En las calles bulliciosas, donde los destinos se cruzan como hilos en un telar, nuestro héroe vislumbró a una figura que destilaba misterio y belleza. Sus ojos se encontraron en un instante, y en ese fugaz encuentro, el mundo se redujo a un solo pensamiento: ella.
Pero
como en toda buena historia, la vida los separó. Ella desapareció en la
boca del subterráneo, y él quedó con la certeza de que volvería a
buscarla. Sin embargo, su camino estaba trazado por una misión urgente y
peligrosa.
Infiltrarse
en una organización terrorista era su deber. Las células activas
amenazaban la paz mundial, y él era el elegido para desarticularlas. En
medio de su tarea, la vio nuevamente. Ella estaba con un grupo de
individuos de dudosa reputación. ¿Sería ella su enlace?
Siguió
sus movimientos desde la sombra, hasta que ella lo invitó con un sutil
gesto a seguirla a una cafetería. Allí, ella le entregó un dispositivo
inalámbrico que le abriría las puertas de la base terrorista.
Información crucial fluyó: siete células activas planeaban atacar las
centrales de energía solar más importantes del mundo.
"Nos
veremos pronto", dijo ella con convicción. Y él no dudó en responder:
"Cuando termine esta misión, me gustaría invitarte a comer". Así, ella
se levantó y se alejó, dirigiéndose a las coordenadas secretas.
La
base estaba oculta en un bunker militar. Nuestro héroe activó su
interfaz de inteligencia CGI y abrió la puerta sin esfuerzo. Localizó
cada célula y se dispuso a neutralizarlas. Cuando todo estuvo hecho,
colocó cargas de demolición para destruir el bunker.
El
mundo nunca sabría de su sacrificio, pero él seguía siendo un héroe en
las sombras, movido por la palabra y la acción. Su nombre no figuraría
en los libros de historia, pero su legado perduraría en la memoria de
aquellos que luchan por un mundo mejor.
M D Alvarez
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