Alma
Lengua
de trapo, 2011
Leí
hace poco 2020 (Lengua de Trapo,
2013), también de Javier Moreno (Murcia, 1973) y me pareció una obra más que
sobresaliente. Una novela decididamente original en la que el manejo de
los símbolos era su plato fuerte. Por
eso me decidí a volver a leer algo de este escritor murciano del cual, desde
ya, me considero acólito de su secreta secta de seguidores. Acabo de terminar Alma y creo que es uno de los libros más
intensos que jamás han caído en mis manos.
¿Qué
es Alma? Es un no-libro, es una no-novela, es un artefacto que huye despavorido de lo
convencional, es un monólogo, es un catálogo de lúcidos pensamientos, es una
reflexión sincera y descarnada, es una parábola del interior desbordante de un
escritor inquieto, urgente que, como un virus rabioso, acaba por infectar a
quien lo lee. Alma es un ‘relato’ que
desdeña el propio argumento como sostén literario. En varias ocasiones llegamos
a leer que lo que menos le interesa a su narrador, (posiblemente Javier Moreno)
es la trama de un libro. Y ciertamente, este libro esconde una trama física
para deslizarse por una geografía mental
y luminosa pero escabrosa en la que la voz narrativa deambula errática, pero a
un ritmo endiabladamente intuitivo y voraz.
El
narrador, en un arranque de honestidad y brillantez, nos da cuenta de todo lo
que pasa por su mente. Hace un recorrido por recuerdos, pensamientos, ideas,
fantasmas personales y vitales y nos muestra los más recónditos escondrijos
de su Alma.
Pero,
en una especie de juego, también nos presenta a una pareja de personajes
–Eduardo, joven anodino, y María, hermosa mujer que ha perdido el don de la
fotogenia- transitando al fondo del libro como seres secundarios, como extras
que se hallan al margen de esta no-historia de estirpe metaficcional. También,
para rizar más el rizo de la no-narración, Dios será invitado y se erigirá como
actor de reparto en la trama que Javier Moreno ha ideado con tanta maestría.
Hay
libros que impresionan por su singular fuerza. Este va más allá de cualquier
expectativa. Sus 140 páginas se nutren de ideas y apuntes que cualquier otro
escritor podría haber aprovechado para pergeñar una veintena de libros. No
exagero. La inteligencia, la intuición literaria y la capacidad para atrapar aforismos e
instantáneas afilados es un don que
Moreno posee. Quizá porque nació un 26 de agosto como Cortázar y como Teresa de
Calcuta, aúna esa habilidad para el lenguaje del argentino y cierta santidad mística que lo convierten en un demiurgo de la
literatura actual.
He
intentado tomar notas de este libro de un modo natural. Me ha resultado
imposible. El libro está compuesto por un sinfín de impresiones de una
elocuencia que no permiten desestimarlas. Tal vez convendría subrayar, para
acabar antes, lo que no es relevante, que es bien poco.
Comenté
en las redes que pretendía devorar el ‘Alma’ de Javier Moreno en un arrebatado
acto de canibalismo literario. Guardo en mi despensa este libro para repetir mi
celebración caníbal de la literatura cada cierto tiempo. Porque este libro no
se agota ni en una ni en dos lecturas. Hay que releerlo y
reconocer que es uno de los mejores libros que se han escrito en los últimos
tiempos.
Pedro Pujante
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