Quinquis
Editorial Digital CASSANDRA
21
Paquito
recogía un ladrillo del suelo, al pie de la abollada valla metálica que servía
de inútil cerramiento a las obras de la calle, y, sin más dilación, lo
estampaba contra el cristal del SEAT 850 aparcado en el borde de la acera. La
una de la madrugada, ni un alma por una calle cuya farola más cercana estaba a
cien metros. Oculto por las sombras de la noche, abría la puerta del coche y se
abalanzaba en su interior. Entretanto, “el Piños”, ya se había situado
estratégicamente al lado de la puerta, la espalda apoyada sobre el coche, las
manos en los bolsillos de su chupa, mirando a uno y otro lado, atento para no
ser sorprendidos. Poco después, Paquito se reincorpora —el radiocasete entre
las manos—, azuza a su compañero y salen corriendo…
Así arranca esta historia
que transcurre en una localidad del norte de España, pero que no es ajena a
otros lugares de nuestra geografía y de fuera de ella, pues es una de esas
historias que no conocen fronteras; una de esas reales, cuyos protagonistas no
son seres excepcionales, sino personas como las que conviven con nosotros
—vecinos, amigos o parientes—, cuyas vidas se desarrollan sometidas a las
circunstancias que las rodean.
Paquito, el protagonista,
es uno más de esos adolescentes que engrosan las listas del abandono escolar
bajo la pasiva mirada de unos padres tan ocupados en sobrevivir, que apenas
tienen tiempo para ayudarse a sí mismos y a sus hijos a salir de una espiral de
carencias.
Tan solo Nuria, la hermana
de Paquito, es consciente de la gravedad de la situación que va tomando cuerpo
en el interior de aquella casa. Ella asiste, impotente, a la evolución de un
Paquito cada vez más alejado del camino, supuestamente recto, que todo joven ha
de seguir; mientras, la calle será testigo de ese desarrollo en el carácter del
adolescente chulo y extrovertido que, lentamente, se va convirtiendo en un
hombre duro y seguro de sí mismo, dueño de su propia vida, y dispuesto a cuidar
de aquellos que verdaderamente le importan. El sexo, la droga, la delincuencia,
el asesinato y el Sida se dan cita en estas trescientas páginas, pero ello no
es obstáculo para que el amor y el deseo de superación, ocupen un lugar
importante en la vida del protagonista. Sin embargo, a pie de calle, la
realidad no es una realidad de película, sobre todo, cuando no se cuenta con
los recursos necesarios.
Esta es una de esas obras
bien narrada, en la que adecuación, cohesión y coherencia, caminan de la mano
para que el lector se introduzca en la escena como testigo directo de cuanto en
ella sucede. Con registros lingüísticos acordes al ámbito sociocultural en el
que se desarrolla la historia, Agustín García Meana, nos ha llevado de la mano
a través de una época que, aunque ya se nos antoja lejana, muchos todavía
recordamos como una pesadilla vivida hace apenas unos días. Una historia que yo, personalmente,
recomendaría en los institutos para trabajarla con los adolescentes. Pero, QUINQUIS, es, asimismo, uno de esos
libros de difícil accesibilidad en las librerías tradicionales, pues nos
encontramos una vez más, con uno de esos trabajos ante, cuya recepción del
manuscrito, las editoriales recurren al silencio más absoluto, o son rechazados
directamente por no contemplar en ellos la firma de un famoso o el tintineo que
produce la “caja”.
Lola Estal
QUINQUIS
se puede adquirir, de momento, en formato digital, contactando con el propio
autor en su página de Facebook, o directamente con CASANDRA 21 Ed. Digital.
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