En el supermercado
jardín de las delicias
quitándome los pies de la mendiga
que al lado mío intenta contrabandos
En el supermercado
donde
pago con buenas intenciones
y una cara centelleante de piedad cristiana,
con el visto bueno
de la cajera
y código de barras en los dientes
accedo a la musicalidad del esperanto
En el supermercado
transportada en carritos fulgurantes
toco, miro, embalsamo la cordura
en lata al lado mío pregunto
dónde guardan aquí
la comida de perros y alguien
muestra
la lengua de mastín
En el supermercado
soy
la bata que se prueban una y otra
color de rosa soy
balsámica
y redonda…
Amparo Arróspide
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