El fin de los dinosaurios
Páginas de espuma, 2014
Javier Tomeo, uno de los ‘dinosaurios’ de la literatura
española, se nos marchó hace ahora casi un año. Nos quedan sus novelas y sus
cuentos. El último libro que se ha publicado de Javier Tomeo, además de la
novela El hombre bicolor (Anagrama)
es este compendio de microrrelatos,- breves textos, historias, leyendas,
anécdotas y reflexiones- en torno a las obsesiones y angustias del gran escritor
aragonés.
Porque hablar de literatura se convierte en obsesiones cuando
hablamos de Javier Tomeo. Él mismo explica que la literatura es abrir una
ventana para que otros vean lo que él ve. Y lo que él ve suele ser un universo
poblado de seres extraños, animales dispares, monstruos cotidianos que rondan
una realidad sospechosamente parecida a la nuestra.
En las páginas de este libro deambulan seres
mitológicos que alteran y se internan en la vida ordinaria de un modo sutil.
Pero no nos engañemos, estos animales ancestrales y legendarios son dobleces
del yo, criaturas que se escinden del propio ser humano y tratan de explicarle,
siempre con acerada ironía y una distancia abrumadora, las propias interioridades
de sí mismo. El monstruoso insecto de un cuento de Tomeo, por ejemplo, es un
hombre chinche sin antenas que llora. O el
otro, que es lo mismo que decir que tú, lector, eres o puedes albergar una
incipiente monstruosidad. Los monstruos son, nos explica el narrador de un minicuento,
errores embrionarios. Pero, en el mundo de Tomeo, no sentimos miedo, ni
percibimos que el error sea casual. Más bien atisbamos pena o melancolía,
porque Drácula está triste. Porque alguien, paradójicamente, se convierte en
Frankenstein y se alegra. Porque Polifemo tiene el pene demasiado grande.
Porque hay objetos invisibles que se manifiestan de singulares modos. Porque
nuestros cuentos de hadas han sido transmutados en sencillas anécdotas que
cuentan más que las originales.
En este catálogo de extrañezas llegamos a convencernos
de que la realidad no es más que una de las formas que cada cual tiene de
entender el mundo.
El fin de
los dinosaurios, libro-despedida de Tomeo, es un bestiario en el que
el mito se ha transformado en una relectura de las pulsiones privadas del
novelista, y por qué no, también del lector. Porque esta aproximación al
subconsciente que Tomeo dirige con maestría es de total actualidad (teléfonos móviles,
ciudades, televisión, niños que piden pistolas por Navidad). Se vale de un
lenguaje directo y tan deshojado que nos parece estar escuchando al narrador de
viva voz. Muchos de los cuentos, de hecho, están construidos como diálogos (se
entrevista a una vaca, por ejemplo), como monólogos, como expresión oral
comprimida en narración escueta, cápsulas a toda presión que destilan la
inteligencia y la mirada lacerante y oblicua de un dinosaurio a punto de
expirar. Escuchen su último grito, su testamento transcrito en ‘literatura de precisión’. Y disfruten de
la gran literatura.
P.D.: Además, el libro incluye un breve diccionario,
compilado por Antonio Castro y basado en entrevistas al autor.
Pedro Pujante
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