Mientras
la literatura oral perteneció al pueblo, era el pueblo quien decidía
qué debía contarse, cómo y cuando. Se que el motivo de esta
revista trata la sociedad actual y a mi, falta de ideas para
desarrollar un artículo de gran calado, solo se me ocurre contarles
este cuento, hecho de trozos de diferentes versiones recogidas de la
tradición oral de la península ibérica y ya les voy comentando.
Insisto que esto es solo un cuento.
“Pues
señor, dos mujeres se pusieron de acuerdo para criar pollitos. Una
puso la gallina clueca y otra los huevos. Pero de todos los huevos
solo nació un pollito. Y las mujeres se pusieron de acuerdo para
partirlo por la mitad. Una se comió su medio pollo, asado y con
patatas, pero a la otra le dio pena y decidió echarlo al corral. Y
como tenía medio piquito, una alita, una patita, en fin que era la
mitad de un pollito, todo el mundo lo llamaba Mediopollito.
Hasta
aquí lo normal para un cuento. En otras versiones, no mencionan a
las mujeres y su decisión salomónica sino que el pollito es tan
pequeñajo, delgado o tan poca cosa que todos lo llaman medio
pollito.
Un
día, escarbando en el estercolero, Mediopollito encontró medio
durito. En ese momento pasaba por allí el rey que le dijo:
-Mediopollito,
préstame tu medio durito que me quiero casar.
En
el mundo de los cuentos, el rey, no lo es literalmente, sino que
representa una figura de gran autoridad o poder. Por otro lado, ¡que
oportuno! ¿no les parece?, estar allí justo cuando Mediopollito
encuentra algo de valor.
En
las diferentes versiones, Mediopollito encuentra un medio real de
plata, una bolsa de dinero, un medio pesito (versiones
hispanoamericanas) o simplemente dinerito. A mi me gusta la idea de
que sea “medio” (como Mediopollito) sea real, moneda de oro,
plata, peso, duro u euro. Esto a gusto del narrador.
El
rey dio su palabra a Mediopollito de que la semana siguiente le
devolvería su medio durito, pero pasó una semana y otra y otra, y
luego un mes y otro. Mediopollito mandaba recado al rey, pero el rey
no le devolvía su medio durito.
Ya
se que esto es solo un cuento, pero esta situación ¿no les suena?
Es como un “dejavú”.
Entonces
Mediopollito se dijo: “Esto no puede ser. Voy a ir al palacio del
rey a pedirle mi medio durito”.
Con
dos c….., bueno, con uno.
Caminando,
caminando se encontró con unas palomas que le preguntaron:
- Medio pollito, ¿dónde vas?
- Medio pollito, ¿dónde vas?
-
Al palacio del rey, a por mi medio durito. Si queréis venir
conmigo...
Y
las palomas se fueron con él. Pero al rato de volar se cansaron y
dijeron:
-Mediopollito,
que nos cansamos.
-
Pues meteros en mi medio culito. –Y allí se metieron.
Repito,
estamos en un cuento y Mediopollito ofreció lo que tenía para
ayudar a estas palomas cansadas. Los niños una vez instalados en el
cuento, no cuestionan ni la lógica, ni el lugar. Solo se miran entre
ellos preguntándose si un adulto ha mencionado la palabra "culito"
en el cuento y si les está permitido reírse de ello (experiencia
personal con unos niños hipereducados).
Caminando,
caminando llegó a una pueblo donde cacareaban asustadas las gallinas
porque andaba una zorra asaltando los corrales. Al ver a Mediopollito
le dijo:
-
Medio pollito, ¿dónde vas, que te voy a comer?
-
No me comas, no me comas que voy a tener dinero y te daré muchas
gallinas. Me dirijo al palacio del rey por mi medio durito. ¿Quieres
venir conmigo?
Mediopollito,
en vez de echar a correr (que por otro lado no le hubiera servido de
mucho), ofrece una alianza.
-Pero
eso está muy lejos y me cansaré -contestó la zorra.
-Pues
métete en mi culito.
Y
allí se metió la zorra.
Sumando
compañeros de viaje…
Mediopollito
siguió andando y andando y al atravesar un bosque se encontró con
un lobo, que le preguntó:
-
Mediopollito, ¿dónde vas?
-
Al palacio del rey por mi medio durito.
-¿Me
dejas que te acompañe?
-Pues
anda lo que yo ande.
Y
fueron caminando caminando hasta que el lobo dijo:
-
Medio pollito, que me canso.
-
Pues te metes en mi culo y asunto resuelto.
Y
el lobo allí se metió y Mediopollito siguió su marcha más
contento que un ocho..
…alguno
de ellos, bastante feroz…
Caminando,
caminando, se encontró con un enorme pedregal. Y dijo Mediopollito:
-
Con tantas piedras me cansaré yo. Mejor será…
Y
se dio la vuelta y todas las piedras entraron por su medio culito.
…y
otros muy pesados. Y a estas alturas del cuento, los niños se ríen
con todas sus ganas. En algunas versiones se trata de una montaña la
que encuentra en medio de su camino.
Caminando,
caminando se encontró un río en la mitad del sendero:
-
Río, por favor, déjame pasar, que no puedo volar, ni se nadar.
-Mediopollito
¿dónde vas? -preguntó el río
-Al
palacio del rey por mi medio durito.
Al
río le impresionó mucho que aquel Mediopollito fuera a visitar al
rey y le dijo:
-¿Podría
acompañarte yo?
-Claro,
solo tienes que andar a mi lado.
-Pero
yo no ando...
-Eso
no es problema, métete en mi culo -dijo tranquilamente Mediopollito.
Y
allí se metió el río y Mediopollito continuó su marcha más
contento que un ocho y con un culo como una plaza de toros.
Ya
saben, a grandes males...Y hablando de plazas de toros...
Caminando,
caminando, se encontró con un toro:
-Mediopollito,
¿dónde vas?
-
Al palacio del rey por mi medio durito.
-
¿me dejas ir contigo?
-
No, no, que te vas a cansar.
-Yo
no me canso. Soy un toro y hago mucho ejercicio por el campo, dehesa
arriba, dehesa abajo.
-Vale,
pues acompáñame.
Pero
al cabo de un rato el toro dijo:
-Mediopollito
que me canso.
-Ya
sabía yo -dijo Mediopollito- ¡Hala! métete en mi culito.
Y
allí se metió.
Un
toro, sí, un toro. Poca cosa después de un pedregal y un río
Además es un símbolo inseparable, donde los haya, de la península
ibérica y de los españoles.
Y
por fin, Mediopollito llegó al palacio del rey y llamó a la puerta:
¡Pom, pom!
-
¿Quién es? -preguntaron los criados.
-
Soy Mediopollito y vengo por mi medio durito.
-¡Señor
rey, señor rey!, aquí está Mediopollito que viene por su medio
durito.
-
Cogedlo por la pata y llevadlo al granero, a ver si se ahoga cuando
le echéis el trigo encima y mañana me lo comeré.
El
rey no parecía acordarse de su palabra. Pienso que les puede parecer
raro que a un rey le pase esto, pero como saben esto solo es un
cuento y cualquier parecido con la realidad...
Y
así lo hicieron. Y empezaron a echarle trigo encima y cuando
Mediopollito no podía moverse y casi estaba aplastado, dijo:
-¡Palomas
salid!
Y
así lo hicieron y se comieron en un plis, plas, todo el trigo del
granero del rey y se fueron volando.
Y
entonces Mediopollito empezó a gritar: “¡PIO, PIO, PIO, QUIERO LO
QUE ES MIO!”
¿No
les parece una frase estupenda? ¡A los niños les encanta corearla!
Los
criados fueron a decirle al rey:
-
¡Señor rey, que Mediopollito se ha comido todo el trigo!
-
Pues cogedlo por la pata y echadlo al corral de los gallos de pelea.
¡Ja, ja, ja! y mañana me lo comeré.
¡Ay!
¡Pero qué malo! ¡Quería que lo picotearan y lo mataran!
Y
así lo hicieron. Lo echaron al corral en medio de aquellos furiosos
gallos de pelea, pero entonces Mediopollito dijo:
-¡Zorrita,
sal!
Los
amigos están para cuando se necesitan. En los tiempos buenos y en
los malos. La zorra ayuda a Mediopollito…
Y
salió la zorra y se comió uno a uno a todos los gallos y se marchó
tan contenta.
…y
Mediopollito, le proporciona comida. Esto es cooperación.
Y
Mediopollito gritaba: “¡PIO, PIO, PIO, QUIERO LO QUE ES MIO!”
Los
criados le dijeron al rey:
-
¡Señor rey, Mediopollito se ha comido a todos los gallos de pelea y
no ha dejado ni las plumas!
-
¡Pues cogedlo por la pata y encerradlo con los potros salvajes, que
mañana me lo comeré!
¡Ay!
¡Que el rey quería que lo cocearan y patearan! ¡Pero si
Mediopollito solo quería su medio durito!
Y
así lo hicieron, lo encerraron en la cuadra. Y Mediopollito, muy
asustado, en un rincón, dijo:
-
¡Sal Lobito, de donde estás metido o soy un pollito perdido!
Y
el lobo salió, se comió a todos los potros sin dejar ni uno solo y
se marchó tan contento.
¿No
están de acuerdo en que tener un aliado feroz viene estupendamente
en situaciones extremas?
Y
Mediopollito gritó: “¡PIO, PIO, PIO, QUIERO LO QUE ES MIO!”
Solo
lo que es suyo y nada más.
Los
criados le dijeron al rey:
-¡Señor
rey, Mediopollito se ha comido a todos los potros y no quedan ni las
pezuñas!
-
¡Pues ya me he cansado! ¡Tiradlo al pozo que se ahogue! -dijo el
rey muy, muy enfadado.
Parece
que Mediopollito pone del mal humor al rey ¿por qué será?
Y
así lo hicieron. Pero Mediopollito gritó con todas sus fuerzas:
-
¡Piedras salid!
Menos
mal que aún le quedan aliados.
Y
salieron todas las piedras de golpe y cegaron el pozo.
Y
Mediopollito, fuera del pozo y encima de una montaña de piedras,
gritó: “¡PIO, PIO, PIO, QUIERO LO QUE ES MIO!”
Y
el rey dijo: ¡Se acabó! Voy a comerme asado a ese Mediopollito.
¡Echadlo al fuego!
Este
rey parece dispuesto a todo. Los niños inmersos en la trama del
cuento se muestran indignados en estos pasajes, ¿por qué no
devuelve a Mediopollito, lo que prometió?, se preguntan.
Y
así lo hicieron los criados, pero cuando ya lo habían echado al
fuego, Mediopollito gritó:
-
¡Rio, sal!
Y
salió el río, con tanta fuerza que no solo apagó el fuego, sino
que inundó todo el palacio y salió por las puertas y ventanas
corriendo por el campo, camino del mar.
-
¡PIO, PIO, PIO, QUIERO LO QUE ES MIO!
-¡A
mí el ejercito! -gritó el rey- ¡Matad a Mediopollito!
Era
inevitable. El rey es poderoso y tiene a su servicio el ejército.
Así que lo utiliza. Pero los niños saben que Mediopollito aún
tiene un aliado en su medio culito y muy vehementemente piden que
salga.
Y
cuando todo el ejercito rodeó a Mediopollito y lo iban a matar,
dijo:
-
¡Toro sal!
Cuando
a Mediopollito ya no le queda más remedio, se defiende con la fuerza
del toro frente a la fuerza del ejército del rey. Esto se dice que
es en legítima defensa. Aunque si dejáramos hablar al rey, quizá
también diría que usó a su ejercito en legítima defensa. En fin,
sigamos con el cuento.
Y
salió el toro como un huracán, persiguiendo a los soldados que se
dispersaron rápido, dejando solo al rey. Entonces se puso a correr
detrás del rey y de vez en cuando lo corneaba y el rey salia volando
para después caer al suelo y seguir corriendo. Y el rey gritaba:
-
¡Socorro, socorro, socorro!
Los
niños salta, gritan y aplauden. No es posible mantenerlos sentados.
Tal es su alegría.
-Y
Mediopollito decía: “¡PIO, PIO, PIO, QUIERO LO QUE ES MIO!”
¡¡Vamos,
no se corten!! ¡¡Coreen conmigo: “¡PIO, PIO, PIO, QUIERO LO QUE
ES MIO!”!!
-¡Vale,
vale, Mediopollito! ¡Te daré tu medio durito! ¡Pero dile al toro
que me deje en paz!
Y
consintió Mediopollito en que el toro se parara. Mediopollito le dio
las gracias al toro y este se marchó tan contento.
El
rey devolvió a Mediopollito su medio durito. Y este regresó a su
corral muy satisfecho.
¡¡Ufff!!
Hay que ver, la que tuvo que montar Mediopollito, solo para que le
devolvieran lo que era suyo y nada más.
Y
colorín colorado éste medio cuento se ha acabado.
En
las diferentes versiones de este cuento, se escogen también
diferentes personajes que entran y salen del medio culito y se altera
el orden de aparición, pero sorprendentemente, la estructura y la
intención permanecen intactas.
Los
comentarios y el análisis de este cuento, a nivel simbólico,
antropológico, psicoanalítico etc., darían para muchas páginas.
En este caso prefiero que cada uno extraiga lo que guste y solo
quiero añadir algunas líneas más a modo de reflexión.
¿Por
qué será que esta historia ya no se cuenta en el seno de la
familia? Se ha ido sustituyendo por cuentos “edulcorados,
empaquetados y políticamente correctos”, donde hasta la palabra
“culo”, tan cotidiana, está mal vista. La verdad es que no me
imagino, contando esto a los niños y explicándoles aquello del
“medio ano”.
Pero
es algo mucho más profundo e importante, pienso que cuando la clase
ilustrada (con poder) irrumpió en este género, apropiándose de las
historias del pueblo llano, para perpetuarlas por escrito, decidió
“embellecerlas”, “adecentarlas” y de paso eliminar cualquier
elemento que no coindiciera con sus intereses (que bautizaron como
“políticamente incorrecto”) o que facilitara cualquier idea que
pudiera sonar subversiva al pueblo.
A
falta de abuelos y abuelas, gracias a varios recopiladores y
narradores, tenemos versiones lo más parecidas a aquellas que se
contaban en nuestra península antes de la era de la televisión, que
nos privó (con nuestra necesaria colaboración) de la importante
comunicación familiar.
Solo
falta que lo contemos a nuestros niños y niñas, por aquello de
mostrarles que es posible que un medio pollito pueda defenderse de
personajes todopoderosos y abusones.
Igualmente
os animo a contarlo en las reuniones familiares, donde los adultos
además de divertirse, quizá puedan inspirarse para situaciones
varias de los tiempos que vivimos.
Para
los más transgresores, una sugerencia para el público infantil:
prueben a acompañar la salida del personaje del lugar donde estaba
escondido, con un conocido sonido característico solo de ese lugar.
Hilaridad garantizada. Y sobre todo no dejen de corear, por si
pudiera serles útil en algún momento:
“¡PIO, PIO, PIO,
QUIERO LO QUE ES MIO!”
Carmen
Clemente Abenza (Lorquí, Murcia, 1958). Cuentacuentos especializada
en tradición oral y género. Cuentoterapeuta. Estudiante de
Psicología. Imparte talleres sobre cómo utilizar los cuentos en
educación emocional.
Bibliografia:
"Cuentos
de siempre para niñas y niños de hoy".
Roser Ros Vilanova. Octaedro.
"El
medio pollito y el medio real".
A.R. Almodóvar. Algaida.
"Cuentos
al amor de la lumbre".
A.R. Almodóvar. Anaya
"Cuentos
de los siete vientos".
Julio Camarena. Alborada.
"El
arte de contar cuentos a los niños".
Elena Fortún. Espuela de Plata.
"El
medio pollito".
Carmen Laforet. Cálamo.
Hola hay algún mail donde pueda escribile para hacerle algunas preguntas sobre este cuento? Gracias
ResponderEliminarTiene el correo de nuestro sitio en este mismo lugar: agora.nao1@gmail.com
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