de que

no debería extrañarte porque

no fuimos sinceros al final.

Quiero dejar de recordar con cariño

nuestra manera tan dolorosa de decir adiós.

Me debatía entre esperarte cinco meses

o no hacerlo nunca más.

Y elegí seguir con mi vida

sin esperar nada de ti.

No es por orgullo,

es que el alma se me caía en pedazos.

Ahora respiro.

Gracias por la herida.



Triste ciprés

La sombra del ciprés se balancea sobre mi espalda,

de un lado a otro, atravesando mi alma.

Son cuchillos lanzados al viento,

no te acerques, no vayas a ahogarte

en la penumbra que llevo dentro.

Ciprés, triste ciprés, que ha perdido su color esperanza,

alza su torso al cielo, pero nadie lo alcanza.

Triste ciprés, que en su soledad se enraíza,

orugas y silencio le trepan, le habitan,

y en sus entrañas se enredan, tejidas.

Negro, negro como los sentimientos del delirio,

camino sin hallar salida,

sin rumbo en este inmenso laberinto.
¿Soy yo el ciprés?
¿O solo soy quien le acompaña en su desierto,
quien absorbe su sombra y se deja enloquecer?
Triste ciprés, tan solemne, tan bello,

y nadie lo sabe ver.

La vida comienza y termina

bajo la sombra de este ciprés eterno,

testigo del tiempo, guardián del silencio,

 

Claudia Esperanza Albaladejo González, San Pedro del Pinatar, 2005. Un tranquilo rincón de Murcia donde aprendió a mirar el mundo con atención y sensibilidad.
Desde muy pequeña convive con la artritis idiopática juvenil, una enfermedad que marcó si vida. Esa experiencia le enseñó a vivir con lo invisible: el dolor, el cansancio, la fortaleza silenciosa.
Esa misma profundidad se refleja en su forma de observar, de escribir y de estar con los demás.
Actualmente estudia Logopedia en la Universidad de Murcia, buscando dar voz a quienes la han perdido.
A los 17 años publicó su primer poemario, "Seremos mariposas en el infinito" donde ya mostraba su mundo interior.
En 2025 presenta su segundo libro, "Abrir un silencio".
Ama los libros, el mar, el café con hielo, el pintalabios rojo y los detalles que otros pasan por alto.
Escribe como quien recoge pedazos de vida para comprenderse y tender puentes hacia los demás.

Redes: Ig: @claudiiaa_ag, @ojostristeess @abrirunsilencio. Facebook: Claudia Albaladejo González.



 

jueves, 8 de mayo de 2025

Poema de Carmelo Guillén Acosta

 


 
TU VOLUNTAD

Me dejaré empapar con tu palabra,
por tu mano que dora los trigales,
por la humildad con la que cala el tiempo
hasta hacer de mi vida otra distinta.
Me dejaré impregnar del cielo aciago
que lustra y a traviesa mi piel frágil.
Maduraré vistoso en el intento
de darme en holocausto hasta el martirio.
Haré cuanto tú quieras, pero antes
sé tú a través de mi para que nada
me impida realizar tu voluntad.
Tu voluntad: mi pan de cada día.

viernes, 27 de septiembre de 2024

Selección poética de Mercedes Tormo

 


CÓMO…

Cómo sería posar mi boca en tus manos

Cómo sería besar tus carnosos labios

Cómo sería acariciar tu pelo rizado

Cómo sería abrazar tu arrogante cuerpo

 

Sería un puente mirando el vacío eterno

Serían carrozas con caballos osados

Sería besar el cielo azul con los ojos

Sería alimentar con rosas el olvido

Sería nadar llevado por la corriente

 

Cómo sería enlazar tus manos conmigo

Cómo sería tus ojos mirando los míos

Cómo sería lavar con azahar tus dedos

Cómo sería caminar siempre a tu lado

 

Yo lo he soñado…

 

 

LA CASA VACÍA

Recubres con ferocidad mi cuerpo.

Me revuelvo bajo tu cruel asedio.

Es una gran guerra con contenido.

Es el llanto de la noche en el lodo.

Pienso que ya no cantan más los ríos.

Sé que la lluvia es ácida en el charco.

La música se apaga con mi lloro.

Deseo tocar el aire con los dedos

pues mi casa se llena de vacíos

que de notas tristes están colmados.

No yace tu nombre en mi tibio lecho,

ni ya espero de tu cuerpo el retorno.

 

Ríen las sábanas blancas y tersas

de mí sedienta e inútil esperanza.

La inhumana y cruel soledad me mata.

Para que se vaya grito enojada.

de nada sirve aullar para asustarla.

Persiste sujeta a mi aliento, quieta.

Ni un segundo de mí se separa.

 

 

AYER Y HOY

Ayer, éramos…

Éramos chorros de agua cristalina

como la de la fuente de la plaza.

Éramos dos manos entretejidas.

Éramos risas con tono entusiasta.

Éramos alas libres que volaban.

Éramos nubes más bien generosas.

Éramos mucha luz y paz ingenua.

 

Hoy, somos…

Somos altamente desconocidos

por la indiferencia y el mugriento lodo.

Somos la desdicha del deseo yermo.

Somos agua de cenizas del charco.

Somos colosal odio embravecido.

Somos seres de la luz apartados.

Somos dos grandes errantes espectros

en el desafecto comprometidos.

 

 

ROSAS

Las rosas circulan por mis venas

sin hiel, sin espinas,

besos y caricias.

 

Cada día lucho por amor,

puro, de años juntos.

Batallas libramos.

 

Tus brazos anhelo contemplar,

con amor jovial.

Con el sol que brilla.

 

Unámonos en un abrazo fausto,

que la muerte no pueda separarnos.

Acerquemos los rostros y los cuerpos

en tumbas contiguas, para mezclarnos,

y poder continuar siendo los mismos.

 

 

SOÑEMOS

Soñemos antes de que las cenizas nos alcancen.

Soñemos con la juventud en el pinar.

Soñemos con las hojas refulgentes de los árboles.

Soñemos que cantamos al viento juntos.

Soñemos que bailamos sin prisa aquella balada.

Soñemos en la arena, cerca del mar.

Soñemos que nos bañamos en besos de café.

Soñemos con nuestros alientos de fresa.

Soñemos con la palpitante lluvia del otoño.

Soñemos que nos prometimos amor.

Soñemos con nubes de algodón y pajarillos.

Soñemos desnudos en la noche de luna

Soñemos hasta alcanzar la eternidad de los dos.