Quedó con su amiga
para bañarse en cerveza
y
reír en sus charlas acostumbradas.
Escuchaba
atentamente y esperaba su turno
hasta
poder explicar sus pesares con cierta gracia
para
así restarle importancia a la tristeza que le adornaba cada día.
Después
del alcohol, recorrieron los locales de moda
invadidos
de extraños con ganas de saciar el hambre de carne.
Ella
iba vestida con su hermoso traje de soledad para que nadie se le
acercara
y
llevaba un aura de “no me toques, no quiero sexo”.
Su
amiga danzaba rodeada de varones, con una sonrisa de triunfo que
sería
[pasajero.
Ella sólo esperaba que llegara el momento de volver
a casa:
era
bonito el vestido de soledad y eran hermosas las calles vacías
a
esas horas de la madrugada.
Atravesó
la plaza de la catedral; se cruzaba
con
los trabajadores de la limpieza que regaban los suelos.
Se
dijo: “tendría que existir un equipo de limpieza de almas
que
lavara la sociedad”. Su sensación de vacío
disminuía
conforme llegaba sana y salva al hogar.
Se
desvistió y colocó la soledad hasta la próxima ocasión
en
que su amiga y ella volvieran a salir de caza.
Era
un alivio no ser cazada, ser invisible
y
estar acompañada de la verdad.
Riesgo
No me hace falta
hacer puenting,
escalar
el Everest, tirarme en paracaídas,
saltar
desde un trampolín, volar en parapente
ni
hacerme surfista y que olas gigantes me traguen,
no
necesito deportes de riesgo habiéndote amado a ti:
ya
sé lo que es que los latidos del corazón se disparen y después
se
detengan por morir en cada intento
y
en cada sueño truncado.
Amarte
A partir de hoy,
voy
a amarte a gritos,
provocando
encuentros
e
inventando cercanías;
desde
hoy,
voy
a amarte envolviéndote en poemas,
con
excesivas acciones
y
multitud de palabras...;
de
hoy en adelante,
voy
a amarte sin fin,
aunque
tú no me ames
de
la misma forma.
Supersticiones
No te temo a ti, me
doy miedo a mí misma,
a
estos sentimientos que me hacen morir, porque
si
paso debajo de una escalera sigo sintiendo lo mismo,
si
se me rompe un espejo, ahí estoy yo para recoger los pedazos rotos
y
seguir pensando en lo que no debo pensar,
si
me cruzo con un gato negro, se me antoja besarle
porque
su color negro no es más negro que mi tristeza.
¿Qué
más da si se derrama la sal cuando mi sal nunca tiene fin?
Si
visto de amarillo en un escenario no cambiará el parecer
de
los que me escuchan y me miran,
seguiré
siendo la misma
aunque
cambie mi color.
Mar
de Fondo
cumple como alias artístico con el que Mar García Treviño arrostra
su aventura más íntima y pública a un tiempo, su ejercicio,
guitarra en ristre, del mester de cantautoría…:
asidua asistente a todo tipo de conciertos por los locales de Murcia,
al calor de la música en vivo se subió un buen día a esos mismos
escenarios sin apenas darse cuenta. Con todo, el puro o, mejor,
sencillo pensamiento poético precede en ella a la expresión musical
y entraña lo más esclarecido de su linaje. Ha publicado poemas en
la revista Cuerno
de la Luna,
en Ecos
de mujer
y asimismo puede leérsele en twitter: @seasongclear
No hay comentarios:
Publicar un comentario