Pablo
López Gómez
La
república mejor
Ed. El autor. Madrid 2009
Narrada con una crudeza
impresionante, la descripción de cada detalle traspasa los límites del libro y
las escenas se evaden cada vez que este se abre para atraparnos en sus páginas.
Con la lectura de cada nuevo capítulo un grito se escapa del formato impreso.
Nos convertimos en testigos directos de las secuencias de una vida que se
desarrolla en El Alcázar, donde contemplamos, impotentes, las experiencias
sufridas en el más absoluto silencio dentro de aquel cuartel, un cuartel como
cualquier otro —o quizá como ningún otro— donde el soldado Gabriel Castaño es
destinado tras su Jura de Bandera.
Allí conocerá desde el
primer día lo que es la humillación por parte de un grupo de soldados
bravucones que, sin ningún tipo de escrúpulos, lo convertirán en el centro de
sus bromas, cada vez más alejadas del significado de ese sustantivo.
Pero el soldado Gabriel
Castaño no es un cobarde y mostrarse valiente sin rendirse a los caprichos del
fuerte, sobre todo cuando el fuerte tiene un séquito de matones a su alrededor,
tiene un precio. Un precio muy alto que el soldado deberá pagar cada día desde
la primera noche en que durmió bajo el cielo cuartelario de El Alcázar. Por
eso, porque su familia sabe que el chico no es un cobarde, se cuestiona desde
el principio la veracidad de lo que les cuentan a primera hora de la mañana
cuando, uno de los oficiales del cuartel, les comunica su suicidio.
Personalmente tenía muchas
ganas de comentar sobre este libro, sin embargo, no sabía por dónde empezar. He
de decir que son varias las sensaciones que su lectura me ha producido: “dolor,
indignación, deseo de devolver el golpe y frustración”. En ese orden. También
he sentido tranquilidad; la misma tranquilidad que me embargó cuando hace unos
cuantos años, el Servicio Militar dejó de ser obligatorio.
No resulta fácil
encontrarse con este tipo de obras, si no es a través de amigos de los propios
autores. Son obras que permanecen en ocasiones en el anonimato porque no son
obras destinadas a hacer dinero, sino que surgen de la necesidad de contar
historias que suceden a nuestro lado pero que somos incapaces de ver, quizá
porque hay que tomarse la molestia de abrir los ojos, pero también, de alzar la
voz; y en este caso, ninguna editorial quiso hacerse eco de esta voz. La república mejor es una más de esas
historias rechazadas por las editoriales: Una historia contada con vocablos que
a algunas personas les vienen resultando ya desconocidos, como bisa, cabo chusquero, retreta, etc. Una
historia de «la mili». Una historia con más elementos reales que ficticios; una
historia con un principio triste y un final… «Un final como suelen ser los
finales en la vida real».
Lola Estal
(Los interesados en
la adquisición del libro pueden hacerlo a través del e-mail que figura en la
columna derecha de su blog La garita del
guachimán)
Muchas gracias por tu bonita reseña, Lola. Siempre se agradece que lo que uno escribe no deje indiferentes a quienes lo leen. Como tú ya sabes, "La república mejor" es un libro escrito sobre todo para dejar testimonio de ciertas injusticias y un retrato de aquella realidad histórica que fue el servicio militar, en aspectos muy graves que sin embargo nos hemos dado demasiada prisa en olvidar.
ResponderEliminarSiempre es un placer compartir nuestras impresiones con nuestros amigos lectores, y Acantilados nos proporciona esa posibilidad. Y sí... tienes mucha razón: los españoles tenemos una memoria muy relajada. Armamos mucho ruido en un momento dado y, de repente, pasamos al silencio más absoluto. Por fortuna, siempre hay excepciones.
ResponderEliminarUna maravillosa reseña de un libro que toca a la sensibilidad y humanidad de cada uno. Una novela que habría de conocer el público.
ResponderEliminarPatricia (El Ballet de las Palabras)