Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

martes, 25 de agosto de 2015

Una Navidad diferente, de John Grisham (Reseña nº 738)

John Grisham
Una Navidad diferente
Ediciones B, octubre 2002

No era este uno de los libros programados para su lectura durante este verano, pero una consulta sobre el autor John Grisham, y los libros que sobre él pudiese contener mi biblioteca personal, me hizo descubrirlo; un libro, por otro lado, que no había leído aún. Desde el 16 de febrero de 2003 está entre los estantes de la biblioteca, pero hasta ese momento no había reparado en él.

La Navidad, un periodo del año que me encanta, siempre me ha encantado. Cuando el trabajo me lo permitía, solía tomarme las vacaciones coincidiendo siempre en la Navidad y, aunque en casa no hemos sido muy de adornos excesivos, sí que hemos venido colocando cada año un Nacimiento y el 26 de diciembre es, desde hace tres décadas, un acontecimiento muy importante para nosotros.

Algo semejante, pero más profundo, deben sentir Nora y Luther Krank cada vez que se acercan estas fechas, pues según los cálculos de Luther, más de seis mil dólares gastaron en la pasada Navidad. Y ésta, la actual, debido al viaje como cooperante de su hija al Perú, será muy diferente; la primera en que no estará junta toda la familia. Así que, tras meditarlo, deciden "saltarse" la Navidad, preparar un crucero por el caribe y, de paso, ahorrarse unos tres mil dólares. Nada de tarjetas navideñas, nada de regalos que no hacen falta para nada, nada de comilonas, sino, al contrario, se ponen al régimen para lucir palmito en el Island Princess. Y, por supuesto, nada de Frosty en el tejado.

Pero no es tan fácil saltarse la Navidad, y se van a dar cuenta. Al menos, no es tan fácil en la calle Hemlock, donde tienen su casa. Y sus amables vecinos no se lo van a poner nada fácil. Nora y Luther superarán todas las pruebas y ya acarician su partida hacia el soñado crucero, cuando...

Ah, pero esto es un cuento de Navidad, desconocido lector. Si no lo has leído, deberías hacerlo.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 21 de agosto de 2015

Pessoa, el señor de la nada, de Francisco Legaz (Reseña nº 737)

Francisco Legaz
Pessoa, el señor de la nada
Ediciones Irreverentes, noviembre de 2014

Lisboa y Legaz, Legaz y Lisboa. Desde que tuve el libro en las manos supe que me iba a gustar lo que encontraría dentro, y eso aunque la novela no hubiese ganado el III Premio Oscar Wilde de novela. No, para mí, para nosotros mejor dicho, para Toñy Riquelme y para mí, Lisboa es una ciudad de referencia. Es verdad que somos parisinos, pero si no lo fuésemos, seguro que seríamos lisboetas.

Hemos tenido la suerte de vivir largos periodos en la capital portuguesa; de perdernos en sus oscuros locales a escuchar fados, de caminar cuestas interminables para subir hasta el Castillo y mirar la ciudad... y, alguna que otra vez, subir en ascensor en la mismísima calle. Lisboa es, como Roma, una ciudad asentada en siete colinas. Y yo, que este año he tenido la oportunidad de actuar en un un pequeño local en el barrio de Alfama, acompañando a una fadista con mi saxo, Lisboa es ya parte de mi.

Decía al principio: Lisboa y  Legaz, he leído a Francisco Legaz y sabía que su escritura me gustaría.

El personaje de su novela nos lo dice casi al principio: el único sentido de la vida no es otro que el que podemos extraer de ella a través de la literatura. Un personaje que se llama Francisco, como el autor, que vive en Madrid y que encuentra un libro que le cambiará la vida: "Atlas de geografía Pessoana", escrito por un tal Leao Borreiro. Porque él, Francisco personaje, lleva toda la vida con la necesidad de encontrarme a mí mismo y encontrar una respuesta para mis preguntas existenciales. Y cree que lo hayará en Lisboa.

Un hombre que nunca consigue que haya coherencia entre lo que pienso, lo que digo y lo que hago. Decide irse a Lisboa (el deseo de esa visita, que permanecía siempre lalente en el fondo de mi alma), abandona a su mujer y a su hija, con la esperanza de encontrar el rastro de aquel amor inesperado que representó Elizabet, además de encontrar desahogo a su insatisfacción crónica.

Con el citado libro entre las manos como guía de la ciudad, sin conocer el idioma, recorrerá las calles lisboetas en busca de la estela que pueda quedar, en el tiempo, de Pessoa o de algunos de sus setenta y siete heterónimos, para descubrir que el implacable ha borrado tales huellas. Sin recursos, descenderá a los infiernos, se buscará la vida entre los contenedores de basura, siempre guiado por la pasión, por encontrar respuestas que no está en el vino de posadas de mala muerte, ni el el robo, ni el la pintura junto a la Torre de Belén.

Francisco, con cada paso, encontrará la nada, y, al tiempo, lo encontrará todo.

Francisco Javier Illán Vivas

martes, 18 de agosto de 2015

Contando estrellas, de Mercedes Tormo Muñoz (Reseña nº 736)

Mª Mercedes Tormo Muñoz
Contando estrellas
Instituto alicantino de cultura Juan Gil-Albert, 2015

Tuve la suerte de leer algunos de estos poemas cuando era tan sólo una ilusión, por parte de su autora, que fuesen publicados. Hablamos y nos escribimos durante un tiempo respecto al contenido del posible libro y a sus temores, los de ella, que todos hemos tenido ante nuestro primer libro, de que merecieran no ya sólo ser publicados, sino presentados al público.

Mercedes hizo llegar el manuscrito al comité de lectura del Instituto alicantino de cultural Juan Gil-Albert, que dirige José Luis Ferris y, a partir de ese momento, se desencadenaron los acontecimientos que han llevado a la publicación de Contando estrellas, el poemario que nos ocupa. Y si el comité de lectura de su departamento editorial decidió dar el empujón para que la poesía de Mercedes Tormo fuese publicada, sentí casi la misma alegría que la autora, pues eran, también, poemas que yo había visto nacer.

Poesía breve, sencilla: no busca la autora que el lector se pierda en sus poemas, al contratrio; busca que comprenda, desde el primer momento, lo que quiere transmitir. Y hace que su poesía sea apta para todos los públicos, como debe ser el poema, límpio, claro y entendible, que el lector conozca lo que la poeta quiere transmitirle.

Hay momentos dedicados al sueño de la infancia, pero yo me he detenido un poco más -otra vez, debería decir- en esos versos en donde la autora, con sentidas palabras, recuerda a su padre.

La poesía va acompaña de los dibujos de Javier Lorenzo, en una cuidada edición del Instituto alicantino de cultura Juan Gil-Albert.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 14 de agosto de 2015

El arte de convencer: Pablo Iglesias, de María Alcaráz (Reseña nº 735)

María Alcaráz
El arte de convencer: Pablo Iglesias.
Ediciones Irreverentes, mayo 2015

"Advertimos que este es un libro retórico, de manual, donde la objetividad ha sido el único método de análisis", nos dice la autora desde el principio, para que nadie se llame a engaño, porque si te dispones a leerlo, como también nos escribe unas líneas antes, es por que tenemos interés en la Retórica y buscamos métodos que nos hagan más convincentes en nuestras conferencias o, ¿por qué no?, en las charlas con los amigos.

Yo me he decantado a leerlo porque me gusta el juego retórico, porque desde que comencé a escuchar a este personaje me recordó a aquel lejano Felipe González Marques que iba a cambiar España, que nos hipnotizó a tantos españoles y que después, le crecieron los enanos, porque ya los tenía dentro. Ahora, el mismo personaje, viviendo como un jeque, nos da lecciones de moral, de eléctricas y de cómo vivir con 432 euros al mes.

Hay muchos mensajes interesantes en la lectura de las primeras páginas de este libro: el buen orador debe procurar ser moralmente honrado; en Retórica es importante el espacio, ya que determina los movimientos sociales, o, al hablar es como si mostrásemos nuestro DNI cultural...

La autora va analizando las estrategias oratorias de Pablo Iglesias, como una cirujana, diseccionándolo, aún estando ella agradecida al personaje por haber devuelto el auge a la Retórica; mientras el lector va conociendo -por curiosidad, porque el personaje le atrae o porque lo odia- sus tácticas y estrategias, sus puestas en escena, en definitiva, qué usa y cómo lo usa.

Además, a lo largo del libro, la autora va dejando consejos para el orador, sea quien sea, el propio lector de su libro, que me parecen muy pertinentes.

Agradable lectura de un libro sobre Retórica tomando como ejemplo a un personaje histórico y actual.

Francisco Javier Illán Vivas

domingo, 9 de agosto de 2015

Oscura lucidez, de Mario Pérez Antolín (Reseña nº 734)

Mario Pérez Antolín
Oscura lucidez
Editorial Baile del sol, 2015

"Nada me reporta más placer que los asuntos desconocidos que aún me aguardan y retan mi capacidad indagatoria".

Breve, profundo, claro y fresco, una lectura que me ha acompañado estas últimas semanas; de un libro, nunca mejor dicho, de compañía. Un libro de guardia, un libro para soportar no sólo el calor, sino incluso entender el porqué nuestros montes están ardiendo en estos momentos, mientras avariciosas manos se frotan pensando en las reclasificaciones del terreno.

Mario Pérez Antolín ha publicado tres libros de aforismos en el plazo de cuatro años y se ha convertido, para los expertos en el tema, en uno de los autores revitalizadores del género aforístico y en uno de los diez autores más relevantes del género.

Poco de oscuro tiene el libro que os comento, y que tan difícil es comentar, pues su contenido nos propone un ejercicio de buscar la novedad, la luz, esa lucidez del título que, como os digo, no es nada oscura, sino todo lo contrario.

Y todo ello basado en la brevedad, algo muy al día, pero alejadísimo de cualquier "tuits", para no llamarnos a engaño. Hay mucho contenido en pocas palabras, las precisas, para plasmar el mensaje de lo que el autor quiere que entendamos.

Es, así os lo decía al principio, un libro de compañía; un libro que no se termina cuando llegas a la última línea, sino que te sigue acompañando, otras jornadas, otros acontecimientos, otros muchos momentos.

El mío, el que he leído, sigue acompañándome, iluminando las oscuridades con su tremenda lucidez.

Francisco Javier Illán Vivas

martes, 4 de agosto de 2015

De mutuo acuerdo y otras obras menudas, de Diana M. de Paco Serrano (Reseña nº 733)

Diana M. de Paco Serrano
De mutuo acuerdo y otras obras menudas
Ediciones Irreverentes, junio de 2015

Hace unos años, Miguel Ángel de Rus se empeñó en que el teatro también se lee, y ese esfuerzo como editor de Ediciones Irreverentes le llevó a recibir el Premio a la mejor labor editorial 2014 de la Asociación de autores de Teatro y, aún más atrevido él, en los tiempos que corren: a convocar un Premio Irreverentes de Comedia.

El libro que comento esta semana es el ganador del I premio Irreverentes de Comedia, de una autora profesora titular de filología griega en la Universidad de Murcia y amiga de buenos amigos de quien esto escribe, como Charo Guarino, Santiago Delgado... y otros que estuvieron en la lectura dramatizada de los textos de la segunda parte del libro, Menudencias, en el Museo de Bellas Artes de Murcia, el pasado 13 de febrero.

De mutuo acuerdo es una divertida comedia de un hombre que decide matar a otro, que estaba a punto de morirse, para demostrar que él no es un asesino y que, además, tiene la carga sobre sus espaldas de haberse quedado pegado a un abrigo de piel de camello trotón (de ahí largo título de esta primera obra: De mutuo acuerdo o el concierto del hombre con un abrigo pegado a la piel).

Debajo de esta absurda situación la autora, con muy buen humor, nos describirá las difíciles negociaciones de una separación matrimonial, y los casi siempre nefastos resultados para el hombre. Importante es, en el sustrato de la obra, las alusiones permanentes a las psicólogas de las dos ex esposas del mal llamado Fermín, y a la lapidaria frase reiterada :"porque las psicólogas de mis ex mujeres, de mutuo acuerdo, dicen que sería perjudicial para ellos, para su desarrollo mental y emocional", que nos podrán hacer reír, pero qué carga llevan a lo largo de la obra.

El mal llamado Fermín, es decir, quien mató a un hombre para demostrar que no era un asesino, el mismo que está pegado a un abrigo de piel de camello trotón, al final, decidirá hacerse cantautor y farandulero, porque eso es, según las psicólocas de sus ex mujeres, beneficioso para sus hijos, que los tiene, y bastantes, con una y con otra.

Menudencias son seis humorísticas piezas breves que pondrán la guinda sobre esta obra.

Francisco Javier Illán Vivas