Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

martes, 26 de noviembre de 2013

Lágrimas en el otoño



Yecla, cilantro y retama.

Una niñez recortada.

Polvo, tierra, madrugada,

sabor a juegos de infancia.

Ingenuidad, llanto, hielo,

lápiz, sacapuntas, áula.

Agosto de ojeras largas,

de dolor, muerte y entierro.

Luto, silencio completo,

orfandad, misa, Hecce Homo,

lágrimas en el otoño

y el rigor cruel del destierro.



Bocairent desconocido.

Nuevas calles, nuevos sueños,

nueva lengua, tiempos nuevos,

posada y nuevos gemidos.

Pertinaz y triste olvido

de angustia y de calles anchas.

De mijo y pan de cebada,

de leche en polvo y de amigos.



Juventud, ¡qué gran tesoro!

adolescencia, espinillas,

ilusiones, campanillas

y escarceos amorosos.

Aventuras, desengaños,

pasiones desenfrenadas,

riesgo, caricias frustradas

y besos que nunca he dado.



Fábricas, mantas, trabajo.

invierno, niebla y escarcha.

Más curas, menos palabras

y el “Cara al Sol” brazo en alto

Total desconocimiento

de praderas de colores,

de otras voces y otros soles,

tendencias y sentimientos.

En el horizonte, un hueco,

en el ánimo, vacíos

y en el espíritu hastíos

impertinentes y tercos.



Campo, carretera, niña.

Mejillas como manzanas,

nuez, almendras, avellanas

y flores en la campiña.

Besos castos y un poema.

Amor que revolotea,

mariposas que aletean.

De nuevo, risas y penas.

Prisas, boda, inexperiencia.

Deseos mal expresados,

sentimientos encontrados

faltos de aromas y esencias.



Un adiós inesperado,

otros anhelos, progreso,

mudanza, cambios, regreso

a un mundo semiolvidado.

Tiempo nuevo y amor viejo.

Casa, viajes, asfalto.

Placeres y sobresaltos.

Tres estrellas en el cielo.



Nace un pensamiento nuevo,

con otra ilusión se vive.

Esquemas que ya no sirven.

Ni Dios, ni amo, ni clero.

Pasos que miran atrás

para desandar lo andado.

Una historia y un pasado

que se vuelven a encontrar.

Yecla, punto de partida y meta.

Bocairent en el camino.

Son, para un solo destino,

dos galaxias contrapuestas.



Viento en una tarde aciaga.

La propia muerte en mis dedos.

Olvidarme yo no puedo

del frío de su mirada.

Vertiginosa carrera.

Bufanda, abrigo, vejez,

achaques, tos, dejadez,

sabiendo lo que me espera.



¿Qué quedó de todo aquello?

Sueños, recuerdos, nostalgia,

amor, desamor, distancias

y un viejo que escribe versos.


Pedro Ortuño Ibáñez

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