Nunca estuve en París,
y sin embargo,
canté con Edith Piaf por calles y burdeles,
anduve por el Louvre del brazo de Da Vinci.
Hice el Arco de Triunfo
con Chalgrin y Raymond.
Vendí la Torre Eiffel
a un Poisson ambicioso
y compré el paraíso
en Les Champs-Elysées.
Me escapé con Valjean
de las cloacas del Sena,
empapada de noche, me encontré a Baudelaire.
Todavía conservo un ejemplar firmado
y una rosa infectada de Las flores del mal.
Con Moustaki, en Pigalle,
fumamos sus gitanes
y nos dieron entradas para un tal Moulin Rouge.
Nunca estuve en París,
pero juro
que todo eso ocurrió.
Hemingway me lo dijo:
París era una fiesta.

Monumental, Paquita!!!!! Tu poema sabe a croissants con café con leche, a música de acordeones, a perfumes variopintos de todos mos burdeles, a ruido de hojas amarillas en su otoñal descanso, a dibujantes bohemios, a violetas desteñidas por la espera, a colores, a pájaros volando en racimos, a nostalgias de un tiempo perdido y amores de una noche que aun perduran..... Gracias, Paquita, por este poema que hago mío para guardarlo en lo más profundo de mi corazón!
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