Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

sábado, 4 de octubre de 2025

Dejando a un lado a Freud, de María Mercedes Tormo Muñoz (Reseña nº 1120)


María Mercedes Tormo Muñoz
Dejando a un lado a Freud
Bookalia Ediciones, 2025

Llevo una semanas liado con varias ferias literarias de autores y autoras regionales, y me está siendo difícil seguir el ritmo de lectura, así que iré subiéndo con menos regularidad hasta que termine la Feria del Libro de Cartagena, ya a finales de octubre.

Este que os reproduzco es el prólogo que escribir en abril pasado para el poemario que nos ocupa, y creo que con su lectura os podréis hacer, desconocidos lectores, una idea de la obra de Mercedes Tormo.

La poesía, desde sus orígenes en la oralidad hasta su compleja manifestación en la literatura contemporánea, se presenta como un fenómeno multifacético que trasciende la mera expresión lingüística.  No se trata simplemente de una sucesión de palabras rimadas o versos métricamente organizados; es una forma de conocimiento, una exploración de la condición humana y un vehículo para la construcción de significado, tanto para el poeta como para el lector. Su estudio, si se diese en los planes educativos, requeriría un enfoque interdisciplinar que abarcase lingüística, filosofía, psicología e historia, entre otras áreas del conocimiento. Por eso, cuando un amigo o una amiga me piden que les prologue un poemario, me sitúan ante una tarea tan desproporcionada como escalar el Himalaya.

El presente poemario, Dejando a un lado a Freud, es un canto a la experiencia, sabiendo desde el primer poema que, conforme la vida nos permite conocerla mejor, nos lleva hacia su fin, nos hacemos sabios, pero vamos perdiendo el tiempo tan frágil y rápido. No es, por tanto, una colección de versos, sino un caminar junto a ella misma, a su reflejo en la vida y, en ella, los problemas, las dudas, que se plantean a cada ser humano.

Mercedes Tormo se aferra a esa experiencia vital, para conocer cuanto le rodea, pero también, y principalmente, a ella misma, reconociendo que el paso del tiempo la ha hecho más sabia, conoce el mundo, se conoce a sí misma y, si ello es posible en cualquier persona, saber afrontar las emociones ante las diferentes circunstancias que la vida va poniendo. ¡Cuán sorprendente me ha parecido, desde el primer poema! Esa sombra que nos acompaña desde que nacemos “me sigues muy de cerca, vieja amiga./ Hablamos de mis sueños y desdichas/ a la luz de neón de la cocina… //… Dices que no se detiene la vida./ Sombra, dama fervorosa y bendita./ Me sigues muy de cerca, vieja amiga”.

Como veis, desconocidos lectores, ella se adentra en un terreno literario complejo y, cuanto menos, sorprendente, ¿acaso busca ese diálogo entre la memoria y el olvido? ¿entre la luz y la sombra? No voy a decir que entre la vida y la muerte, aunque algunos episodios personales que ha tenido a bien compartir conmigo en privado, podrían también encaminarnos hacia ese oscuro enfrentamiento. No olvidemos que la primera parte del poemario lleva por título Desde las entrañas.

No hace muchas fechas leí La muerte de la Muerte, de José Luis Cordeiro y David Wood, y en mi mesilla de noche descansa, pendiente de lectura, La supraconciencia existe: Vida después de la vida, de Manuel Sans Segarra, que cito como ejemplos del interés que para cualquier ser humano tiene el sentido de la vida, y el viaje que a través de ella hacemos junto a la Muerte, en mayúsculas.

Los poemas que leerás a continuación tienen también ese campo de reflexión: el paso del tiempo y el inevitable envejecimiento que lleva acompañado a la enfermedad y, en muchos casos, cada vez más, a la soledad que nos deja indefensos ante la muerte. Poemas en primera persona, es ella la que nos habla, en una atmósfera lenta, algunas veces espiritual, un sentimiento profundo, desde las entrañas.

Este poemario es una exaltación a la pureza de esos sentimientos, mientras la voz de la poeta se eleva sobre la página, enfrentándose a la crudeza enriquecedora de la experiencia. Utiliza el poema para procesar, si lo hay, el dolor, la pérdida, la incertidumbre, el miedo a Ella, a pesar de haberla reconocido como una vieja amiga.

Y sobrevolando todo el poemario, la seguridad de que Freud puede quedar de lado, no es necesario a pesar de momentos de turbadora emoción.

La segunda parte del poemario es menos personal, ya no brota con rabia desde lo más profundo de su ser Odas de amor y otros versos. Y ya en el primer verso nos pone ante el desamor, que ella reconoce como que no es algo personal, no forma parte de su yo. Pero sí que observo una singularidad estilística, algo que ya reconocí en anteriores poemarios de la autora, reflejando siempre la propia fragmentación de la experiencia y esa dificultad de articular la realidad interior que ha venido a superar con el paso del tiempo.

Cada poema se relaciona con el anterior, una continuidad evolutiva, en este apartado, soy un privilegiado al haber tenido la suerte de leer hasta el día de hoy toda su obra publicada, y conocer, a través de la que nos ocupa, su liberación al reconocer el conocimiento más profundo de ella misma.

Encontremos, en su lectura, la esperanza en medio del caos que puede ser la vida, cuando hemos dejado de lado a Freud, una obra que nos conmueve, donde la autora nos ilumina con una poesía profundamente humana.

Francisco Javier Illán Vivas

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