y en la
mente la duda martilleando inquieta:
si
existió alguna vez o fue sólo quimera.
Pesadillas
en sueños; en vigilia, tristeza.
Perdido
el amor propio de tanto amar al otro,
desnuda,
vulnerable, como un recién nacido,
tu
objetivo es lograr concebir esperanza
que
anestesie y mitigue el dolor insondable.
Quieres
pensar que sí, ¡que tú puedes hacerlo!
basta
encontrar el hálito, el soplo de energía
que
desbarate todo e instaure un nuevo orden
que
te traiga de abajo, y te vuelva a la vida,
que te
arrope y te mime, y te bese y te acune,
y
que la tierra, hoy yerma, vuelva a engendrar semilla.
Rosario Guarino Ortega
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