Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

jueves, 2 de mayo de 2024

El invencible, de M.D. Álvarez

 


 

 

En un mundo asolado por la guerra, nuestro héroe, Hector, se alzaba como un faro de esperanza. El ejército invasor, confiado en su superioridad numérica y sus brillantes armaduras, subestimó la tenacidad de nuestro campeón.


La batalla se libró en tierras inhóspitas y desconocidas, donde la naturaleza misma parecía conspirar contra los combatientes. Pero Héctor no era un guerrero común. Su interfaz, alimentada por una tecnología avanzada, trazó una trayectoria precisa que le permitió aniquilar a las hordas de esbirros y caballeros enemigos.


Los generales del ejército bárbaro observaron con horror cómo su estrategia se desmoronaba ante la fuerza imparable de Hector. Cada golpe, cada movimiento, estaba calculado con precisión milimétrica. La tierra temblaba bajo sus pies mientras avanzaba, y el enemigo caía como hojas en el viento.

La leyenda de Hector se propagó rápidamente entre las filas enemigas. Los soldados murmuraban su nombre con temor y admiración. ¿Quién era este guerrero imparable? ¿Qué poderes ocultos lo impulsaban?

Pero Hector no luchaba solo por la gloria o la victoria. Luchaba por su gente, por la paz y la libertad. Y así, con cada espadazo, con cada embestida, se convertía en un mito viviente.

Al final, el ejército invasor fue derrotado. Las brillantes armaduras y las espadas afiladas no pudieron resistir la determinación de Hector. La tierra inhóspita se tiñó de sangre, pero también de esperanza.

Y así, nuestro héroe se alzó sobre los escombros del campo de batalla, mirando hacia el horizonte. Sabía que más desafíos lo esperaban, pero también sabía que no estaba solo. Tenía su interfaz, su fuerza y la voluntad de un pueblo que creía en él.

La leyenda de Hector perduraría mucho después de su tiempo. Y en las noches oscuras, cuando el viento soplara a través de las montañas, la gente susurraría su nombre con reverencia: Hector, el invencible.

M. D.  Alvarez

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