Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

martes, 30 de diciembre de 2014

La última del oEste, de Álvaro Díaz Escobedo /Reseña nº 694)

Álvaro Díaz Escobedo (Peter Ale)
La última del oEste
Ediciones Irreverentes, 2011



Peter Ade, seudónimo tras el que se esconde- o escondía- Álvaro Díaz Escobedo, nos devuelve con esta novela al lejano oeste, pero a un oeste decadente, que ya ve el final de los tiempos de la pólvora y de los pistoleros, no así de los corruptos, de los pelotazos y de otras formas de "gobierno" que en 2014 imperan...


Pithole, en Pensilvania, pasó casi de la noche a la mañana a ser un lugar despoblado a contar con más de veinte mil habitantes, 54 hoteles, tres iglesias e incontables prostitutas, dice la contraportada, y todo gracias al petróleo. Una historia que podría repetirse en cualquier parte de la geografía española con el pelotazo de la construcción y que ha dejado pueblos fantasmas como fantasma es hoy en día el lugar donde se desarrollan las aventuras de Lesley Jackson, el personaje de la novela de Peter Ade.



Y ya casi desde el principio, desde que conoce a Leticia Ferguson en la barbería, Lesley Jackson se verá comprometido en el devenir de la ciudad.

El sheriff, un Marshall, salones, hoteles, banqueros, desconfianzas, corruptelas, el viejo oeste que huele a decadencia, contado con la genialidad de quien conoce el oficio de escritor.

Francisco Javier Illán Vivas

lunes, 29 de diciembre de 2014

Hablando de libros con Manuel Jorques Puig

Manuel Jorques Puig es licenciado en Filología Hispánica. Como poeta ha publicado una selección de poemas en la I Antología de poetas universitarios. Universidad de Alicante (1989), y como cuentista en Cuentos e historias del Campus. Universidad de Alicante (Premio II Certamen de Narrativa) (2002), revista La Botica (2010), revista Hebe Magazine (Accésit I Premio Hebe Plumier de relato corto) (2010), revista Ágora papeles de arte gramático (2011), revista Prosofagia (2012), y ha publicado los libros: Hablar en sueños (2012) y Somos pobres (2014).

Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas.



Pregunta: Manuel, antes de comentar tu reciente libro, Somos Pobres, hablemos un poco del autor. En la introducción he dado unas pinceladas, pero me gustaría escucharlo de boca del propio interesado. ¿Quién es Manuel Jorques? ¿Cuál ha sido tu trayectoria literaria hasta el momento?
Respuesta: Hoy en día, con la ridícula manía que tenemos de poner etiquetas y adscribirlo todo a lo económico, es difícil decir que soy escritor, porque según los parámetros sociales vigentes sólo se podría llamar escritor al que se dedica profesionalmente a la literatura y publica regularmente en editoriales de prestigio; es decir, aquellos que cuando firman un artículo en la prensa o dan clases en un taller de escritura creativa ponen bajo su firma la palabra “escritor”. Yo reivindico que escritor es quien escribe con intención y gusto literarios, publique o no, y se dedique a lo que se dedique para ganarse la vida. Escribir no es una profesión en sí, es algo vocacional y una manera de ver la vida. ¿O acaso Bukowski, que era cartero, o Kafka, que fue un gris agente de seguros, no fueron escritores mientras ejercían su trabajo cotidiano? Digamos, para resumir, que soy un cuentista con una modesta trayectoria: he ganado algunos premios literarios (como el II Certamen de Narrativa de la Universidad de Alicante o el concurso de cartas de amor “Reinventa la pasión”), he publicado en algunas antologías y revistas de cuento y poesía, y dedico algunas noches de mi vida a escribir relatos.

P.- Te defines, por tanto, como cuentista, y Somos Pobres, el libro que acaba de publicar la Editorial ADIH, es una colección de 20 cuentos. ¿Qué opinión tienes del género cuento? ¿Cuáles son tus referencias?
R.: El cuento es un género literario que, en mi opinión, está más cerca de la poesía que de la novela. Cierto es que lo narrativo conforma su cuerpo, que debe contar una historia, pero la génesis, la estructura, la pulsión interna, el ritmo, el cuidado del lenguaje, lo adscriben más a lo poético. Como decía Borges, “muchos se jactan de lo que han escrito; yo me vanaglorio de lo que he leído”. Leer cuentos es una experiencia, para mí, maravillosa. Mis autores de referencia, aparte del que acabo de citar, serían Felisberto Hernández, Julio Cortázar y, especialmente, Juan Rulfo, cuyo libro “El llano en Llamas” me parece la cumbre del género. Entre los españoles, mis predilectos son Quim Monzó y Félix J. Palma.

P.- ¿Por qué el título “Somos Pobres”?
R.: Bueno, Somos Pobres es el título de uno de los relatos del libro, y la decisión de extenderlo a todo el conjunto no es más que preferencia personal y eufonía. También, quizás, porque el relato expresa una sensación muy común de esta época que nos ha tocado vivir, la gran crisis que tanto ha empobrecido a los españoles de a pie.

P.- ¿Qué tipo de relatos podemos encontrar en el libro?
R.: Los estudiosos del género cuento hablan de 2 grandes líneas: la realista, que es la que parte de Chejov y entronca con Hemingway, Faulkner y el realismo sucio americano, que es la que más se practica en estos momentos en nuestro país, y la línea fantástica, que tiene como epígonos a Poe y la mayoría de los escritores del “Boom” latinoamericano. Yo me adscribo a esta segunda, a lo que podríamos llamar realismo mágico, al descubrimiento de lo extraño dentro de lo cotidiano. Creo que el germen de este estilo que contiene el libro parte de la lectura, hace ya algunos años, de “Sauce ciego, mujer dormida” de Murakami, un libro que me influyó mucho y que recomiendo. En Somos pobres recojo gran parte de los relatos que publiqué en mi libro anterior, completándolos con 8 nuevos cuentos, y conformando, por tanto, una muestra representativa de lo que he escrito durante los últimos años.

P.- Tu libro aún está caliente, pues vio la luz en septiembre pasado. Pero aún no lo has presentado en sociedad.
R.: No soy muy amigo de las presentaciones públicas de libros, no sé si por timidez, modestia o rechazo del autobombo del escritor. Creo que todo lo que el lector quiera saber de mí, de mi sensibilidad, de mi visión de la literatura y de la vida, está contenido en los relatos. Me conformo con que se lea y se disfrute por parte del lector. Creo que el autor siempre debe estar en una posición secundaria respecto a su obra. Otra cosa es que con lo muchísimo que se publica, y sin publicidad ni marketing, la difusión del libro sea dificultosa; pero bueno, tampoco pretendo hacerme rico con Somos Pobres, y con lo que hace la editorial y con las redes sociales, creo que es suficiente.

P.- ¿La buena literatura está hecha por gente desobediente?
R.: Bueno, es evidente que siempre existe un conato de rebeldía en la buena literatura, rebeldía contra la realidad que te impele a escribir ficción, rebeldía contra lo establecido social o políticamente, etc. En cierta medida comparto la afirmación de Gide de que con buenos sentimientos se hace mala literatura.

P.- Anuradha Roy, la escritora hindú, declaró que escribir es al mismo tiempo un regalo y una opresión. ¿Cómo lo ves?
R.: Es cierto que el acto de escribir, esa trascendencia de la realidad que te hace vivir otra realidad paralela y ficticia mientras das forma y fondo a un relato, es una sensación inigualable, pero al mismo tiempo también supone una carga y una responsabilidad autoimpuesta que te hace sentirte mal cuando no escribes. En cierta medida, muchas veces puedes catalogarla como una especie de maldición o de vicio que te domina y que ocupa muchas noches de tu vida en algo que, realmente, no sirve para nada.


P.- Has hablado de Haruki Murakami. Él dijo una vez que escribir novela es un reto, escribir cuentos un placer, que es la diferencia entre plantar un bosque o plantar un jardín. ¿Cómo lo ve Manuel Jorques?
R.: Murakami es un gran novelista y, al mismo tiempo, un excelente cuentista. Sin embargo, no siempre ambas condiciones se dan en un mismo escritor. Pienso en Borges, por ejemplo, que nunca escribió una novela, porque siempre fue más poeta y cuentista que novelista. La novela exige un esfuerzo continuo, a diario, proyectando en el papel un plan previamente establecido, y su secreto estriba, fundamentalmente, en la creación de personajes. El cuento, como dije antes, es más parecido a la poesía, es producto de una iluminación basada en el lenguaje y el ritmo.

P.- No sólo de letras vive el hombre o la mujer. ¿Dónde podemos encontrar a Manuel Jorques en la red? ¿Le dedicas mucho tiempo a ella?
R.:  Hace tiempo tenía un blog, soyuncuentista, que abandoné por falta de tiempo. Ahora mi presencia en internet es escasa, concentrada en redes sociales, como por ejemplo una fanpage de Facebook de Somos Pobres. Tal vez más adelante vuelva al blog.

P.- Aconséjanos una película.
R.: Sin duda, una de mis películas fetiche: Mr. Nobody, dirigida por Jaco Van Dormael.

P.- Una obra de teatro.
R.: No soy muy aficionado al teatro, pero recuerdo que me gustó mucho una obra de dos compañeros de clase de universidad que tenían un gran talento: Rafael González y Paco Sanguino. La obra se titulaba “Metro”.

P.- Una música...
R.: Un disco fetiche: “Anem al llit” de Albert Pla.

P.- ¿Un libro?
R.: Libros hay muchísimos, pero puestos a decir uno, “Las bodas de Cadmo y Harmonía”, de Roberto Calasso, un hermosísimo ensayo sobre la mitología griega que releo con frecuencia.

P.- Y como esta sección se llama Hablando de libros, siempre nos interesa conocer los proyectos futuros de nuestros entrevistados.
R.: Ahora estoy en plena fase intensiva de lectura, porque si una cosa es necesaria e imprescindible para escribir es leer. A escribir se aprende leyendo, y los temas, aparte de con lo que vives y sientes día a día, también surgen de lo que lees. Tengo escritos algunos esbozos de nuevos relatos y, también, un proyecto de novela que no sé si seré capaz de llevar adelante, ya que para ello tengo que cambiar el chip y escribir con otros parámetros totalmente diferentes al cuento.

martes, 9 de septiembre de 2014

Acantilados de papel cambia de manos

Durante el pasado mes de junio un relevante grupo editorial se puso en contacto con la Asociación PAG interesándose por la cabecera de Acantilados de papel.

Las negociaciones habian marchado bastante bien, hasta tal punto, que creímos que ya no publicaríamos el número 4. Centrarnos en el accidente que sufrió nuestro director en ese momento, Francisco Javier Illán Vivas, hizo que las fechas transcurrieran y que olvidásemos la oferta, ya que otros problemas más importantes nos mantenían ocupados.

Tal vez dudasen, a pesar de las estadísticas de lecturas, descargas y pinchazos a la revista que les entregamos, y que Calàmeo nos había facilitado, y quisiesen comprobar los resultados del próximo número, el actual, el 4, que en estos momentos supera los 1.500 lectores, de muy diversos pundos del mundo; digo, tal vez deseasen saber la respuesta de un nuevo número y tal respuesta les ha decidido a, definitivamente, hacerse con la cabecera de Acantilados de papel.

Ayer tarde-noche confirmamos que Acantilados de papel pasaría a ser parte de su grupo editorial (suponemos que en breve anunciaran la adquisición, si lo ven conveniente, pues entendimos que esta es una campaña que están llevando a cabo de adquisición de diferentes cabeceras de revistas literarias y de otros ámbitos) y, con ello, que nosotros dejábamos de publicar utilizando tal nombre.

Las revistas digitales publicadas hasta la fecha se mantendrían en la red, así como el blog, pero no ya no habrán más entradas, por nuestra parte, claro. De tal forma que la entrada de ayer, el poema de nuestra querida amiga Lola Estal, con ilustración de su hermano Blas Estal, es la última entrada que nosotros, el grupo que creamos y hemos mantenido esta revista y este blog, hacemos.

Acantilados de papel, la cabecera, el título, el reclamo, sabemos que ha pasado a muy buenas manos, que garantiza su continuidad en el tiempo y que, en su momento, si ellos así lo creen conveniente, será una plataforma para muchos escritores y escritoras que ya han publicado con nosotros.

A mí, que he dirigido esta revista un único número, me da una enorme satisfacción la solución firmada ayer por Francisco Javier Illán Vivas y el grupo editorial. Y a nosotros, a él y a mí, la verdad, nos va a dar mucho tiempo libre, pues tenemos el compromiso firmado de no crear una nueva revista en varios años.

Gracias a todos, gracias a todas. Ha sido un enorme placer estar a vuestro lado estos años. Porque no se me olvida que, cuando Francisco Javier entró como codirector en Ágora papales de arte gramático, yo también empecé a implicarme en una revista literaria.

Y han pasado unos cuantos años.

Hasta siempre.

lunes, 8 de septiembre de 2014

De antiguas pesadillas retomo el camino

Con paso de pesados siglos
y envuelta en silencios, vengo.
Me asomo hasta tu ahora vestida de recuerdos
y, desnuda de afectos,
fijo mi mirada de agua en tu vaso vacío.

Con voz de ayeres te apremio,
y en alto pronuncio mi nombre que tanto te angustia:

..........................................................................¡MISERIA! 


Lola Estal
Imagen: Bodegón en la mesa del pobre, de Blas Estal

sábado, 6 de septiembre de 2014

Los símbolos en los confines de La Mancha, de Pascual Uceda Piqueras (Reseña nº 693)

Pascual Uceda Piqueras
Los símbolos en los confines de La Mancha
Editorial ADIH, septiembre de 2012

Estamos en un lugar de La Mancha, de cuyo nombre sí queremos acordarnos, nos avisa el autor en la introducción de este libro, que nos acercará a los símbolos, al lenguaje de símbolos e ideogramas.

Pascual Uceda, como otros insignes caminantes antes que él (en esta sección también hemos comentado su visión del Camino de Santiago a traves de su novela Caput LVIII), nos recordará las palabras de Machado: caminante no hay camino, se hace camino al andar.

El presente ensayo es un libro que recupera la memoria de Alatoz, Albacete, pero también es un ensayo alrededor de la historia del arte, de la historia de las inscripciones, que el autor nos desvela ha llevado a cabo con la inestimable ayuda de Antonio Galera Gracia y Pedro Antonio Serrano.

Perseverando en su investigación, utilizando diferentes métidos de investigación y descifrado de símbolos, Pascual Uceda nos desentrañará el sentido de las extrañas inscripciones del dintel de una casa, situada a la vera de una antigua ruta de pastores, en la localidad mencionada, en la comarca de la Manchuela.

Atreveros a iniciar el camino que os llevará a descubrir los abismos plurisignificativos de los símbolos en los confines de La Mancha.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 5 de septiembre de 2014

Tierno bárbaro, de Bohumil Hrabal (Reseña nº 692)

Bohumil Hrabal
Tierno bárbaro
Círculo de Lectores,

A veces, la reseña que parece más fácil de escribir es la que más cuesta. Porque, cuanto más complicada sea una trama, más cantidad de personajes tengamos para recrearnos o más alusiones a otras literaturas se puedan encontrar, más hilos tendremos para tirar de ellos y encontrar algún camino que transitar.
Sin embargo, el libro que hoy recomendamos, Tierno bárbaro, de Bohumil Hrabal –Editorial Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores- nos enfrenta al absurdo, a la vanguardia más cómica y al sinsentido que se vivió en aquella época de guerras mundiales en la que, quizá, la postura más acertada fuera la de Vladimir Boudník, artista total a quien está dedicada esta semblanza.
Se trata de uno de esos genios que podrían recordarnos a un Dalí del Este o al buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek. Una persona que se toma todo en su justa medida y que no le da gran relevancia a nada a excepción de su arte, claro está.
Con este planteamiento, nos encontramos con situaciones desternillantes, como la que se relata al final del libro relativa a un despertador austriaco tan potente que despertaba a los vecinos de varias calles de distancia gracias a su potencia. No se le ocurre otra cosa a nuestro original protagonista que llevar el despertador en su mochila a una excursión de modo que sonara en una taberna con alarma general e inmersión del infernal mecanismo en agua con pocos resultados.
Por otro lado, estas posturas de genios por encima del bien y del mal tenían una importante componente de desafío con el fin de escandalizar a sus vecinos más conservadores. Actos como pintar desnudo y otros muchos que se relatan en el libro deben ser encuadrados correctamente en el tiempo en el que se desarrollaron, un tiempo que luego se reprodujo en nuestro querido Madrid bajo el epígrafe de Movida Madrileña.
En definitiva, es un libro muy divertido y original que nos hará desconectar de la vuelta al cole y enfocar todo con un poco menos de trascendencia.
Formalmente, es un libro finito, ligero… de esos que a veces califico de <falso bolsillo> por lo próximo a ese tipo de libros en lo ligeros. Choca con esa calificación la tapa dura, una letra generosa, más de libro estándar que de libro de bolsillo, con lo que lo mejor será que cada lector lo defina por sí mismo. En la cubierta encontramos un montaje tan original que refleja perfectamente las sensaciones que produce el propio libro. Se trata de un detalle de Remembrance of Mr. Magician (the garden of architect Rothmayer), de Josef Sudek. Un fragmento de fotografía en la que aparece una silla de jardín con una especie de fantasma sentado en ella con la peculiaridad de tener las gafas puestas en la nuca. Como pueden ver, surrealismo en estado puro.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado

jueves, 4 de septiembre de 2014

Selección poética de Francisco Vicente Martínez




Será
Esto vivir

Esta
Cruel monotonía
Que obstruye la sangre
Y entorpece el mundo

Será
Esto la vida conmigo mismo

Será,

Tan cruel el paisaje
De los árboles caídos
Sin orgullo

Este

Sin sentido
De
No llegar a los sueños

Será
Esto morir

Despacio, adormecido
Literario,

                                           Solo


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Así caminabas a mi lado
Cercana y tan distante,
Escondida entre las sombras de las parras.

Siempre te sentía a cada instante
En los poseídos recuerdos no vividos
Y sabia también de tu mundo en la tormenta
En la plácida arena de la mar
Y en las sombras adheridas de mi cama.

Hasta cuando el viento
Sacude la humedad de los lechos,
También entonces me confundes y me asaltas
Emergida naciente, como minervas azules de corales.

Tú, que me has enseñado a navegar con la aurora
La estrella que señalaba el norte, y que aparece hoy tan lejos.

Tú, que al escribir parece que me hablas y esperas
Esperas siempre tan callada
La llamada infinita de las olas.


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Cuando me vaya

Cuando me vaya se abrirán las ventanas,
y podré volar presuroso entre el amanecer y el mar.

Esta extraña sensación que inunda mi ser antiguo, de este cuerpo tan perdido por el límite y la cordura.
Sera el viento que hará nido mi ausencia,
y la piel diluida por el aire suculento de las flores

OH! mi bien creado cuerpo,
perdido para siempre en el arrebato de la brisa
La ternura de ser amado, el capricho exiguo de poder amar

Seré como quiera el aire, pensamiento o llanura,
calidez de primavera, bruma en el silencio opaco de enamorados.

Así un día se abrirán las ventanas,
y se cerrará la puerta por siempre a la ira
Y todo quedara como al principio,
liso y llano como un atardecer encendido de violetas.

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Saber de ti

Saber de ti
Ya no se.

Todos los sueños quedaron en silencio
Tiritando en un rincón del alma
Ebrios como la mariposa.

Suena las campanas tristes y vacías
Comitiva fúnebre sin tus manos
Sin tu presencia, ni la vida.

Hoy tampoco escuche tu nombre
Tampoco merecí la fortuna
Viento que barres el alma a medida de la pena
Invoca su soledad por las esquinas.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

New York, New York...


Ayer se reunió el consejo de redacción de la revista digital Acantilados de papel, para analizar el último número aparecido, que como se puede comprobar a la derecha de esta entrada, ya cuenta con más de setecientos lectores, en un día y medio de vida; y programar el próximo número.

Como ya se apunta en la editorial del actual número, New York será el motivo central de Acantilados de papel nº 5.

Buscaremos artículos, relatos y cuentos, poemas, incluso críticas de libros, que giren alrededor de Nueva York.

También tratamos, y queremos insistir a nuestros colaboradores en este aspecto: Acantilados de papel es una revista de creación literaria, por lo tanto, nos gustan las colaboraciones originales. No tenemos inconveniente en publicar algo que ya lo haya sido en otro lugar si la calidad, el tema o el momento lo requieren, pero no nos parece aceptable que algún autor nos remita colaboraciones que, al mismo tiempo, ha enviado a dos, tres o diez revistas o foros o sitios de internet.

Otro aspecto del que tratamos ayer: Acantilados de papel se convertirá, en breve, en una revista donde se podrá publicar por invitación. Determinados comportamientos y exigencias de quienes han querido publicar con nosotros, con airadas respuestas en caso de que su relato, poema o artículo no haya sido seleccionado, nos llevarán a tomar esta medida, posiblemente para el próximo número, el 6, de lo que ya informaremos oportunamente.

Gracias a todos nuestros colaboradores, cuya relación se encuentra en la entrada Han publicado, por permitirnos disfrutar de sus creaciones literarias.

Acantilados de papel es una revista de creación literaria en busca de literaturas posibles de creadores de todo el mundo.

martes, 2 de septiembre de 2014

Acantilados de papel nº 4 ya disponible para descarga libre y gratuita






Ya se encuentra en red nuestra revista digital nº 4, 106 páginas dedicadas a la poesía, al relato, a los artículos literarios, a la crítica literaria.

Como os hemos venido informando las semanas previas, nuevas firmas y firmas ya reconocidas por nuestros lectores, se dan cita en esta nueva entrega de la versión digital de Acantilados de papel.

Puedes leerla en línea o descargarla pinchando AQUÍ.

viernes, 29 de agosto de 2014

La pirámide del café, de Nicola Lecca (Reseña nº 691)

Nicola Lecca
La pirámide del café
Editorial Alevosía, 2014

Hay libros que parecen escritos para adolescentes, casi para niños, y sin embargo son mucho más profundos y significativos que otros con más pretensiones.
Es el caso de la novela que hoy recomendamos, La pirámide del café, de Nicola Lecca –Editorial Alevosía / Siruela- que nos narra la historia de un joven húngaro –Imi- que ha pasado su infancia y adolescencia en un orfanato local de su Hungría natal para salir con toda la ilusión del mundo rumbo a su particular tierra prometida –Londres- y en concreto, a un salvador trabajo en una cadena de cafeterías regida por asépticos manuales que deben ser puntualmente seguidos desde lo más alto del escalafón hasta el escalón más bajo. De ahí, claro está, aquello de <la pirámide del café> que hace referencia a la estructura de la cadena de locales.
Hay un momento decisivo en la historia en la que Imi entra de manera abrupta en la madurez y esto lo nota su casera de manera explícita en el libro. Por cierto, una casera que es más una madre o una amiga que un personaje sórdido y avaro pendiente del dinero sobre cualquier otra cosa.
Aunque el autor es italiano, la ternura y empatía con la que relata la vida del orfanato me recuerdan a los clásicos del género con especial mención a Charles Dickens. Dicho esto, el autor confiesa en una nota al final que el relato está basado en un auténtico orfanato en el que se ha inspirado para su novela, con lo cual la relación con los clásicos está ahí pero no es la única fuente.
La novela de hoy nos aportará el buen rollo y la sensación de que la vida tiene cosas muy importantes en la monótona cotidianidad que vivimos a regañadientes y con pocas ganas. El día a día, mirado a los ojos de Nicola Lecca, se hace mucho más interesante y, desde luego, quienes lean el libro afrontarán la vuelta al trabajo con unos ojos mucho más positivos.
Formalmente, se trata de una novela flexible, manejable, de pasta blanda y letra muy cómoda, con un ritmo ágil que no nos dejará parar hasta llegar a la última página. Una novela de esas que alargaremos un poco al final por las pocas ganas que tenemos de que se termine. La cubierta ha llamado la atención de todos los que la han visto. Sobre un fondo de verdes y azules encontramos diversos motivos londinenses como el autobús de dos pisos, una pipa, el Big Ben o una tetera. Que la disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado

domingo, 24 de agosto de 2014

Las historias del Caballero Gil, de Adolfo Navascues Gil (Reseña nº 690)

Adolfo Navascues Gil
Las historias del Caballero Gil
Backgrounfs Books, 2014

Adolfo Navascues es, él mismo, casi un personaje de novela, de un humor agudo que muchas veces sólo detectan los finos paladares, y que parece ha querido convertirse en ese personaje de novela, o una sucesión de cuentos, que él mismo nos narrará en el presente libro.

Convencido de la procedencia alemana del apellido Gil, el autor nos irá narrando, con alguna que otra cita para los más interesados en el tema, la historia del Caballero Gil, desde aquellos que lucharon con Don Pelayo contra los moros.

El título de Caballero no es gratuito, debe saber el desconocido lector de estos no tan abruptos acantilados, pues a lo largo de las páginas conocerá también sus peripecias con los equinos y la preferencia de nuestro personaje por el caballo-caña, que justificación hubo, y de peso, por no decir otros adjetivos más apropiados a la aventura. Una aventura que se sucede en Gallur, pueblo de la provincia de Zaragoza.

Los Marqueses de la Contraparada, el Soto y la Huerta Baja; el Rey Ramiro, Fernando el Santo, el citado Don Pelayo, y otros muchos ilustres nombres pasarán por las páginas -y por la historia de los Gil-, además de otros más cercanos, más comunes, pero que fueron llamados a ser reyes: Aldredo, Luis, Escolástica, Anunciación... todos hombres y mujeres respetables que Adolfo, el autor, nos irá presentando a lo largo de estas Historias del Caballero Gil.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 22 de agosto de 2014

La piel dorada, de Carla Montero (Reseña nº 689)



Carla Montero
La piel dorada
Plaza & Janés, 2014

A día de hoy casi nadie cuestiona la importancia que tuvo el periodo que abarcaba desde los finales del siglo XIX hasta los principios del XX –en concreto 1914, fecha de la Gran Guerra, que se ha venido a llamar fin-de-siglo- en lo relativo al desarrollo de las artes y las letras.
El escenario indiscutible de aquella revolución cultural fue París pero no fue la única ciudad, ni mucho menos, que aportó su granito de arena a la nueva cultura. Entre esas otras ciudades, Madrid –en la que se reunían los componentes de la célebre Generación del 98- y Viena, en la que los Gustav Klimt o Emilie Flöge aportaron también mucho sobre todo en lo relativo a la pintura.
Es ahí donde la novela encuentra su caldo de cultivo al narrar con maestría el violento choque entre la retrógrada sociedad imperial de la Viena tradicionalista y estos excéntricos y provocadores artistas que retrataban a modelos en cueros y proponían la libertad absoluta en la creación artística.
Evidentemente, la primera acusación a la modelo era la de asimilarlas a las prostitutas, un mundo del que provenían muchas de ellas. Posar desnudas era escandaloso pero aportaba dinero y era mucho mejor que tener una vida expuesta a los caprichos e infecciones de sus clientes en el prostíbulo.
Encontraremos varias historias de amor que nos atraparán en una trama de asesinatos que querremos resolver hasta la última página. Destaca el lenguaje sin pelos en la lengua que ya llamaba la atención en los Umbral o Cela y que en una mujer, como es el caso de Carla Montero, chocará por un lado; por otro, quedará de alguna manera atenuado en un contexto más suave que hace que un lenguaje tan duro se suavice.
La profundidad psicológica de los personajes está muy lograda, la acción es ágil con lo que las páginas se suceden a buen ritmo hasta llegar a un punto en el que uno quisiera que la novela tuviera alguna página más para seguir disfrutando el relato. Acierto este, sin duda, que nos tendrá en vilo hasta que salga una nueva novela de la autora.
El aspecto formal nos remite a una novela en el sentido estricto de la palabra. Por volumen, por diseño, por tipo de letra… es lo que cualquiera de nosotros imaginaría al pensar en una novela. La tapa dura la hará convenientemente resistente a la exposición a viajes, piscinas o cualquier otra circunstancia propia de los meses en los que estamos. En la cubierta, Inés –la apasionante protagonista del relato, un personaje que daría mucho juego interpretado en cine- y Viena, todo ello en los tonos dorados que menciona el título.
Ni que decir tiene que si alguno de nuestros lectores ha pensado viajar a Viena disfrutará de una piedra de toque que les acercará a lugares dignos de visitar y a la gastronomía propia de la ciudad, otro motivo para leerla. Que la disfruten.

Adolfo Caparrós Gómez de Mercado