Francisco
Javier Illán Vivas
La
Isla y otros relatos
Ediciones
Irreverentes, 2013
Un
libro del veterano Illán siempre es de celebrar. Escritor
polifacético, que ha cultivado todos los géneros, se atreve ahora
con el relato fantástico en un delgado volumen que Ediciones
Irreverentes acaba de publicar.
Con un
estilo directo, a veces cercano al coloquial y con escenarios, muchas
veces reconocibles, mediterráneos y aparentemente apacibles,
Francisco Javier Illán (Molina de Segura, 1958) nos traslada a un
fascinante universo de locura y horror en el que la muerte y lo
sobrenatural acechan como sombras ineludibles.
Catorce
relatos componen este breve volumen en el que la primera persona es
preponderante. Hay piezas de horror gótico, fantasía y ciencia
ficción dura. lllán suele ambientar sus historias en un hábitat
sereno, por citar algunos ejemplos, un apacible paseo en barco, una
conocida librería, su Molina de Segura natal o un parque colmado de
niños. Pero, lentamente, las sombras, los monstruos y las gárgolas
comienzan a materializarse y a apoderarse de los sufridos
protagonistas. Abre Illán puertas que comunican con infiernos
horrendos; seres inmundos son devueltos a la vida y acechan a los
incautos protagonistas de estar historias.
Es
ineludible la sombra de Poe y de Lovecraft. De Poe ha sabido Illán
recoger esas angustiosas pesadillas que convierten al ser humano en
una presa débil de los monstruos de la locura o la obsesión.
También esos personajes femeninos y etéreos que pueblan los
recuerdos en formas tormentosas de amor y deseo. De Lovecraft los
universos paralelos y oscuros habitados por criaturas agonizantes y
rapaces, monstruosas y pérfidas que nos vigilan. Esos seres
reptilianos y primigenios que emergen de increíbles infiernos
lóbregos y que sólo albergan en su alma la intención de aniquilar
al indefenso narrador y a toda su estirpe. También hay esa
insistencia lovecraftiana en los caserones antiguos y deshabitados.
El
narrador, casi siempre desprevenido, se ve sumido en pozos de locura.
En tramas que deambulan por la cuerda floja de la sinrazón y el
escepticismo. Como el cuento que da título al volumen, en el que la
historia de una demente adquiere visos de verosimilitud a medida que
avanza la trama. Una historia en la que portales dimensionales
comunican nuestro mundo con lo desconocido.
O
Roberto, pieza que se apropia de las fórmulas del relato
infantil para situarnos en una atmósfera de engañosa calma: un
parque en el que juegan unos niños. Y así, con paso lento,
sumergirnos en una extraña y oscura fábula en la que las fuerzas
del mal y el del bien pugnan en su eterna batalla.
En El
avión, las visiones premonitorias jugarán un papel importante.
Historia de carácter onírico en la que la frontera entre lo real y
los sueños se emborrona.
También
ha tenido en cuenta Illán el recurso de los talismanes con carga
simbólica o mágica para desbaratar los límites de la ficción, de
la locura y de lo incognoscible. Espadas que poseen a sus dueños y
los abocan a la locura; ídolos o estatuas de santos que operan en
estas ficciones como elementos de apertura a lo inexplicable o de
disruptura del orden natural.
En
definitiva, historias que se leen con miedo cerval, en las que se
siente el aliento frío y pestilente de un ser innombrable sobre la
nuca.
¿Quieren
pasar un mal rato? Pues caminen, adéntrense en las ruinas de estos
parajes que nos propone Francisco Javier Illán.
Pedro
Pujante
No hay comentarios:
Publicar un comentario