Luis Barberá
Omeyas
M.A.R. Editor, 2021
Estamos ante la obra ganadora del VIII Premio Alexandre Dumas de novela histórica, y esta presentación es ya para tener en cuenta que se trata de una obra pasada por el filtro de la calidad. Además, es la continuación histórica de El Visigodo, del mismo autor, que ya comentamos en estos no tan abruptos Acantilados de papel.
La novela nos llevará desde el año 722, inmediatamente después de la batalla de Covadonga, hasta el año 759, en la Batalla del río Eume; tras hacernos atravesar desiertos abrasadores e ir presentándonos al protagonista principal de este fragmento de la historia de la península: Abderramán I, el primer emir independiente de Córdoba, fundador de la dinastía Umawi.
Dos aportaciones importantes de esta novela son la aparición de los vikingos, de sus ataques a playas de la península, conectando lo que se vivía en esta parte de Europa con el resto de ella; y el pueblo que precedió a beduinos, bereberes y demás: el desaparecido pueblo de los garamantes, el primer pueblo dominador de las arenas del desierto sahariano.
El logro del autor es presentarnos la historia como realmente tuvo que ser, y hacernos conocedores de los personajes, tanto reales como imaginarios (necesarios para ir pegando los momentos históricos con los momentos que tuvieron que ser) y dejarnos un apéndice extensísimo para mejor comprensión de aquellos turbulentos años de guerras continuas entre musulmanes, sus diferentes facciones, y cristianos. Y también, por qué no, de las casi imposibles alianzas de unos y otros que jamás nadie hubiese podido creer que se produjeran.
Quiero destacar el final de la novela, el capítulo XXVI, una muestra casi gráfica del saber hacer del autor, pues el lector es introducido en medio de la batalla y va viviendo, gracias al buen hacer de Luis Barberá, cómo esta se desarrolla en uno y otro frente.
Francisco Javier Illán Vivas
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