Alejandro Pérez Guillén, Antoni Barnils, Fernando López Guisado, Joaquín Piqueras, José Manuel Vivas, Marta Núñez Delegido, Pedro Javier Martínez Martínez, Pedro Juan Gomila Martorell, Rosa Mª Berlanga Benito y Vicente García Hernández.
Diez voces de la poesía actual 2017Ediciones Trirremis, 2017
Cuando Francisco
Javier y Toñy, o Toñy y Francisco Javier, me pidieron que coordinara la tercera
entrega de su colección Diez voces de la
poesía actual, sentí una enorme alegría, pero, a la vez, una enorme
preocupación. Tenía claros cinco o seis nombres de poetas a los que invitaría a
tal acontecimiento, del que ya me habían hablado como proyecto en mi época de
colaborador de Ágora papeles de arte
gramático, cuando Fulgencio y Francisco Javier dirigían la revista, en su
época dorada.
Pero poco
después recibí una oferta profesional que pocos pueden rechazar y mi destino se
ligó a la Capitale, a Roma, la Eterna, y, en ella, una diminuta ciudad estado
donde ocurren tantos acontecimientos que es imposible desconectarse ni un solo
día.
Así que cuando
llegó la fecha de comenzar a recoger las colaboraciones, no me encontraba en
España. Es más, ahora escribo esto desde Jerusalém, un lugar como no hay otro
en el mundo. Fueron ellos, por tanto, los que llevaron a cabo las
comunicaciones con los autores que les propuse, además de aceptar el nombre de
dos que faltaban a mi relación para alcanzar las diez voces.
Ocho plumas
masculinas, dos femeninas. Es la cara inversa del primer volumen de la colección,
el que coordinó Francisco Javier, cuando fueron ocho plumas femeninas y dos
masculinas.
La poesía es un
arma cargada de futuro, es un arma cargada de libertad, es un arma cargada de
esperanza en un mundo convulso, atormentado, ecológicamente enfermo,
ambientalmente en vías de extinción.
Por eso
proyectos como los que organizan esta dupla sin igual que representan Toñy y
Francisco Javier, son una luz al final del tenebroso túnel. Desconocemos qué
nos deparará el mañana, yo mismo estoy ahora en un lugar donde la muerte está
más próxima que la vida. Pero no desespero.
Tengo la
esperanza de que los poetas iluminen con su voz esta oscuridad que nos rodea.
Entrad, entrad y
gustad.
Salvador Vivancos Manzano
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