Víctor Morata
Siervos de la Guadaña
Amazon, 2021
Acabo de cerrar una de las novelas policíacas más intrigante, misteriosa y bien escrita de las que he leído en los últimos años, y han sido muchas, como los habituales de estos no tan escarpados Acantilados de papel saben.
Y el misterio de la lectura se extendía, por una extraña magia, a Facebook. Por segunda vez desde 2007 pretendía ir comentando las impresiones de la lectura día a día pero, sorpresa, día a día la red de redes me suprimía la entrada, por las razones más inverosímiles: que si pretendo conseguir muchos me gustas; que si no están permitidos los desnudos (supongo por la portada y la foto de Juan Morata Jiménez), etc. etc.
Pero he seguido fiel a la lectura que te deja helado y con esa pregunta ¿pero qué está pasando? Supongo que la misma que el inspector Eladio Jones y su segundo Tolino, se vienen haciendo cada vez que aparece un nuevo cadáver con las mismas señales de sumisión del anterior.
Y todo esto en un pequeño pueblo llamado Corralas de San Juan, que tampoco debe ser muy pequeño cuando tiene una comisaría de policía.
Lo de los nombres en Víctor Morata ya he descubierto que son los más inesperados, pero no os sorprendáis por ello. Estoy viendo la serie de culto Shetland, donde el inspector se llama Jimmy Pérez, así que Eladio Jones no desentona para nada.
Y cito esta serie porque la novela destaca también por sus continuos guiños a la cultura popular, al cine, a la literatura, lo que provoca que el lector se sienta muy cerca de lo que está leyendo y se vaya identificando con uno u otro personaje. Ya sabéis, y nos lo dice el narrador, en un pueblo pequeño los problemas siempre son muy grandes.
Y los que arrastra el inspector Jones deben pesar toneladas. Porque este caso le devolverá a su pasado, a eso que carga en la espalda y le llevó por caminos de alcohol y drogas, a ser casi un marginado en la policía, con pocos amigos y casi ningún compañero.
Solo le queda una salida: resolver el caso, atrapar al asesino. Y Víctor Morata nos llevará página a página hacia la culminación. Otro apunte positivo de esta novela: es muy visual, capítulos cortos, ideas impactantes, golpes de efecto y... un nuevo cadáver.
Francisco Javier Illán Vivas
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