Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

domingo, 11 de agosto de 2013

Los soles por las noches esparcidos, de Santiago Montobbio (Reseña 537)

Santiago Montobbio

Los soles por las noche esparcidos
Los libros de la frontera, mayo 2013

Diecisiete meses después de la publicación del sorprendente poemario La poesía es un fondo de agua marina, Santiago Montobbio saca a la luz, para disfrute de sus lectores, todo el enorme caudal poético que creó en aquellos febriles días de principios de 2009 y que no fueron incluidos en el citado libro.

Los desconocidos lectores de estos no tan abruptos acantilados de papel recordarán que aquel libro era una demostración empírica de que la fiebre creadora existe, pues Santiago, tras veinte años de silencio, comenzó a escribir de "manera constante y copiosa" poemás y más poemas, y ya os conté que, sin poner traba alguna a la creación manaron como tormentoso caudal "438 poemas en tres semanas de marzo y unos días de abril. Luego, en verano y otoño, volví a escribir otros 500, hasta alcanzar un total de 942". ¡Qué menos que exclamar, increíble! Y no increíble por la cantidad, conozco autores y autoras que son capaces de crear decenas en un sólo día... pero muy pocos, o ninguno de esos poemas, supera la lectura crítica.

Si en aquel libro se incluyeron una extensísima selección de aquellos poemas, en el presente lo hacen los poemas que no estaban en él, con lo que pueden formar una unidad muy interesante en su lectura, pero que también podemos leer separadamente.

Poemas que encontraremos según el orden de creación, de aparición, numerados, con lo cual ambos poemarios se complementan y completan aquellos días de 2009, donde Santiago vivió poéticamente, para la poesía, escribiendo donde se encontrase en cada momento, ya os lo conté: en la Vía Augusta, en la Diagonal, apoyado a un árbol, sentado en un banco del paseo...

Variedad, riqueza de contenidos, compromiso con su tiempo, con el acontecimiento de ese día, o de esa hora, reflexión sobre la poesía, sobre qué es, pero también un ejercicio de profundizar en sí mismo, de descender hasta el fondo de la conciencia y emerger escribiendo lo que se ha encontrado.

Ha sido un placer completar el ciclo.

Francisco Javier Illán Vivas

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