Fatos Kongoli
Una nulidad de hombre
Editorial Siruela, 2013
‘Dolor y belleza’
Fatos
Kongoli (1944) es una de las voces más importantes de la literatura
albanesa contemporánea. Matemático de formación no comenzó a
publicar su obra hasta después de la caída del régimen comunista
de su país. ‘Una nulidad de hombre’ es la dura historia de
Thesar Lumi, alter ego del autor. La acción está situada en los
años 60 y 70 y es revisada desde 1991 justo cuando el protagonista
decide no embarcarse en un buque para huir hacia Italia del régimen
dictatorial de Enver Hoxha. Desde ese marzo de 1991, hay una mirada
lúcida y dolorida que evoca el pasado; y nos da cuenta, en primera
persona, sobre los eventos y de las personas que marcaron la vida de
Thesar Lumi.
En la voz de Thesar Lumi
hay decepción, tristeza, culpa y dolor. A través de los años los
vívidos momentos que jalonaron su juventud dejan una huella
indeleble en su persona. Una huella que arrastra y le impide
abandonar su tierra, sus muertos, su pasado. A pesar de provenir de
una familia humilde hace amistad con gente de la clase alta como si
de un Martín Edén se tratase. En medio del convulso panorama
socio-político que está a punto de convertir el país en una pista
de despegue para exiliados y huidos políticos, Thesar halla el amor,
en un despertar sexual repleto de intensidad que desgraciadamente se
verá truncado por las circunstancias.
El clima político se va
tornando, a medida que avanza la novela, cada vez más irrespirable.
Pierde la posibilidad de continuar sus estudios en la Universidad al
desvelarse un oscuro secreto de familia. Pierde a sus amigos y pierde
a Sonja, la única mujer con la que podría haber sido feliz. Incluso
la idea del suicidio se instala en un rincón de su alma pero no
tiene valor para poner punto y final a su existencia. No obstante, a
pesar de su mediocridad aparente, de su nulidad como ser humano (como
afirma sobre sí mismo), Thesar resiste los embates de la vida y se
sobrepone. Hace frente a las más disparatadas y atroces situaciones
en las que ‘el tigre que acecha’ le sitúa. Porque, entre el
proceso de descomposición que padece la sociedad albanesa y el
corazón del narrador hay un paralelismo inevitable, una porosidad
existencial que cala en cada célula de su ser hasta convertirlo en
un hombre anulado e imposibilitado para el amor, para la propia vida.
La destrucción nos parece terrible porque es interna, porque es
humana, porque es real.
Este episodio de
venganzas, rencor, amor, lealtad, fatalidad, de pérdida de la
inocencia y de destrucción del mundo que nos circunda está contado
con sobriedad, de forma directa y precisa. Los personajes están
vivos y son capaces de enternecer, de llegar a lo más profundo de
nuestras consciencias. Quizá, porque no son ficciones, sino
recreaciones del propio mundo vivencial del autor. Kongoli, para
dibujar mejor a sus desolados personajes, no escatima en arañar los
más abyectos recovecos del alma humana y en su descenso nos arrastra
y nos muestra una época de Albania que no es más que uno de tantos
ejemplos de las dictaduras comunistas de los países del este. No
obstante, con su maestría literaria y su estilo aséptico logra
prescindir de adhesiones ideológicas, tomando una posición central
el individuo y no los credos políticos. Novela imprescindible para
conocer, de primera mano, el dolor de un pueblo, de un hombre, que
podría ser cualquier hombre
Pedro Pujante
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