Fredric
Brown
La
noche a través del espejo
Reino
de Cordelia, 2014
De
vez en cuando llegamos a libros que nos sorprenden y de cuya voraz lectura no
podemos desprendernos porque se tornan adictivos. Divertidos, interesantes, intrigantes
y de ritmo vertiginoso. Y de algún modo únicos, historias con su peculiar aroma
y un distintivo gusto que las hacen inolvidables. Todo esto es aplicable a La noche a través del espejo, cuyo
título original es Night of the
Jabberwock, en referencia al extraño e indescifrable poema que Carroll
incluyó en su famosa obra A través del
espejo, secuela de la aún más célebra Alicia
en el país de las Maravillas.
Fredric
Brown (1906-1972) fue un escritor prolífico, poco frecuentado hoy día en
España, pero cuyas obras fueron adaptadas al cine en diversas ocasiones.
Escribió varias novelas fantásticas, de
ciencia ficción (famosa es ¡Marcianos
fuera de aquí!), misterio y policiales. De este proteico último género participa
La noche a través del espejo. Fue
escrita en 1950 y la escritora Ayn Rand se confesó entusiasta de ella.
La
novela es una historia de corte negro, con asesinatos, misterios, humor y
claves literarias incluidas. En un pequeño pueblo de la América profunda en el
que nunca ocurre nada Doc Stroeger, editor del periódico local, se verá
envuelto en una serie de incidentes que tendrán lugar en el transcurso de una
sola noche. La visita inesperada de un misterioso personaje lewiscarrolliano
traerá consigo una suerte de acontecimientos que pondrán patas arriba el
sosiego que rige la vida de la pequeña y solitaria comunidad de Carmel City.
Una novela de este tipo, cuyo argumento es el máximo aliciente para su lectura,
no puede ser destripada sin revelar detalles que preferirá el futuro lector
desentrañar. Lo que sí se pueden añadir son algunas conclusiones para animar a
su deliciosa lectura.
La
trama está bien diseñada, y aunque el lenguaje es llano y sin artificios
–incluso extremadamente realista y coloquial en muchos momentos- es la
herramienta de la que se vale Brown para relatarnos esta trepidante historia
detectivesca, de policías, criminales fugados, cadáveres inesperados,
personajes misteriosos, vasos de whisky, enigmas literarios, más tragos de
whisky y soterrados secretos vecinales. Todos estos ingredientes los combina
con maestría Fredric Brown para ofrecernos una novela, que además, añade
ciertas referencias al mundo fantástico de Lewis Carroll. Pero no nos
equivoquemos: La noche a través del
espejo no es un críptico juego metaliterario con dificultad para los neófitos
en el terreno de las letras. El homenaje al escritor irlandés y sus famosas
novelas sobre Alicia se limita a meras referencias, que si bien soportan y
justifican parte de los enigmas que componen la trama argumental, no implican
una ardua tarea libresca ni impedimento para el lector medio. Al contrario,
Brown crea el equilibrio justo entre trama y referencias para que la acción
avance a un ritmo rápido, vertiginoso, y sumamente divertido.
Esta
novela es, sobre todo, divertida, hilarante por momentos, desquiciante y hasta
desproporcionada. Las aventuras que se jalonan endiabladamente en una sola
noche mantienen la atención del lector desde las primeras páginas. Los
personajes son entrañables, sobre todo el protagonista narrador,
un héroe rural, bebedor y con principios, no muy valiente pero de carácter y
personalidad únicos, con el cual no podremos sino encariñarnos.
El
lector, además, no podrá evitar pensar en el mejor cine negro americano de los
50 y 60, del cual, es evidente, se alimentó su autor para ambientar su libro.
Escenas típicas del mejor noir decoran
esta novela, que si bien se distancia del cine más clásico por medio de un
añadido interés metaliterario y un regusto irónico y desenfadado, no deja de
ser un espejo del mejor celuloide de la época posbélica que nos llegó de los
Estados Unidos.
Merece
la pena volver a recordar a este autor a través de esta memorable y divertida novela.
Pedro Pujante
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