Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

sábado, 18 de agosto de 2018

La isla de Róbinson, de Arturo Úslar Pietri (Reseña nº 849)

Arturo Úslar Pietri
La isla de Róbinson
Editorial Drácena, 2018

El pasado mes de marzo, en Tenerife, durante un completo desayuno, tuvimos la suerte de compartirlo con Miguel Ángel de Rus, editor de M.A.R. Editor, y charlamos alrededor de muchas cosas, sobre todo, pues estábamos en las fecha de Tenerife Noir, de novela negra. Pero la cosa evolucionó hacia novela negra histórica, hacia los Reyes Católicos, los Trastámara y su capacidad para gobernar, hacia América, hacia hispanoamérica... y nos dejó una frase, que no sé si era suya: "A los españoles, América se la dieron los indígenas, y se la quitaron los españoles".

Y cuando me disponía a leer la novela que nos ocupa, a finales de julio, me vino al recuerdo aquella sentencia. Sorprendente la biografía que Arturo Úslar nos presenta en esta obra, dicen que de las más conseguidas de su creación -disculpad que lo diga así, no conozco su obra completa-, pues el tutor de Simón Bolívar, llamado Simón Rodríguez y también Samuel Róbinson, ve a lo largo de su vida cómo tantos sueños que se forjaron durante la guerra de independencia se frustraron, ante la visión partidista que muchos dieron a esa guerra y, lo que iba a ser una gran república, se convirtió en una desmembración por las guerras fraticidas, y los intereses particulares.

Podríamos decir que poco ha cambiado desde entonces, pero tal vez ese sea el mensaje de esta obra, el mensaje final, lo que Simón Rodríguez puede que ya vislumbrara entonces: los problemas de esa parte del continente Americano que vemos en el siglo XXI nacieron durante la Independencia.

Y siempre, siempre, a la sombra del Presidente-Libertador, pues él mismo sería olvidado apenas un puñado de años, quedando en el más absoluto de los olvidos.

Novela biográfica que es también una guía de los lugares que visitaron, países europeos y sus ciudadades, además de las poblaciones y ciudades de las repúblicas recién independizadas.

Pero, sobre todo, esta obra es un placer para el buen degustador de literatura, de lo bien escrito, narrado, descrito. Arturo Úslar Pietri es portentoso en este aspecto.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 17 de agosto de 2018

Hablando de libros con Maica Bermejo Miranda


Maica Bermejo Miranda, Guadix, Granada. Ha colaborado en diferentes antologías y revistas literarias. Aunque se considera eminentemente poeta, sus relatos han sido elegidos para participar en las convocatorias de varios años del Certamen Ángeles Palazón de Cuentos de Navidad, convocada por el Colectivo cultural Los Extramuros. 
Un hombre gris y otros relatos es su primera obra como autora en solitario. 
Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas. 
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Pregunta.- Nos conocimos un ya lejano 10 de julio de 2013, una calurosa tarde de julio, con más de treinta grados a la sombra, en el Café Comercial de Madrid, un lugar que creo ya no existe. Muchas cosas han pasado en tu vida creativa, desde entonces. 
R.- Realmente, sí, Paco. Muchas más de las que me hubiera atrevido a soñar. Como tú dices ese Café tal como lo conocimos ya no existe, ha sufrido una profunda transformación, igual que mi proyección como escritora. Yo acudí esa tarde a la presentación de varios libros de M.A.R. Editor y Ediciones Irreverentes a cargo de Miguel A. de Rus y alguno de sus autores. Entre ellos estaba tu libro La isla y otros relatos y Una extraña noche en Linares de Miguel Ángel. Después de escuchar vuestras presentaciones, los compré y me acerqué a que me los firmarais. Yo llevaba escribiendo prácticamente toda la vida, tanto poemas como cuentos y relatos. Cada una de las formas de expresión complementa la otra, la poesía nace espontánea y se desarrolla en un corto espacio de tiempo. El relato, el cuento o la novela necesita horas de dedicación, aunque el sentimiento, la observación o la necesidad de volcar en palabras una historia nazcan de un destello, es preciso disponer de tiempo para desarrollarla. Quizás por eso durante los años en los cuales el trabajo y la lucha por la vida necesitaban de toda mi energía escribí más poesía que prosa, aunque también hilvanaba historias que iban desarrollándose más lentamente. En 2013 acababa de abrir dos blogs literarios y así te lo comenté cuando al firmarme el libro te dije que yo también era escritora, hablamos de ello y tú me animaste a continuar escribiendo y sobre todo a  dar a conocer mi obra. Ahí comenzó una relación que nos lleva al día de hoy. En estos cinco años como bien dices he publicado en distintas revistas digitales, mis cuentos han sido seleccionados para ser publicados en el Certamen Ángeles Palazón, he escrito para el Fanzine Vinalia Trippers y la antología Castilla y León, puerta de la Historia y este pasado mes de Noviembre vio la luz mi primer libro de relatos. 

P.- Podemos afirmar que Maica Bermejo Miranda ya está totalmente introducida en el  mundo creativo y, dentro de este, en el de publicar y promocionar sus obras. 
R.- Sería muy presuntuoso por mi parte creer que estoy totalmente introducida en el mundo de la publicación y promoción de  mis obras. Me queda mucho por recorrer en ese camino, aunque eso no quita para que me sienta muy orgullosa de lo conseguido en estos escasos cinco años. En el mundo creativo, sí, porque éste no necesita de la concurrencia de los otros. Crear es un proceso solitario.

P.- Y tras aparecer en diferentes revistas literarias, revistas de creación literaria, antologías poéticas y de relatos, libros colectivos… viene Un hombre gris y otros relatos. Un libro que me permitiste el honor de prologar. 
R.- No podía ser de otra manera, Paco. Desde ese 10 de Julio has estado presente en mi  trayectoria como escritora, apoyando y aconsejándome con la generosidad que te caracteriza. He tenido el orgullo de participar en muchos de tus proyectos, fuiste el primero en leer el manuscrito de Un hombre gris, el primero en creer en él y el primero en animarme a llevarlo a una Editorial. El único que podía escribir el prólogo, indudablemente, eras tú.  

  
P.- Podemos leer en la contraportada que Un hombre gris y otros relatos es un libro para quien ha tenido alguna vez la necesidad de escapar de algo irremediable. ¿De qué escapa Maica Bermejo? 
R.- Escapo de la rutina, de la desidia que atrapa a la sociedad, de lo vulgar, del adocenamiento, de la manipulación, del engaño, de los enfrentamientos innecesarios, de la insolidaridad...

P.- Y, si seguimos leyendo, veremos que también es válido para quien ha buceado en el silencio de la noche. Dime, ¿a qué mares y a qué profundidades te ha llevado ese buceo personal? 
R.- Ese buceo me ha llevado a profundos océanos y a suaves playas de luz. Son mágicas las horas en que la calma se apodera de la ciudad y el espíritu se acrecienta en un diálogo interior. Ya decía Machado «Converso con el hombre que siempre va conmigo». Una conversación que en la noche, sin distracciones externas, se refuerza y expande afianzando los lazos entre nosotros y ese otro ser que siempre nos acompaña.

P.- Porque, no nos equivoquemos, en estos veintiún relatos vamos a encontrar a personas normales, que nos podemos encontrar por la calle de cualquier ciudad, pero que esconden mucho –como el común de los humanos- bajo la capa protectora del traje que cada quién quiera vestirse. 
R.- ¿Quién no se ha preguntado al cruzarse fortuitamente con unos ojos en una breve mirada, qué es lo que ocultan? ¿Cuántas veces, rodeados de personas jugamos a adivinar esas vidas ocultas que se desarrollan a nuestro lado? Si tomáramos distancia y observáramos desde fuera veríamos una corriente humana formada por infinitos regueros. Todos iguales, sin señas de identidad, ajetreados en un continuo trasiego. Sin embargo, dentro de cada uno de esos individuos hay un alma y un cerebro, realidades diarias a las cuales enfrentarse, historias de muerte y vida, de amor y renuncia, de odio y altruismo ocultos bajo el gris de la uniformidad que conforma la masa.  

  
P.- Lo destaqué en el prólogo. Y quiero preguntártelo ahora: a Maica Bermejo le interesa el calado humano del depredador, como creo que intuyo en uno de los primeros relatos. Pero también te interesa el de esos personajes más sencillos, simples, con los que nos podemos cruzar todos los días en la calle, como te comentaba en la anterior pregunta. 
R.- Me interesa el ser humano en todas sus facetas, creo que dentro de todos nosotros existen múltiples vertientes que se desarrollan, o no, según las circunstancias de vida. Incluso, pienso que son experiencias perfectamente intercambiables. Nadie sabe, hasta que le toca vivir en su propia piel, de lo que es capaz. Tanto para lo bueno como para lo malo.

P.- En varios de los relatos giras sobre ese interés, con diferentes historias. 
R.- Claro, son tantos los heroicos seres anónimos que batallan a diario con su humildad, su perseverancia, su estoicismo y su entrega a los demás haciendo mejor el mundo que habitan que es imposible no fijarse en ellos y construir por medio de la palabra pequeños homenajes que rinden tributo a su acontecer. Yo la llamo «la bendita normalidad» ese estado en el cual nada destaca, porque por desgracia lo malo toma siempre el protagonismo.

P.- Hasta que alcanzamos el libro de los libros, el mejor libro que un lector soñador puede encontrar en cualquiera de las librerías. Aunque, en este caso, en un parque. Malaquías Melquíades es un afortunado. 
R.- Estoy totalmente de acuerdo contigo. Malaquías es un hombre muy afortunado. No puede haber mejor regalo para un recolector de historias. Y... además, él es absolutamente consciente de su buena suerte. Por eso es feliz.

P.- No me resisto. ¿No te da miedo la página en blanco? 
R.- No, nunca he tenido esa sensación. Todas las historias nacen primero en mi imaginación y van tomando forma y desarrollándose. Cuando me siento a escribir tan sólo tengo que transcribir lo que está en mi cabeza. Mi problema es no tener el tiempo suficiente para plasmar y sacar a la luz todo lo que bulle en mi mundo interior.

P.- Poesía, relato o cuento. ¿Dónde se encuentra más a gusto Maica Bermejo? 
R.- En todos. Los que me conocen bien, saben que soy una disfrutadora de la vida. Cuando les digo refiriéndome a algo: “Es que me gusta mucho” en múltiples ocasiones me han contestado: ¿Y qué es lo que a ti no te gusta?  Es igual cuando escribo, me lo paso tan bien que me siento cómoda tanto en poesía como en relato o cuento. La novela es otro cantar por las horas de dedicación y la disciplina diaria. Eso me lo puedes decir tú que como todos sabemos acabas de quedar finalista en el premio Wilkie Collins de novela negra con Versos envenenados.
¿Cuántas horas diarias hay que trabajar para escribir una novela?


P.- Te responderé, aunque no me toca a mí hacerlo. Al menos seis o siete páginas diarias, es mi rutina de trabajo. Volvamos contigo. El lector de esta entrevista ya sabe que hemos tenido la fortuna de coincidir en varias ferias del libro, además de en otros eventos: Café Cosmos, Vallecas, Valladolid…  Y yo que no me guardo nada, le diré que estás pensando en volver a publicar, en este caso, poesía. 
R.- Este es mi nuevo reto e ilusión. Soy consciente de que es más complicado porque la poesía es un género minoritario. Lo bueno es que a los que nos gusta, somos apasionados lectores de nuestros autores favoritos. Así que poquito a poco, sin dejar mis cuentos, relatos, alguna novela que anda por ahí pidiendo paso y administrando mi tiempo de vida, me estoy internando por ese camino.

P.- Me comentaste que en Un hombre gris y otros relatos habías tratado de dar una correlación a los relatos, casi pensando en un ritmo musical. Y con los poemas, ¿cómo agrupas los poemas?
R.-  Agrupar los poemas, por un problema de cantidad, fue una ardua tarea. Me ha llevado muchas clasificaciones y mucho tiempo. Eso ha dado su fruto concretado en varios volúmenes estructurados por temas o situaciones. Ahora procuro, según los voy escribiendo, meter a cada uno en su cajón.
  
P.- Como escritora, y ya pasamos a otra sección de la entrevista. ¿Cómo sabes si un texto que has escrito es bueno o malo? 
R.- Ésta pregunta tiene su enjundia Paco... ¿Cómo saber si un texto es bueno o malo? Quizás aplicando el mismo criterio que utilizo cuando leo libros ajenos. ¿Por qué desechamos una lectura? ¿Qué nos hace continuar devorando las palabras? Ese mismo criterio es el que aplico para dar el “visto bueno” a lo que escribo y no pasarlo al cajón de retales o a la pendiente del olvido. Cuando algo no me gusta, decididamente lo rompo, y a otra cosa, mariposa...

P.- Supongo que escribes en el ordenador. Dime, ¿usas mucho la papelera? 
R.- Ni mucho menos, no siempre utilizo el ordenador. Escribo de todas las formas y maneras a mi alcance según las circunstancias. En cuadernos de todos los tamaños, en servilletas de bares o restaurantes, dicto en la grabadora, escribo en el móvil, y a veces en el ordenador, un PC a la antigua usanza. No consigo adaptarme al teclado o la postura del portátil, ni querría ir con uno a todas partes. De ahí que escriba de tantas y tan diversas maneras.
La papelera supongo que sí la utilizo bastante. Yo escribo prácticamente de un tirón, dejo que las historias fluyan y se desarrollen y después corrijo. Corrijo mucho. Leo y releo los manuscritos en voz alta, desbrozo el bosque de las palabras, quito párrafos enteros y sigo leyendo y releyendo hasta que en la última lectura prácticamente no haya corregido ni una coma. Ese es para mí el momento de darlo por terminado. Aun así, tú sabes, que si volviéramos a leer, volveríamos a corregir. Y entonces es cuando hay que dejarlo... definitivamente.

P.- ¿La buena literatura está hecha por gente desobediente? 
R.- No siempre. A veces sí y a veces no. Lo que sí creo es que dentro de todo escritor hay un rebelde. Un observador de la realidad, un crítico que filtra y analiza situaciones y que después las transcribe al papel. No sé si eso es ser exactamente desobediente. Creo que la buena literatura está hecha por seres excepcionales que como se ha demostrado muchas veces a través de la historia, no alcanzaron el éxito en su momento y que en la época actual, muy probablemente, no encabezarían las listas de ventas. No va unido forzosamente éxito con buena literatura. ¿Desobedientes? Rebeldes, diría yo, que viene a ser lo mismo dicho de otra manera jajjjaa

P.- Anuradha Roy, la escritora hindú, declaró que escribir es al mismo tiempo un regalo y una opresión. ¿Cómo lo ves? 
R.- Yo lo veo como una liberación. Puro disfrute. Indudablemente para mí es uno de los mejores regalos que me ha concedido la vida. No me siento oprimida en ningún sentido.


P.- Y en esta línea, la reflexión de Francisco Gijón: nadie que es feliz escribe, como tampoco nace el arte de ningún ser pleno. Esto, a mí, me deja muy inquieto. 
R.- Más que inquieta, me quedo perpleja. Si aceptáramos que todo lo que se escribe nace de los sentimientos y no de la razón, como puede ser en muchos casos, estaríamos, según Francisco Gijón en un mundo de autores tristes e incompletos. Qué penuria sufriría la literatura si sólo escribieran los infelices. Cuántas obras de arte no habrían llegado a ser si solamente crearan los seres vacíos. Creo que tanto la literatura como cualquiera otra expresión artística es producto de tantas y tan diversas criaturas que hay de todo. Gente desgraciada y feliz, plena y vacía, escéptica y crédula, pragmática y soñadora que crean en todos los terrenos y situaciones. El talento no tiene un marchamo que lo circunscriba.

P.- Cristina Fernández Cubs definió el cuento como «algo misterioso y titánico, que va siempre más allá de la extensión que tiene». ¿Cómo se soluciona el enigma?
R.-  El cuento soluciona su propio enigma, los personajes nacen vírgenes al mundo del papel y van creando sus propias historias que se desarrollan y expanden ante mis ojos sorprendidos. Ellos abren y cierran, sin duda, y deciden cuando y como terminar de contarnos su epopeya.

P.- En el mundo de las prisas, de los teléfonos inteligentes, del cambio climático, de alguna que otra pandemia… ¿qué sentido tiene la poesía? 
R.- La poesía es el remanso, la exaltación, el temblor que sacude nuestro letargo. Dentro de este mundo atropellado y cambiante existe lugar para el romanticismo, para el amor, para la llamada a la locura, para la crítica. A pesar de ser un género minoritario parece que existe una reactivación, cada día descubro nuevos lugares donde se producen encuentros para recitar y compartir sus obras. Ahí sí podríamos entrar en una discusión sobre la calidad, en unas cuantas ocasiones me he salido, subrepticiamente, para no ofender a nadie, porque bajo mi modesto punto de vista, lo que allí se leía no me decía absolutamente nada, ni a mi parecer, era poesía.
Sin embargo ha llamado poderosamente mi atención que en uno de los muchos concursos de talentos que pueblan las cadenas de TV en España, el ganador haya sido un poeta recitando sus poemas: César Brandon. No sé qué resortes ha conseguido mover ni el porqué de este hecho. El resultado no deja de ser sorprendente.

P.- Dos realidades. Escribía Eduardo García que un solo verso feliz puede permanecer durante siglos, mientras toneladas de poemas fallidos se pierden para siempre. ¿No desanima esa realidad al poeta? 
R.- Creo que quizás sea una idea que transmita en diversas ocasiones a lo largo de esta entrevista. Para mí, escribir es una necesidad. Los poemas brotan directamente de las emociones, a veces parece que mi mano está guiada por alguien ajeno a mí. Cuando escribo no busco la permanencia, busco volcar los sentimientos que bullen en mi cabeza y hasta que no los vierto al papel, móvil o grabadora, cualquier medio que esté a mi alcance, no descanso. Por supuesto disfruto enormemente cuando mis letras encuentran eco y reconocimiento entre los lectores. Como dice el dicho, entonces es: “Miel sobre hojuelas”


P.- Y la segunda realidad. En un mundo que tiende a leer cada vez menos, ¿qué piensas cuando lees que el pasado 2017 se publicaron, según la agencia del ISBN, 87.292 nuevos títulos? 
R.- Sinceramente, pienso que soy muy afortunada cuando alguien compra, lee y comenta mi libro. Abrirse camino, siendo una total desconocida, y competir con esos 87.292 nuevos libros, es toda una epopeya.

P.- No solo de letras vive el hombre o la mujer. ¿Dónde podemos encontrar a Maica Bermejo Miranda en la red? ¿Dedicas mucho tiempo a ella? 
R.- Pienso que empleo el justo, es decir, en apetencia y dependiendo del tiempo disponible que tengo que compartir con otras actividades. Para mí es un canal fundamental de comunicación con escritores y grupos literarios de otras provincias, países e incluso de la misma ciudad donde vivo.
Me podéis encontrar en https://alsurdelostambores.blogspot.com y  https://lucesysombras-huellasdelalma.blogspot.com que procuro actualizar una vez al mes, y en la cuenta de Facebook: https://www.facebook.com/maicabmiranda


P.- Aconséjanos una película.  
R.- Farenhait 451 de Francoise Truffaut

 P.- Una obra de teatro.  
R.- Los bellos durmientes de  Antonio Gala 

P.- Y una canción. 
R.- Vals nº 2, de Shostakovitch

P.- ¿Un libro?  
R.- El lobo estepario de Hermann Hesse 

Muchas gracias, ha sido un placer. Nos vemos en la siguiente Feria del libro. 
El placer ha sido mío, como siempre es un gusto charlar contigo.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Bajo el signo de la noche, de Roque Pérez Prados (Reseña nº 848)

Roque Pérez Prados
Bajo el signo de la noche
Libros.com, mayo de 2018

Roque Pérez Prados, a quien ya tuvimos la oportunidad de leer y comentar en estas páginas sus Veinte maneras de bajar al sótano, nos presenta ahora una novela extraña, pero trepidante, oscura, pero de un desarrollo muy lúcido en la trama y que nos dejará con el temor en el cuerpo de lo que se esconde tras una simple adopción, si es que el proceso de adopción de una persona puede considerarse simple.

Lo que en su momento se llamó el desmoronamiento de la URSS ha dado a los escritores y a los guionistas de cine un campo para experimentar que parece no tener fin, y en eso la novela que nos ocupa nos presenta algo novedoso; al menos, para este lector que os escribe.

Rubén y Sara Valle deciden adoptar un niño y lo encuentran en Moscú, en Rusia, donde han conseguido contactar con una organización elitista que sólo gestiona adopciones entre las familias de cierto nivel adquisitivo (entiéndase, alto nivel adquisitivo).

Todo parece normal hasta que la organización impone a los padres adoptivos  tres condiciones extrañísimas, que estoy convencido ninguna familia adoptiva aceptaría, pero que estos alicantinos desesperados por tener un hijo lo hacen.

Y les avisan: si no cumplen las tres condiciones, tendrán que llamar al Borrador.

Planteado el misterio, iremos conociendo, capítulo a capítulo, al inspector Mathieu de INTERPOL, a varios agentes de la policía alicantina; a Dimitri, con un pasado relacionado con la KGB, aunque ahora trabaja en otras misiones; a la organización Shapira, que está detrás de las adopciones, y también del tráfico de órganos humanos; sabremos que reciben miles de millones a través de suss actividades de adopción fraudulenta; oiremos hablar de Anna, su jefa; del Borrador, sí; del Caballero negro, de..

Pero, ¿qué hay del niño? Nicolai es un niño con serios problemas, ya que su madre se vio afectada por la explosión de Chernobil y él quedó con una marca y con unos poderes que lo hacen un ser especial y diferente.

Pero, esto, querido lector, no te lo puedo contar. Tendrás que descubrirlo tú leyendo Bajo el signo de la noche.

Francisco Javier Illán Vivas