Luz y oscuridad
Impedimenta, octubre de 2013
La inacabada novela de Natsume Kinnosuke (Edo, 1867), es la historia de Tsuda y de O-Nobu, o mejor, la descomposición de una pareja sometida a los convencionalismos sociales de la época y a las tiranías de una vida familiar un poco extraña, a la mentalidad occidental, pero que tras haber leído ya varias obras del genial Soseki, empiezo a verlas como algo común.
Yoshio Tsuda es un joven oficinista casado con la bella Nobuko O-Toki desde hace unos seis meses, viven con su criada, O-Toki, y a duras penas llegan a final de mes, para lo que necesitan el dinero que le gira el padre de Yoshio. Éste es un poco enfermizo y se enfrenta al problema económico de tener que dejar de trabajar durante unas fechas para operarse en una clínica, con los nuevos gastos que ello le acarreará.
Como él se dice: no existe forma de saber, de prever, cuándo se operará un cambio súbito en el cuerpo de uno, algo que le produce pánico pensarlo.
Pero es la relación de Tsuda y O-Nobu el eje de esta historia, de la joven pareja que lleva seis meses casados cuando comienza la novela, pero cuyas vidas parecen cicular por caminos paralelos, que se unen únicamente en escasos tramos del día. O-Nobu llega a pensar que su marido es muy egoísta, que a pesar de abrirle ella el corazón, de convertirle en único destinatario de sus amables atenciones, no parecían tener límite los sacrificios que demandaba de ella (Pág 107).
Tanto él como ella se empeñan en mantener las apariencias de ser una pareja feliz, de haber alcanzado lo que deseaban, porque a uno y a otra les vencen los convencionalismos sociales, quienes les rodean, a pesar de que sus vidas parecen ir hacia un abismo, hacia la más oscura de las noches.
Será una charla con un desagradable amigo de su marido -Kobayashi-, mientras éste está ingresado en la clínica, que descubre algo que nunca habría imaginado (Pág 180).
Después, la aparición Kiyoko Seki, el primer amor de Yoshio, ahora casada, da un giro a la existencia de la pareja...
La novela, como digo, inacabada, termina con postfacio del premio Nobel Kenzaburó Oe, que nos situa en la estructura de esta novela, que significó el principio de la moderna literatura japonesa.
Francisco Javier Illán Vivas
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