Llevas
en tu corriente el fuego en rebeldía;
fundes
el plomo y el hierro.
Como
un volcán te convulsas arrastrándome
con
fuerza a la orilla de tus labios
con
sed y tan hambrientos,
mostrando
los largos colmillos y los dientes.
Vas
dejando cenizas a tu paso,
viertes
las copas de lava y nieve incandescente.
Bridas
al bordo de una tumba donde te espero
cada
día en los remansos de la tristeza.
Vas
sembrando aromas de monte quemado.
Nuestro
lecho está en estas arenas,
en
estas cumbres peinadas por el viento.
Quema
mis ropas y la piel misma;
funde
en mi carne tu sangre
con
destellos de holocausto
para
volvernos transparentes
al
avecinarse un orgasmo sin freno.
Llevas
un vendaval sobre tus surcos
que
difícil hace apagar el fuego.
Llevas
el fuego en rebeldía
como
un adolescente sobresaltado,
empapado
en el descubrimiento del deseo.
Irelfaustina Bermejo
Imagen: Karol Bak
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