36 maneras de quitarse el sombrero
M.A.R. Editor, 2018
Que un libro de relatos comience avisando que "Los textos reunidos en este libro están creados con animus jocandi, jamás con anumis injuriandi o animus doli", uno puede ya imaginar lo que va a encontrar en cuanto se atreva a abrirlo.
Y esa frase aparece inmediatamente después del clásico "los personajes y hechos que aparecen en este libro son completamente ficticios... cualquier parecido es pura coincidencia".
Para, en cuanto comienzas a leer, y disfrutar del fino humor del autor, encontrarte con nombres tan parecidos a la realidad que debes creer eso de la "pura coincidencia", pero en sentido inverso: es la realidad la que por pura coincidencia se parece a los textos que vas leyendo. Porque, ya es coincidencia personajes como Javier Solana, o Georges Soros, o... que tanto se parecen a los que encontramos en el relato Retrato de Soros con hiena.
Sí, el libro contiene 36 relatos, los mismos a los que alude el título en la forma de quitarse el sombrero, que seguro Miguel Ángel, al que tengo el placer de segir desde hace bastantes años, en vez de quitárselo se lo puso (seguimos con la realidad-ficción al revés), mientras escribía ¿Por qué no te callas?, que no puede evitar que la no literatura se parezca tanto a ella, a la literatura.
En efecto, el lector va a encontrar, a lo largo de las treinta y seis formas de quitarse el sombrero, la gorra o la boina, a personajes muy conocidos, algo conocidos o totalmente desconocidos, y que inevitablemente le van a recordar algo que ha leído, visto o escuchado en cualquier medio de comunicación o red social, porque todos ellos son de una actualidad vibrante.
¿Quien no recuerda a aquella actriz porno que batió el récord mundial de hacer el amor con más hombres en sólo veinticuatro días? También nos daremos cuenta lo que se parece, y es pura coincidencia, con el personaje de El pan ácimo.
A mi, personalmente, me han dejado con cierta intranquilidad dos relatos, El cementerio del Père-Lachaise, cuyo final no termino de cerrar; y el Hieródula bellísima, esos momentos de -otra vez- realidad y ficción, tiempo o no, vida o sueño. Porque los sueños, sueños son... Pero los relatos de Miguel Ángel de Rus contienen todas sus fobias, todo lo que le atrae, todo lo que le repele, siempre desde el fino humor que, quienes le conocemos, le sabemos descubrir y que es más cortante que el fijo de una navaja.
Espero que este volumen de sus relatos no sea el último que nos presente el autor, lleva demasiados años dejando a un lado su obra creativa para dedicarse a promocionar a otros escritores.
Lector, 36 maneras de quitarse el sombrero, te sorprenderá desde la dedicatoria a las benditas gaviotas.
PD: Si eres seguidor del buenismo, de lo políticamente correcto, tal vez no deberías abrir el libro.
PD: Si eres seguidor del buenismo, de lo políticamente correcto, tal vez no deberías abrir el libro.
Francisco Javier Illán Vivas
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