Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

martes, 10 de diciembre de 2024

El arrojo del quetzal, de M.D. Álvarez

 


Aquel quetzal era el más hermoso de todos; sus colores eran los más brillantes y coloridos. Su larga cola era la más llamativa y arrebatadora para las hembras, pero él solo se pavoneaba ante una muy especial; la cortejaba con mimo y soltura.  

Los mayas, viendo la devoción con la que aquel quetzal macho agasajaba a su hembra, lo tomaron por un dios al que llamaron Quetzalcóatl. 

El hermoso quetzal consiguió a su dulce amada e hizo honor a su nombre: Quetzalcóatl, serpiente de plumas hermosas. 

Al ver que una gran serpiente se dirigía hacia el nido donde su hembra incubaba su nidada, se lanzó en picado y agarró con sus garras a la gran serpiente, y en una rama se la comió. La hembra, al ver el valor de su macho, lo agasajó con mimos y arrumacos.

M. D. Álvarez

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