Autor: José A. Pamies
Editor: LápizCero Ediciones
La voz de los rapsodas siempre resulta ajena a la intención afónica del poeta, que nunca trama versos para ser recitados ni planea escenarios, atriles o micrófonos desde el callar preciso de una página en blanco.
Entre vahos de eucalipto que la abuela receta, Pamies exhala átono bocanadas de vida sin recetas novísimas, sin fórmulas tramadas en un laboratorio. Su voz no requiere pastillas edulcoradas ni tratamientos infalibles para afinar el tono solemne de un discurso, no ensaya gestos ni tiembla en la garganta.
El esperanto íntimo del poeta que admiro conversa desde el verbo mas limpio, insobornable, preciso, necesario, pierde gamberro el respeto solemne a la tinta de imprenta, huye de la cultura y evita bibliotecas que ordenan poemarios sin más criterio que el que dicta el orden alfabético del primer apellido, evita la endogamia de escribir para vates, su poética es táctil, puede leerse en Braile.
Del prólogo de Tito Muñoz.
Entre vahos de eucalipto que la abuela receta, Pamies exhala átono bocanadas de vida sin recetas novísimas, sin fórmulas tramadas en un laboratorio. Su voz no requiere pastillas edulcoradas ni tratamientos infalibles para afinar el tono solemne de un discurso, no ensaya gestos ni tiembla en la garganta.
El esperanto íntimo del poeta que admiro conversa desde el verbo mas limpio, insobornable, preciso, necesario, pierde gamberro el respeto solemne a la tinta de imprenta, huye de la cultura y evita bibliotecas que ordenan poemarios sin más criterio que el que dicta el orden alfabético del primer apellido, evita la endogamia de escribir para vates, su poética es táctil, puede leerse en Braile.
Del prólogo de Tito Muñoz.
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