La
vida para principiantes. Un diccionario intemporal
Editorial
Acantilado, 2013
La
obra literaria de Slawomir Mrozek (Polonia, 1930) está dividida
entre sus trabajos dramáticos y sus piezas narrativas, siendo los
primeros los que más reconocimiento le han valido a nivel mundial.
No obstante, sus relatos hiperbreves son dignos de ser considerados
entre los mejores del género.
De
él ha dicho Ronald Pohl que es el Groucho Marx de la razón
universal. Slawomir lo desmintió aduciendo que nunca había tratado
de ser gracioso. Acertada o no, la opinión de Pohl incide en
resaltar la doble faceta de Mrozek como inteligente humorista y como
escritor lúcido y atinado, cuyos breves escritos responden a una
necesidad vital de criticar el mundo que lo circunda. Un mundo, que
como el propio autor reconoce, le parece inexacto y con el que
contrae un desacuerdo que le sirve de fuente inagotable de temas
narrativos.
Esta
antología de microrrelatos sigue la estela de otros de sus libros
anteriores, como ‘Juegos de azar o ‘El elefante’, también
pulcramente editados por Acantilado. Pequeñas historias, que
a menudo se aproximan a la categoría de comentario a pie de página,
en las que se destila un humor lacerante, ácido e irreverente. Es
Mrozek un autor desternillante que se sirve del género del
microrrelato en su vertiente más jocosa para desmontar las
convenciones sociales y poner así de manifiesto la cara más
estúpida de la raza humana. Kafkiano a veces, se parodia a sí mismo
y a su propia escritura con la mera intención de convertir la chanza
en el instrumento más adecuado para trivializar sobre cualquier
asunto y desacralizarlo. Sin embargo no se advierte la motivación de
crear una nueva escala de valores o el intento de asentarse como
moralista. Al contrario, el autor de ‘La vida difícil’ parece
entablar un diálogo consigo mismo a través del lector para poder
explicarse los mecanismos que rigen la sociedad y dinamitarlos, o
sea, comprenderlos. Hay en todos los cuentos de Mrozek un análisis
de los defectos y de las deficiencias de los hombres y de la
sociedad. Hay crítica. Pero a través de una fina capa de humor de
aparente envoltorio sencillo que se adentra con acierto por las
hendiduras de la razón y de lo pragmático. Los cuentos de Mrozek
son pequeñas flechas lanzadas en un estilo llano, con inteligencia e
inconformismo hacia el hombre contemporáneo.
Hay
en estos cuentos de corto recorrido un análisis de facetas muy
variadas: la cultura, el arte, la política, las instituciones, las
costumbres... En este sentido, sabe Mrozek valerse de objetos
cotidianos (como los muebles de una habitación en el cuento ‘La
revolución’) para decontruir la realidad y ridiculizar la propia
naturaleza humana. Uno no puede evitar pensar en el teatro del
absurdo o en las hilarantes páginas de Woody Allen en ‘Como acabar
de una vez por todas con la cultura’. Un libro que, como este,
arremete contra todo: el arte, la psicología, la juventud, la
avaricia, las ideologías o la propia incongruencia que se impone en
nuestro mundo para el que el escritor comprometido solo encuentra
una respuesta: escribir un buen libro y hacernos reír, o sea,
pensar.
Pedro
Pujante
PD: Esta es la reseña 526 desde que la sección Acantilados de papel nació.
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