Parecía que las puertas del cielo se habían abierto. De
repente, sin previo aviso, apareció una criatura espantosa. Había sido
enviada a través de las puertas que suponíamos nos darían acceso al
ansiado paraíso. Pero en lugar de eso, nos encontramos con Belial, el
Destructor. Al parecer, habíamos sido unos hijos muy tercos, y era hora
de que nos castigaran de forma severa.
Belial
era un monstruo imponente, con más de **2000 metros de altura**. Estaba
cubierto de púas envenenadas y tenía **trescientas cabezas**, cada una
coronada con tantas coronas como mundos había aniquilado. Además, poseía
**doscientos brazos** recubiertos de escamas de diamante. Pero lo más
aterrador de todo era su abdomen, del cual emergían **trescientos
tentáculos** sinuosos de un tamaño colosal.
Estábamos
a merced de esta pesadilla devoradora. Todo lo que se cruzaba en su
camino era consumido sin piedad. En definitiva, estábamos a merced de
Belial, el Destructor, por motivos más que sobrados. Nos tocaba
apechugar con él.
M . D. Álvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario