POLVO DE OLVIDO
Buscas
dentro del botiquín
las
tiritas de emergencia.
Te
asalta la duda:
¿alguna
vez se recompone
totalmente
un corazón?
¿Qué
impide regresar
a
los fantasmas
a
tu pecho?
Sin
respuestas; el muro
no
es como creíste:
grietas
en sus paredes
filtran,
en
ambas direcciones,
el
amor.
Regresan
los miedos
bajo
la ardiente piel
de
un polvo bien echado.
Zozobras
en el olvido
mientras
el sexo dura.
ENTELEQUIA
Y en el epicentro del océano
ratas saltando por la borda nadan hasta
esa playa
más allá del mundo,
donde nadie alimenta fantasías,
tan solo la hambruna del deseo.
Entelequia de un sueño convertido en
pesadilla.
Oleaje herido en el vaivén de los
recuerdos.
Bomba que estalla entre las manos.
Muñones de dedos amputados señalando un
corazón.
Ruinas de olvido que asesina las
palabras
en esta medianoche en que tus ojos
son testigos silenciosos del paso del
cometa.
ENERO
Recorre
cabizbaja
el largo
pasillo en búsqueda
de una mano
que lamer. Tú
le niegas la
caricia, apurando
(más huraña
que en diciembre)
el segundo
café del año. La sábana
gira
manchada entre
burbujas.
Enero;
día de fiesta y todos
duermen.
Incluso los
de semanas insomnes,
duermen.
Las 10:20 en
el reloj de la cocina.
Las 23:59
en las venas del poeta.
Estalla la
pólvora.
Se rasga su
interior.
MUJER QUE FUMA
Locura sería considerar un beso cosa inestimable.
«Las 1001 Noches».
Sentada
en la escalera
esperas
a un hombre
que,
cigarro en mano,
dejará
en tu boca sabor a tabaco.
Acariciará
tu cuerpo,
buceando
en tu sexo
provocará
mil y un placeres
reclamando
un nombre de tus labios
con
aroma de tabaco.
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