Entró en el
bar y se desplomó en la primera silla. Estaba yendo a encontrarse
con Alma por última vez y necesitaba beber algo fuerte. El mozo se
acercó y le pidió un whisky doble y un café, doble también.
Se preguntaba,
después de veinte años, quien era Alma realmente. Cuando la
conoció él había llegado recién del interior, no tenía donde
vivir y ella le ofreció su departamento diminuto y alegre que tenía
un balcón desde donde se podía ver la plaza de Talcahuano y
Córdoba.
Alma lo ayudó
a escaparse sin pagar del hotel donde estaba viviendo, él no tenía
trabajo y estaba arruinado. Ella lo ayudó a establecerse sin pedir
nada a cambio. En esa época, Alma trabajaba como promotora de ventas
para un laboratorio de cosméticos, había vuelto de Europa hacía
seis meses, donde vivió cinco años. Era culta y refinada, con un
práctico criterio de realidad que él no tenía. Sabía cómo
organizarse y sobrevivir en aquella vorágine llamada Buenos Aires.
Hablaba poco de sí misma. Aunque él estaba convencido que ella era
un caso de personalidad múltiple, bipolaridad o esquizofrenia, ¿Por
qué no?, la psiquiatría ofrecía una serie de diagnósticos que su
mente, simple y generosa, apenas conseguía enunciar.
Él no era
Alma, bondadoso de corazón abierto, sabía ganar amigos donde quiera
que fuese. Alma tenía aristas y tal vez un pasado difícil. Cuando
la conoció estaba sola, con una familia especial que sólo la
llamaba para pedirle dinero. A él no le importó ni el pasado ni la
familia de ella. Bien podía ser escritora, bailarina ó vendedora
ambulante en una línea de colectivos, que a él no lo hubiera
importado. Sólo tomaba de ella su espíritu aventurero que lo
embarcaba y lo sacaba de las situaciones más locas, absurdas y
peligrosas que pudiesen vivir. Como aquel día en que estaban
bailando en el restaurante griego y un par de borrachos se pusieron
pesados pasando de la danza alegre a la pelea agresiva. En ese
momento Alma pasó de la soleada Acrópolis a una discusión
callejera en el West
Side Story,
lo defendió y lo cubrió hasta llegar a la salida del lugar donde
tuvieron que correr hasta quedar sin aliento.
¿Quién era
Alma?
Una vez llegó
a casa y la encontró con los ojos enrojecidos, la miró queriendo
preguntarle que había sucedido. Ella respondió - Me acordé de esa
frase…No
nos une el amor sino el espanto-. Sin
decir más, se levantó y comenzó a ordenar la casa.
En este último
tiempo viajaba por trabajo. Era representante de un laboratorio de
productos naturales de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires.
Permanecía allá tres o cuatro días de la semana. Él no le hacía
preguntas, dejó de tener esa costumbre. Sólo le interesaba que ella
llegase y lo encausara en la rutina como una madre que mece la cuna
adormeciendo a su hijo.
¿Qué sentía
Alma?
Difícil de
saber. Permanecía distante y callada la mayor parte del tiempo que
estaban juntos. A veces la sorprendía manteniendo un diálogo con un
interlocutor imaginario. Después de todo, ¿Quién no tiene un amigo
invisible al que le confiesa sus secretos?
¿Qué sucedió
con Alma?
Miró el
reloj, eran las cinco de la tarde, tenía que apresurarse. Pagó y
salió del bar. Comenzó a caminar por Córdoba derecho hasta Junín.
Tenía que caminar sólo cuatro cuadras pero hubiera querido que
fuesen más. Sintió que su vida se hundía en cada paso que daba.
Una sucesión de recuerdos aparecieron en su mente como un film sin
editar. Era tarde, no sabía cómo volver atrás, ahora debía
enfrentar los hechos.
Encuentro con
Alma
Atravesó el
patio de la Morgue Judicial. En la recepción se identificó: soy
Felipe Antonelli y vengo por Alma Vázquez.
El guardia
levantó el intercomunicador, lo anunció y dijo – Pase señor, el
inspector lo espera en la sala. Otro guardia lo acompañó hasta la
puerta donde había una placa que decía Jorge A. Benítez
–Inspector.
Benítez lo
recibió de pie, al costado del escritorio, estrechó su mano y
rápidamente agregó: -Por favor, tome asiento, necesito hacerle unas
preguntas, ¿quiere un café? Él asintió con la cabeza.
Benítez
inició el diálogo – ¿Usted conocía un tal Julio Aznar?
-No, por qué,
¿tendría que conocerlo?
El inspector
lo observó perplejo y respondió – No siempre sabemos todo de
todos, a veces llegamos a convivir con alguien, y un día, de la
noche a la mañana nos despertamos y descubrimos que pasamos años
con un desconocida ó desconocida.
Felipe
impaciente replicó – ¿Adonde quiere llegar, que me quiere decir?
Yo estoy aquí por mi mujer, que según me informaron, sufrió un
asalto, se resistió y fue muerta por el ladrón.
-Ella fue
muerta sí, lo del ladrón… tendré que aclararle… Ante todo
quiero decirle que esto no será fácil para usted – Benítez
continuó – Según relato de Aznar, que confesó, él y su mujer se
conocieron hace más de veinte años, cuando ella era bailarina y él
estaba de paso en Buenos Aires participando de una exposición de
fotografía. Se enamoraron, él permaneció un tiempo viviendo aquí.
Luego volvió a España. Se comunicaban esporádicamente, hasta que
ella viajó para instalarse en Europa. Vivieron juntos cerca de cinco
años. Un día, de la noche a la mañana, ella se fue, lo dejó. Él
no supo por qué. Hace tres años volvieron a encontrarse,
alquilaron una casa en San Pedro, provincia de Buenos Aires. Su mujer
permanecía allí tres o cuatro días de la semana. Aznar le pidió
que viviese con él. Parece que ella no quiso. La relación comenzó
a estar tirante entre ellos, discusiones, escenas, etc. Ella comenzó
a distanciarse. Él sintió que volvía a dejarlo. No lo soportó…
y el resto de la historia ya la sabe.
Cuando el
inspector concluyó el relato, él estaba pasmado, con las manos
heladas como si el muerto fuese él. Alcanzó a balbucear si podía
verla. Benítez llamó a un guardia para que lo acompañara.
Al salir de la
sala, vio, detrás de una puerta de vidrio, a un hombre de alrededor
de cincuenta años, cabello grisáceo y con las manos esposadas. Lo
miró fijo y en su mirada había desesperación, abatimiento y una
pregunta… ¿Quién era Alma?…
Nora Ibarra, nacida en Buenos Aires, vive en Brasil desde hace doce. Psicopedagoga, trabaja como profesora de español. Actualmente escribe, además de cuentos y poesía, una novela sobre su experiencia en Brasil. Podéis encontrarla en facebook y en su bitácora.
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