El amor es santo y seña,
es devoción y alegría,
es pasión y recorrido por una eterna juventud.
Es un sello especial y un sinfín de caricias
construidas con besos y abrazos
de una peculiar pureza que observamos infinita.
El amor es, porque ha de ser, todo,
la premisa de la mañana
y el afán del atardecer, la tarea de la noche
y el itinerario de la existencia que con él, con el amor,
adquiere sentido, pleno sentido,
y un lugar donde estar.
Nada se concibe sin el amor,
nada que merezca la pena de verdad,
y por eso ha de ser la estrella que nos guíe por ese firmamento
que ha de estar construido con palabras auténticas
y hechos formados de dulces emociones.
El amor positiviza,
y por eso nos hace contemplar todo mejor.
Espero que lo hayas probado.
Juan Tomás Frutos
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